POV Rosa
Perla no pudo pronunciar una sola palabra más, tal parecía que al fin se había tranquilizado y dejaría a un lado sus berrinches. Sin embargo, lo bueno de todo esto era que al fin había sacado a la luz su verdadera personalidad. Aunque conmigo no tenía que fingir, pues aunque sí hubiera seguido mostrándose como una dulce y delicada mujer, yo sabía cómo era realmente: alguien calculadora, fría, que no tenía sangre en la cara para dirigirse a mí como si entre nosotros jamás hubiera pasado nada malo, como si nunca me hubiera traicionado.
Dio media vuelta sobre sus talones y se marchó.
—Qué mujer tan insoportable —comenta Ariel luego de que ella se va—. No sé cómo has podido soportar vivir durante tantos años en la misma casa que ella, imagino que la madre debe ser peor.
—No te pr
