Se nota que la chica estaba acostumbrada a desnudarse delante de la gente, no tuvo ningún problema en hacerlo, y no se quitó solo los pantalón, se sacó hasta la última prenda de vestir, mostrando que además de una hermosa concha, perfectamente depilada, también tenía unas tetas muy hermosas. Me dieron ganas de chuparselas en ese preciso instante, pero me contuve. Bajé de la silla de revisiones… dejándome la estaca metida en el orto. La disfrutaba mucho, aunque nadie la estuviera moviendo. Martina tomó mi lugar y separó sus piernas frente a su padre. Sí, me quedó claro que estos dos se habían visto las partes íntimas más de una vez, ella incluso separó los labios de su concha con los dedos. ―La tengo un poquito mojada ―dijo, con timidez. ―Mejor así ―aseguré―. Me hace más fácil la tarea.