Al quedarme de nuevo solo volví a centrarme en la descomunal orgía en que se había convertido la boda pero sin dejar de pensar en lo excitante y placentero que me resultaría ver desnuda y poder tocar a Anne Lise. Estaba tan absorto en ello que no me percaté de que cinco mujeres que, aunque se conservaban muy bien, iban vestidas con ropa que las daba un aspecto bastante juvenil y estaban de lo más potable, andaban en torno a mi edad y que, al permanecer vestidas, evidenciaban que aún no se habían estrenado se estaban acomodando a mi alrededor. Cuándo me di cuenta de su presencia las féminas estaban centradas en mirarme y sin el menor disimulo, la tranca y aunque todas parecían arder en deseos de disfrutar de semejante m*****o viril y por las razones que fueran, ninguna estaba dispuesta a to