Anales Duros

1861 Words

—No, ni de casualidad —respondió mi madre acariciándose una nalga—. Me rompió el orto. Auch… mañana me va a doler un montón. Sos muy brusco Magnus. Perdiste. —Pero… tengo otra oportunidad, ¿cierto? —Sí, es cierto —dijo Lourdes—. Y creo que tendrá que ser con Gabriela. —Muy bien —dije, poniéndome de pie—. Que así sea. Solo quiero recordarle a mi hermano que si esta vez falla el desafío, tendrá que irse del living. Los que no participan ni siquiera pueden mirar el juego. Esa es una regla que establecimos hace mucho. —Muy cierto —dijo mi madre. —Me parece lo más justo —secundó Lourdes—. Tenés una última oportunidad, Magnus. No la malgastes. Me coloqué en cuatro frente a mi hermano. Él se puso sobre mí y me agarró las tetas. —Prepará el orto, putita —me dijo al oído. Se me puso la piel

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