Las cartas volvieron a nuestras manos y todos las miramos ansiosos. Supuse que esta vez nadie quería perder, porque los desafíos se habían vuelto muy intensos. Me imagino que tanto mi hermana como yo no queríamos estar en la misma situación que Magdalena, con el culo en pompa, mientras nos metían la pija en frente de toda la familia. Sí, imaginarme en esa situación me causa un poco de morbo, no lo voy a negar; pero todavía me queda un poco de orgullo y amor propio. Como mis cartas eran horribles, decidí retirarme de la partida en la primera ronda. Valeria hizo lo mismo, cuando fue su turno. Sin embargo no contábamos con que en la siguiente ronda se retirasen mi tío y mi papá y que al final, cuando se decidiría quién ganaba, Magnus también decidió retirarse. Posiblemente sospechó que mi mad