—¿Qué cosita? Si ya te vio todo —se quejó la pequeña—, llevátelo al boludo ese y no jodas. —¡Che! Estoy acá —se quejó Magnus una vez más; pero lo ignoramos completamente. —¿Qué tenés que mostrarme? —preguntó mi papá bajando de la cama. —Es una sorpresa, acompañame —él asintió con la cabeza y comenzó a caminar hacia mí. —Pero yo quiero que me cojmpffff.... —Valeria no pudo pronunciar la última palabra porque mi tío Henry le clavó la v***a en la boca y la sujetó por la cabeza. —Vayan tranquilos —dijo mi tío riéndose—, de esta putita me encargo yo, no le van a quedar ganas de quejarse —Valeria, sin chistar, se puso a chupar la v***a con mucho ímpetu mientras se frotaba el clítoris con uno de sus pequeños deditos. Me hubiera gustado quedarme un rato más, para ver cómo mi tío se cogía a