―Qué mala que sos ―le dije a mi hermana―. A papá si le permitís que te mire las tetas, el culo, la concha… pero a Magnus lo puteás. ―La que le tiró con la esponja fuiste vos. Además él es un pajero… papá no. ―Eso es muy cierto, ahora el muy pajero seguramente se va a hacer… bueno, lo que hacen los pajeros. El domingo se le paró la pija cuando me vio desnuda. ―¿De verdad? ―Si, de verdad. Se notó muy clarito, él también estaba desnudo ―sabía que estaba siendo muy injusta con mi hermano, porque a mí se me mojó la concha cuando lo abracé. Al fin y al cabo esas reacciones son involuntarias. ―Bueno, si es tan pajero como yo pienso que es, le dimos una imagen que para recordar. Pero más vio durante el juego de póker… todavía se debe estar pajeando pensando en tu culo. ―Eso es tu culpa ―l