—Lo entiendo —dijo mi hermanita, poniéndose de pie—, y prefiero ayudar a Lourdes, ya que Lucy me da permiso. Asumiré las consecuencias de la derrota. —¿De verdad harías eso? —Preguntó Lourdes, sorprendida—. Sabés que si perdés tenés que chupársela a tu madre… —No te preocupes, ya jugué a otras cosas con mi mamá, y ya me tocó perder. No es para tanto —dijo, encogiéndose de hombros. La pequeña comenzó a desnudarse—. Eso sí, me gustaría que ella también se quite toda la ropa —dijo, señalando a Barbarita—. Es raro que sea la única que está vestida. —Es cierto —dijo Lourdes—. Barbi, ¿supondría un problema sacarte la ropa? —No, mami. Puedo hacerlo. A esta chica le gusta estar desnuda frente a la gente, aunque ella no entienda muy bien por qué. Eso lo descubrí cuando salió al balcón completa