—No exactamente, lo hacía pensando en el contexto general, en lo que había logrado. Como ya sabés también empecé a hacer ese jueguito con algunos de tus amigos. Tanto ellos como vos aprovecharon para toquetearme cuando tenían la oportunidad. Tu amigo Santiago me arrimó un montón de veces y llegó a acariciarme la v****a por arriba de la bombacha en más de una ocasión. La gran diferencia entre Santiago y vos, era que a él sí me lo podía coger. Estoy segura de que esa vez que me viste haciéndole un pete no fue la primera vez que se lo hice, ni la última. —¿Te cogiste a otro de mis amigos? —Analía esquivó la mirada de Ariel—. No te lo digo como reproche, mamá. Si lo disfrutaste, entonces me alegra que lo hayas hecho. Si vamos al caso yo me cogí a la tía y a Gabriela, lo hice sabiendo que pod