Siempre huí de las tareas domésticas, pero últimamente es la única forma que encuentro para mantener la mente despejada… sin necesidad de caer en el sexo. Estaba lavando los platos y mi mamá se acercó para ayudarme. Ella tomó un trapo limpio y comenzó a secarlos. Cuando la vi inclinada sobre la mesada me percaté de que ella tenía puesta la parte superior de un bikini verde y amarillo y una corta minifalda de jean. Después de espiar con más dedicación descubrí que la concha se le marcaba bajo la tanga. Me mordí el labio inferior y por la distracción casi se me cae un plato al piso. Logré atraparlo, luego de malabarear un poco con él. —¿Querés que yo siga lavando y vos secás? —Me preguntó mi mamá, viendo que su preciada vajilla corría peligro. —Está bien, mejor así. Intercambiamos posici