A pesar de que Florencia y yo no somos grandes amigas, me sentí en la obligación de ayudarla, al fin y al cabo ella será mi futura cuñada… quizás por partida doble. Tal vez en otra familia se sentiría un tanto raro que tu hermana sea la novia de tu cuñada, pero en mi familia se vería como algo mundano y sin demasiada importancia. Encontré a mi hermana boludeando con el celular en el patio, solo tenía puesta una remerita y nada más. Los pezones se le marcaban en la tela y por debajo asomaba su concha perfecta y lampiña. Era de noche, pero las luces del patio hacían que todo se viera a la perfección. —¿No vas a usar ropa? —Perdón, no sabía que estabas en casa. Solo intento provocar a Lourdes o a Barbarita. —Ah, ya veo… —miré el balcón y efectivamente allí estaba Barbi, sonriendo. Me salu