Esto estaba mal, no necesitaba que nadie me lo dijera. Entendía perfectamente una chica no debería ofrecerse para chuparle la pija a su hermano, mucho menos una chica como yo, capaz de conseguir un hombre con relativa facilidad. Sin embargo, durante las extensas sesiones de strip póker, comencé a desarrollar un morbo incontenible por lo prohibido.
Me puse de rodillas delante de Magnus. La ansiedad me llevó a agarrar su v***a al mismo momento en que abría grande la boca. La tragué tanto como pude; el sabor amargo en lugar de disgustarme me agradó. En cuanto comencé a mover mi cabeza de arriba abajo dando decididas chupadas, mi ansiedad comenzó a disminuir. Definitivamente chupar pijas funciona como un sedante para mí. Poco a poco lo fui haciendo con más tranquilidad, para disfrutar el mom
