Mateo.
Me despierto por el ruido de la alarma de mi camioneta, me levanto con cuidado porque Jose duerme tranquila, salgo con mi arma en la mano, abro la puerta viendo a los vecinos mirando por la ventana en la entrada, y el muchacho que vive de mi lado iba encarando a salir.
—Vecino, es su camioneta.
—Si, la escuché, salgo yo.
—Estaba por golpearte la puerta. —abro la puerta saliendo con las llaves y el arma en mi otra mano, doy vuelta por la camioneta viendo si rompieron algo o la forzaron—. ¿Y?.
—No hay nada, no esta forzada. —me giro viendo a Jose en la puerta cruzada de brazos con mi remera que se ve preciosa—. ¿Vecina, se podría fijar en sus cámaras por favor?, para saber si anda alguien y si se le ve la cara asi ponemos mas cuidado.
—Si, me fijo y te mando.
—Mándelo al grupo asi todos vemos. —voy con Jose que varios la miran donde no la habían visto nunca—. Entremos preciosa.
—¿Esta todo bien?.
—Si, tal vez probaron a ver si tenia alarma o no. —la envuelvo por los hombros dándole un beso—. No pasa nada. —abro la puerta de mi casa asi entra—. Nos vemos vecinos. —entro a la casa cerrando con llave y una traba—. Vamos a dormir.
—¿Cómo hacemos para dormir ahora?.
—Durmiendo, en la cama. —me empuja de la panza donde me da risa, dejo el arma en la mesa con el seguro puesto que me doy cuenta que se lo saqué sin darme cuenta—. No te preocupes, no pasa nada.
—Bueno, vamos entonces. —en la cama se acuesta enseguida y me da algo ver como la remera se le sube mostrando las nalgas—. Ven, no te quedes ahi viendo.
—Quiero verte, tocarte, hacerte mía... —subo por sus piernas sonriendo, le voy dando besos en sus piernas y caderas sintiendo lo suave que es—. ¿Puedo?.
—¿Trabajas mañana?.
—Si. —le subo la remera un poco dándole besos en el vientre—. Entro a las dos.
—Tienes que descansar, son las seis.
—No pasa nada, me recupero algún día.
—¿Algún día?.
—Salgo a las diez de la noche. —subo mas la remera y bajo la copa del corpiño—. Te paso a buscar y venimos.
—Pasado mañana trabajo.
—Te vas de aca, te llevo al trabajo.
—Bueno, mmggg. —chupo su pezón bajando la mano a su intimidad tocándola con suavidad—. ¡Oh mi Dios!.
—Si lo quieres.
—Siii, obvio que si, —le saco la bombacha, me bajo el bóxer y entro en ella—. Uujjj, para Mate, no te pusiste preservativo.
—La saco antes.
—Si estas, mmgggg. —sé que es un gran error, sé que es un riesgo innecesario, pero no puedo parar, muevo las caderas con fuerza—. Uuhhhh.
—¡Oh mi Dios!.
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Me levanto medio desorientado, tengo calor y sed, miro a mi lado donde Jose no esta, me levanto casi cayéndome donde la vez anterior que me desperté no estaba, se había ido y no me respondió ni un mensaje como por dos semanas, corro por el pasillo dispuesto ir a su casa a decirle qué le pasa que me hace eso cuando siento olor rico y ruido en la cocina, hay una barra y una pared donde no deja ver la cocina desde el pasillo.
—Ah, te iba a ir despertar. —esta con la ropa del casamiento—. Es tarde, te cociné asi te llevas y comes cuando puedas.
—¿Qué hora es?.
—Una y veinte, perdón por no despertarte antes. —pone las manos en mi pecho haciendo punta de pies donde esta descalza, y me da un beso—. Cámbiate y guardo la comida en taper asi te llevas.
—Gracias, voy a ponerme el uniforme.
—Te espero. —me cambio rapido, agarro una mochila con una remera de repuesto, medias limpias, otro boxer, crema, desodorante y perfume, hace mucho calor y el olor es demasiado entre tantos hombres—. Bien, ya estoy.
—¿Te llevas... Wooouuuu. —pongo una mano en mi cadera alzando las cejas—. Te ves demasiado apuesto.
—Tengo que conquistar el mal.
—¿De qué manera?.
—Con mi belleza mi vida.
—Bueno, vas a combatir el mal en un solo día.
—Uf, mi sueño. —la agarro de la cara dándole besos—. Que cagada que tenga que trabajar sino, volvemos a la cama donde no te dejo.
—Ya vamos a poder hacerlo, si no trabajamos no podemos comer para tener fuerzas para estar en la cama.
—Uujjj, como quisiera que no tengamos que comer.
—Bueno, ya te preparé la comida, no sé qué mas llevas.
—Mi taza térmica... —vamos a la cocina donde abro un estante y la tengo ahí—. Unos tes para cuando me dé hambre y mis cubiertos.
—Ah bien, ya voy a ir aprendiendo y te voy a mimar. —salimos de la casa donde vemos a los mismos pibes de ayer ahi, sentados sin hacer nada—. Me da cosa que te entren a la casa.
—No pasa nada, no pueden entrar.
—¿Cómo estas tan seguro?.
—Porque si entran los voy a partir y van a saber que no debieron entrar.
—¿Vas a esperar que te roben?.
—Me serviría para entrenar box. —voy a su casa a dejarla sin ganas—. A la noche te paso a buscar a penas salga.
—¿Sales a las diez?.
—Si, diez y diez mas o menos estoy aca, pido comida asi que ahi la pasamos a buscar y nos vamos.
—Dale, voy a estar lista.
—Llévate ropa, asi te puedes bañar en mi casa y cambiarte.
—Bueno, me armo una mochila entonces. —agarrándola de la nuca la beso un buen rato saboreando su boca—. Cuídate, y cuando puedas escríbeme.
—Si, tu también. —espero a que entre a su casa y me voy sonriendo al trabajo, bajo sabiendo que debería parar porque me van a preguntar pero no puedo, estoy feliz.
—Ey, Mateo espérame. —Mauro viene llegando también—. ¿Cómo estas?.
—Bien, ¿y tú?.
—Bien, que sonrisa, ¿Qué te pasó de bueno?.
—Uufff, muchas cosas. —me da unos golpes en la espalda que me da risa.
—Cualquier cosa que quieras hablar o preguntar cuenta conmigo.
—Si, lo sé, ahora no, pero sé que mas adelante voy a preguntarte muchas cosas. —le abro la puerta asi entra—. ¿Sabes qué vamos a hacer ahora?.
—Por ahora nada, tenemos que terminar el papelerío y ahi vamos a ver un conventillo.
—Bien, hola. —Alejandra esta en la entrada junto con el nuevo que esta a cargo de recibir las denuncias y clasificarlas, y eso les enoja, uno por ser el nuevo y la otra por algo asi un castigo.
—Mateo esto es tuyo... —me da los papeles que debo revisar—. Mauro los tuyos.
—Fua, mira la diferencia. —los comparamos y lo de él es cuatro veces mas grande—. Ven asi me ayudas.
—Puedo ayudarte Mauro.
—Sabes que no puedes salir de ahi.
—Dale Mauro, no tuve la culpa.
—Bueno, dile a Ignacio entonces, ven Mateo. —no sé qué hizo y no me interesa mientras no tenga nada que ver, porque nos llevamos para la mierda entre nosotros—. Bien, no creo que terminemos esto enseguida, hacemos la mitad y vamos a dar unas vueltas, volvemos y volvemos a salir.
—Dale.
—Presta atención que luego vas a ser tú el jefe de la unidad.
—Dios me libre. —vamos a su oficina donde trabajo también, debería estar haciendo mi papelerío en la entrada, pero tengo la llave de las oficinas de Mauro, Ignacio y Patricio, cuando ellos no estén puedo entrar a trabajar, porque hago eso, trabajar—. Voy a comer porque no lo hice.
—¿Porqué?. —me siento sacando mi compu, cuaderno, cartuchera con cosas y los taper de comida, y él va revisando los estantes con libros y papeles—. ¿No alcanzaste a comer?.
—No, me levanté casi una y media.
—¿Eh?. —se gira viéndome con mucha duda.
—Si, pero me traje comida.
—¿Pasaste la noche con la hermana de Pato?.
—Si, y sabes... Cambiando un poco de tema, anoche me quisieron abrir la camioneta, la vecina mandó el video y se ven los pibes.
—Pásamelo asi vemos si podemos hacer reconocimiento.
—Dale. —le paso el celu y abro el taper mas grande viendo milanesa con papas fritas, unos huevos duros y tomate, lo único que tenia en la heladera, y en el otro fruta picada—. ¿Quieres comer?.
—No, paso, Lili hizo una paella tremenda, me comí casi todo, Marti se reía a carcajadas al verme comer.
—¿Se siente raro tener una hija pequeña y nietos?.
—Si, muy raro... —sonríe sin dejar de escribir en su computadora—. En el sentido que siento muchas veces como si fuera mi primer hija, es muy diferente todo, con los chicos estaba a full trabajando porque necesitaba darles de comer a todos y ganarme este puesto, entonces poco y nada pasaba con ellos. —mira unos papeles y vuelve a la compu—. Y ahora tengo mas tiempo, comparto con ella un montón, la hago dormir cosa que con los chicos no pasó, y Lili dice lo mismo, que es muy diferente todo con ella, encima es la única que tenemos en casa, peor aun, muñecas por todos lados, Lili bajó muchos cambios con Marti porque con los chicos no los dejaba dejar cosas por todos lados, y mis hijos siempre dicen, ay, la bebé la dejan hacer lo que quiere y ella les hace burla.
—¿La querías tener?, —me mira alzando las cejas—. Perdón, es algo personal.
—No, no la quería tener y Lili tampoco. —me saca una papa de los nervios debe ser—. Lo hablamos un montón, fue una semana super intensa en donde no sabíamos qué hacer, no queríamos abortar pero tampoco tenerla, hasta que le dije, sabes, vamos a seguir adelante y por algo es, tal vez es lo que necesitamos y le vamos a hacer frente como siempre le hicimos frente a todo, lloraba mucho porque no quería no sentir nada, imagínate, con cuarenta y un años recibiendo otro hijo, da miedo... Llegó y al verla, esa primera vez en conocerla supimos que iba a ser algo hermoso, la nueva oportunidad de ser padres de nuevo y disfrutarla, porque es ella sola, no sabes, salimos a todos lados con ella, y no es que con los chicos no pudimos, siempre fuimos de vacaciones y salimos, pero cinco hijos a la vez no es fácil, era andar renegando y estresado de que no se me pierda uno, que no se me lastime uno, que no me toquen a uno, y ahora no, la paso genial con mi bebé.
—Que lindo, es tan amorosa que me encanta.
—Es un amor, peleadora porque sus hermanos la pelean, Luna que tiene treinta y tres, imagina como la pelea a su hermanita de diez años que le hace frente sin que le tiemble el pulso, pero un amor, es mi mayor debilidad sinceramente, me dice que salte y le pregunto que tan alto, cuando Luna llegó tenia dieciocho, y de ahi no paramos hasta los veinticinco, Gustavo llegó cuando tenia veintisiete y crei que iba a ser el ultimo, y llega mi corazón a enseñarme ser hombre.
Lo escucho sonriendo, siempre habla de sus hijos, no solo de Martina, sino de sus otros cinco hijos mas, los cuales comparto mucho con ellos porque me invitó siempre a sus cumpleaños, fiestas como el día del padre, de la madre, navidad y año nuevo, y yo fui a cada invitación a compartir con él y su familia, admirando la confianza que me da, porque invitarme a esas festividades es abrirme la confianza de sus hijos, y sus hijos me invitan a sus cumpleaños y de sus hijos, tengo los números de todos con los que nos mandamos mensajes debes en cuando, tengo una muy buena relación con él y toda su familia, nunca me hicieron sentir que sobraba, sino uno mas de ellos y se lo agradezco muchísimo, me enseña lo que es realmente una familia.
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Holis, les recuerdo que hay reto de 400 votos para el sabado 9, recuerden que los votos en Dreame y Sueño Novela son igual de importantes, y los comentarios aun mas.
Besos, espero les este gustando las historia.
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