En efecto, la mujer era toda una experta, que chupaba la v***a sin dificultades a pesar de tener ambas manos ocupadas, y de que su cuerpo se movía constantemente debido a las intensas penetraciones. La imagen se tornó algo grotesca cuando un montón de saliva de la chica se fue deslizando por su rostro. Era el efecto que le producía el m*****o que entraba una y otra vez en su boca. Vi que Mel ponía cara de espanto, pero sin poder dejar de mirar. Fernanda parecía una niña viendo un programa que la divertía mucho, pero detrás de ese aparente disfrute infantil noté que estaba sumamente excitada. Sentí la respiración entrecortada de Mimi, quien parecía agitada. Me dieron muchas ganas de meter mano en ella, esta vez sin ninguna contemplación, pero me contuve. Delante de las otras no podía hacerl