Capítulo 7

2294 Words
Despertarse con el canto de un gallo y los aullidos de unos lobos que parecían estar horriblemente cerca de la casa que le habían dado para vivir junto al resto de sus compañeros, fue una nueva experiencia para Andy que se estaría repitiendo, hasta que se acabase el periodo de tiempo que prometieron estar ahí para ayudar. Y a diferencia de sus compañeros, Andy no estaba particularmente molesto por la casa que preparan para ellos durante su estadía. Sí, era un poco molesto el tener que compartir un espacio con otros, especialmente cuando estaba acostumbrado a estar solo, pero esa era el único factor realmente molesto de la situación. Considerando todo lo que había apreciado el día anterior en la manada Luz de luna, el pequeño humano si apreciaba la casa que le habían entregado, a diferencia de sus compañeros, que parecieron haber ignorado o pasar por alto que la mayoría de las casas que apreciaron al llegar, aquella que prepararon para ellos, era de lejos la que en mejor estado pudo apreciar. Sí, a la casa le faltaba una nueva pintada tanto en el exterior como en el interior. Algunas tablas del piso deberían de ser cambiadas por otras en mejor estado y unas cuantas recibir otro clavo para que no chillaran al pisarlas. Y ciertas partes del techo necesitaban una mejora, ya que parecía que con un fuerte viento esta volaría por completo. Pero los cambios que en su mayoría necesitaban, eran estéticos, ya que desde un principio habían sido advertidos que la manada Luz de luna, no contaba con cualquier fuente de electricidad, por lo cual por supuesto que no se encontraban las comodidades con las cuales uno podría contar en una casa o departamento en la ciudad, como las ampolletas, refrigerados, microondas, cocina, cafetera, tostadora y cualquier otro objeto tecnológico existente destinado a mejorar la vida de los humanos. Y eran precisamente, ese pequeño conjunto de cambios, que al combinarlo con el estado en el cual se encontraba la casa, que tenía a todos los compañeros de Andy con un pésimo humor que no hacían más que quejarse de la situación. O al menos ese era el caso de Lucio, a quien el pequeño humano ya había tachado como el pesimista y quejoso del grupo. Por otro lado, Loretta hacía muecas llenas de disgustos, y Marvin se mantenía totalmente neutral, sin quejarse, pero tampoco intentando animar a otros insistentemente como Russell. Andy, por otro lado, simplemente se mantenía en un distante silencio en lo que pensaba en todas las cosas que la manada Luz de luna necesitaba mejorar, siendo su hosco líder una de ellas, aparentemente. Y el solo recordar el gran hombre semi desnudo de penetrante mirada dorada, provocaba que las cejas del pequeño humano se juntaran sin lograr comprender por qué este le había estado observando con tal atención el día anterior. —Si tienes alguna queja sobre nuestros planes, deberías de decirla ahora en vez de guardártela y hacer pucheros. La irritante voz de Lucio sacó a Andy de sus profundos pensamientos. Parpadeando un par de veces, colocó su mirada en dicho molesto compañero. —No estoy haciendo pucheros. —Si, claro, y yo soy un tipo millonario que está aquí por placer y no porque necesita el estúpido dinero —resopló. —Pero, ¿apoyas el plan de arreglar esta casa antes de comenzar a trabajar en la manada? —preguntó Russell, observando al pequeño humano. Observando a su alrededor, Andy empujó sus lentes más hacia arriba y asintió. —Pero creo que primero deberíamos de ocuparnos del agua y la comida, por lo que vi ayer, no estamos conectados directamente a una cañería que nos produzca agua y los muebles están completamente vacíos, a excepción de servicios, platos y ollas para cocinar —explicó. —¿Y dónde se supone que vamos a cocinar si no hay gas aquí? —cuestionó Loretta. La mirada de Andy instintivamente viajó hacia un costado de la casa, provocando que todos le siguieran. —¿No se supone que es una chimenea? —preguntó Russell con tono confuso. —No, el fierro en la parte superior es para colgar una olla y cocinar en esta con el fuego abajo —explicó Andy—. En tiempos antiguos se cocinaba así. —Podría ver si hay los materiales suficientes para hacer una cocina a leña —comentó Marvin—. Será parecida a una cocina normal, pero en vez de utilizar gas, se hará con troncos de leña partidos. —Eso suena mucho mejor —asintió Russell, aplaudiendo. —Pero primero tenemos que ocuparnos de la comida —les recordó Lucio—. Esperaba que el líder de la manada o las dos personas que nos presentó se ocuparan de darnos todas las comodidades posibles, pero es bastante obvio que tendremos que encargarnos de todo por nuestra cuenta. —Nos advirtieron de ello desde un principio —le recordó Andy. Con la puerta abriéndose repentinamente de forma abrupta, la atención de los cinco humanos recayó en la entrada de la casa y observaron a tres personas desconocidas entrar con seguridad, como si tuvieran todo el derecho de hacer aquello. Aunque por supuesto, la gran memoria del pequeño humano inmediatamente reconoció a esos cambiaformas como aquellos que tanto enfrentaron al líder Drake el día anterior. —Y pensar que incluso se tomaría la molestia de preparar una casa especialmente para ustedes —pronunció la mujer con cierto desaire mientras observaba a su alrededor. —Eso no es lo importante, Petra, recuerda a lo que hemos venido —anunció el hombre que tenía ciertos rasgos parecidos. —Entrar en la casa de otra persona sin invitación, es una gran falta de respeto —comentó Russell. Quien, al igual que los demás, observaban con sus cejas fruncidas la repentina invasión no deseada. —Nosotros no somos unos don nadie como ustedes como para que nos hables con esa seguridad descuidada —expresó el otro hombre. —Sin importar quienes sean, no creo que tengan derecho alguno de interrumpir en la casa de otro —indicó Loretta—. Como Russell dijo, esta es una clara falta de respeto y privacidad. —Somos los miembros del círculo interno, tenemos todo el derecho del mundo a hacer lo que queramos —expresó la mujer con arrogancia. —Ella es Petra Mcneil, yo Pascal Mcneil y él es Kaled Borber, los miembros que componen el círculo interno —se presentó Pascal señalando a cada uno. —Nosotros somos-... —No me interesa saber en lo más mínimo sus nombres —espetó Kaled, interrumpiendo a Russell. —Nosotros tampoco teníamos el mínimo de su interés por saber de ustedes —murmuró el pequeño humano solo para él mismo. Y a pesar de que Andy utilizó un tono bajo, aun así, recibió un par de miradas ofendidas por aquellos hombres lobos molestos. —Como miembros del círculo interno, tenemos la responsabilidad de venir a darles la última oportunidad —anunció Petra repentinamente con un orgulloso tono. —¿Círculo interno? —repitió Lucio. —Las únicas personas que realmente ven por esta manada, se preocupan y tienen la responsabilidad de cuidar a todos los miembros —expresó la mujer. —¿Oportunidad para qué? —preguntó Marvin. Y a pesar de que del grupo de humanos, era el más grande y fuerte, con el cuerpo de un luchador profesional, aun así, los otros tres ni se inmutaron cuando cruzó sus brazos y les enfrentó. —Para que se larguen de aquí, obviamente —resopló Pascal—. No sé con qué mentira ese demonio les ha traído hasta aquí, pero si saben lo que es mejor para ustedes, tomarán sus cosas y se irán ahora mismo. —Drake solo está jugando con ustedes, ese tipo ni siquiera se le puede considerar una persona, es una completa bestia irracional sedienta de sangre que los ha traído solo por su malvado plan —aseguró Kaled—. Ustedes mismos lo vieron ayer, solo es un imbécil egoísta que abusa de su poder sobre nosotros. Ante el repentino silencio que invadió la casa, Andy observó a sus compañeros y contempló la clara duda en sus rostros. —Si se quedan aquí, sus vidas comenzarán a correr peligro —añadió Petra—. Drake es la clase de demonio que se divierte cazando a su presa antes de matarla, y eso es precisamente lo que hará con ustedes. —Si Drake es tan mal líder, ¿por qué aún no lo han sacado de su puesto? —preguntó Andy repentinamente. La atención de los tres cambiaformas inmediatamente recayó en el pequeño humano con dichas palabras. —¿Qué parte de la que es un demonio sediento de sangre no has entendido? —bufó Kaled—. Nosotros ni siquiera lo elegimos como el líder de la manada, él solo tomó el poder matando a su propio padre —se lamentó—. Y si se quedan aquí, eso mismo hará con ustedes. —Pero nos ha traído para que le ayudemos con su manada —les recordó Andy—. Y con lo poco que vi ayer, puedo decir que si necesitan mucha ayuda. —No, nosotros estamos bien así como estamos ahora —rechazó Petra. —Pero es como si se hubieran quedado varios siglos atrás —comentó Russell con cierta confusión—. Ni siquiera la manada del príncipe Caspian está tan atrasada. —Toda nuestra vida hemos vivido de esta manera, la excusa del cambio solo fue para atraerlos y así jugar con ustedes —aclaró Pascal—. Ese hombre es tan malvado, que disfruta viendo sufrir a los demás. ¿Qué no lo vieron ayer? Fue él quien les trajo e hizo que toda la manada tuviera miedo de ustedes. —Bueno, eso es un poco contradictorio, ya que ustedes son los que le interrumpían y decían cosas malvadas de nosotros que los demás miembros de la manada terminaban creyendo —argumentó Andy. —Eso lo hicimos por órdenes de Drake —esperó Petra—. Él nos ordenó que hiciéramos eso. —Pero... ¿Por qué no decirnos eso ayer inmediatamente en vez de crear esa situación para que todos nos odien? —comentó Andy. —¿Qué parte de que le tememos a Drake no entiendes? —espetó irritado Kaled. —La que no parecen que le teman, realmente, ya que de ser así, no estarían aquí hablando mierda de él —respondió—. Unas personas asustadas habrían hecho una rápida visita silenciosa, diciendo lo necesario, para luego irse. —No puedo creer que nos estén tratando de esta forma cuando solo intentamos ayudarles —resopló Petra. Observando a las tres personas, el pequeño humano negó sin poder creer del todo en sus palabras. Ya fuera por su arrogante actitud, o porque sentía que se contradecía a ellos mismos, como fuera Andy no iba simplemente a confiar en ellos y sus palabras. —Gracias por su advertencia, pero al menos yo me estaré quedando —anunció. —¿No entendiste que estás en peligro aquí? —cuestionó el tipo Kaled sonando irritado. —Le prometieron nuestra seguridad al príncipe Caspian —indicó encogiéndose de hombros—. Y considerando que la manada del príncipe Caspian es por mucho superior a la suya, contando incluso con armas, dudo que su líder vaya en contra de su promesa. —¿Ustedes tampoco piensan irse? —cuestionó Petra. En silencio, los restantes humanos negaron, lo que solo pareció irritar más a los miembros del círculo interno. —Se arrepentirán de esto —aseguró Petra antes de retirarse primero, siendo inmediatamente seguida por sus dos compañeros. —Genial, ahora por culpa de Andy parece que hemos perdido el apoyo de las únicas personas racionales por aquí —resopló Lucio una vez estuvieron a solas. —Solo dije que quería quedarme —argumentó empujando sus lentes—. Si querías irte, deberías de haberlo dicho. —¿En qué momento exacto lo iba a decir cuando no hacías más que molestarlos con tus palabras? —resopló—. Mejor saldré a ver si consigo algo de comida, y para aclarar, no estaré buscando para ti —gruñó y salió de la casa. Los otros humanos observaron a Andy y luego siguieron en silencio a Lucio. —Creo que lo mejor sería su cada uno busca comida —comentó Loretta antes de salir. Resoplando un tanto irritado, ya que parecía ser que pensaban culparle de cualquier cosa que pasara de ahora en adelante en la manada, Andy salió también de la casa dispuesto a buscar su propia comida. —Debieron de haber dicho algo si les molestaba lo que decía, pero solo se quedaron en silencio como unos estúpidos cobardes —refunfuñó por lo bajo. —Solo son unos idiotas que quieren culpar —resopló una repentina voz a su espalda. Pegando un pequeño salto, Andy se dio vuelta y contempló al líder de la manada salir por un costado de la casa, dando la ilusión de que había estado presenciando todo. —¿Por qué estabas espiando? —Quería asegurarme de que esos idiotas no lo molestaran —respondió. —Lo hicieron. —Eso vi —asintió. —¿Por qué no entraste e hiciste algo? —cuestionó juntando sus cejas. —Fácil. Estabas manejando bien a los idiotas y quería ver si alguno de ustedes caía en su mierda como todo el mundo parece hacer por aquí —explicó tranquilamente. Juntando sus cejas profundamente, Andy observó al contrario inclinando un poco su cabeza. —Eres realmente un idiota, ¿cierto? —Nunca dije que no lo fuera —dijo con una pequeña sonrisa llena de un aire burlesco.
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