POV Rosa: Nuestro baile se detuvo y al terminar, oímos los aplausos de los invitados. — Creo que ya es hora — le comenté a Gabriel, y él asintió, entendiendo a lo que me refería. Soltando mis manos, se dirigió en busca de la nonna, Brunela también se había percatado de esto, y dejando por unos minutos a solas a Ariel, se marchó detrás de su hermano. Hice la señal a los músicos para que dejaran de tocar, al mismo tiempo que las luces se enfocaron en las escaleras, para luego dar pase a la magnífica presencia de la matriarca de los Grimaldi, luciendo tan elegante y bella como solo ella sabía hacerlo. La nonna descendió en compañía de sus dos nietos para encontrarse con los invitados. Al llegar frente a mí, abrió los brazos y me dio un fuerte abrazo. No hizo falta palabras, ambas sabíamos