Considerando toda la información que Andy tenía sobre los cambiaformas y lo increíblemente superiores que podrían ser a los humanos, especialmente la manda de Drake, en realidad no debería de estar tan sorprendido porque el alfa dominante pudiera correr a tal velocidad, a pesar de que lo estuviera cargando entre sus brazos, dando la ilusión de que pesaba menos que una pluma gracias a su gran fuerza.
Y si no fuera porque se trataba de una emergencia, el hombrecito realmente estaría hecho una furia porque Drake simplemente lo hubiera tomado entre sus brazos sin aviso alguno para comenzar una carrera con el padre del niño que resultó lastimado. Y era increíble, que a pesar de la gran corrida que tenían ambos, aun así, el cuerpo de Andy apenas se agitaba, lo que era otra muestra de lo fuerte que era el alfa líder.
En el instante en que finalmente se detuvieron frente a una casa, la luz del sol ya había desaparecido, dando paso a la gran luna que se alzaba sobre sus cabezas, iluminando completamente el pueblo. Bajando con cuidado al pequeño humano, Drake le observó con preocupación.
—¿Estás bien? —indagó, observándole de pies a cabeza.
—Eres el mejor transporte que he probado —aseguró Andy—. Es increíble que pudieras correr así, y eso que ni siquiera cambiaste como él —indicó observando a Bud.
—Gracias a la diosa de la luna, finalmente estás aquí —exclamó una mujer saliendo de la casa con un rostro pálido.
—¿Cómo está Clem? —cuestionó su esposo.
—No ha despertado desde que te fuiste y su temperatura no baja —expresó asustada.
—¿Fiebre? —preguntó Andy y se acercó—. ¿Hace cuánto comenzó a subirle la temperatura?
—¿Por qué has traído a un humano? Creí que irías por alguien del círculo interno —exclamó la omega observando con horror a su alfa.
—Él dijo que la temperatura comenzaría a subir y aseguró que sería peligroso si eso sucedía —explicó Bud—. Debe de saber qué está pasando con nuestro hijo de ser el caso.
—¡Pero eso un humano! ¿Qué dirá la señora Petra o el señor Pascal y Kaled al enterarse? —expresó con preocupación.
—Ahórrate ese discurso para después, en este momento la vida de ese cachorro es más importante que esa estupidez de qué pensarán esos idiotas —reprochó Drake.
Y con tan solo su tono duro, más su mirada, fue suficiente como para que la mujer guardara silencio y retrocediera detrás de su esposo.
—Sé que estás asustada, pero él fue capaz de detener el sangrado antes, estoy seguro de que puede hacer algo ahora —expresó Bud.
Besando la frente de su omega, Bud se dirigió a la puerta de su hogar y la abrió para ellos.
—Espero que no me haya equivocado al buscarlos primero —pronunció cuando pasaron.
—Recuerda que tú nos buscaste, no al revés —espetó el alfa dominante, siguiendo de cerca al pequeño hombrecito.
—¿Dónde está el niño? —cuestionó Andy.
—Por aquí —anunció la mujer.
Cruzando la sala, la omega corrió una cortina y reveló una habitación pequeña con una cama. Una pequeña ventana de madera se encontraba abierta, permitiendo así que la luz de la luna llenara un poco el cuarto, completando así la luz de las velas que estaban en lo alto de los pilares.
Tan pronto como Andy entró a la habitación del pequeño, observó con horror como su vendaje había sido retirado de la pierna del niño, para dejarla al aire libre con unas hojas verdes rodeándola por los costados. Y como si esas hojas no tuvieran suficiente aspecto sucio, gracias a la ventana abierta, esos pequeños bichos sucios llenos de bacterias llamados moscas rodeaban la herida del niño, algunas parándose directamente.
—¿Qué es lo que hicieron? ¿Son estúpidos? ¿Quieren matarlo? —exclamó alzando la voz.
Internándose rápidamente, Andy fue al lado del niño y agitó sus manos para correr aquellos pequeños bichos con alas que transportaban tantas enfermedades.
—Necesito una habitación sin estos bichitos, si siguen parándose sobre la herida de su hijo, podrían hasta causarle la muerte de tantas enfermedades que pueden transmitir con un simple contacto en su herida —exclamó.
—Tu habitación —cuestionó Drake observando a la pareja.
—Vivi, cierra todas las ventanas —ordenó Bud.
—Pero la señora Petra...
—La vida de tu hijo está en juego —le recordó Drake de forma amenazadora.
Jadeando, la omega corrió por toda la casa para cerrar las ventanas, mientras que el padre transportaba a su hijo a la otra habitación en donde afortunadamente, ninguna mosca había entrado aún gracias a que la puerta estaba cerrada junto a la ventana.
—Necesito luz —pidió Andy corriendo una silla cerca de la cama.
Tomando asiento a la altura de la pierna, el pequeño hombrecito examinó la herida una vez Drake se acercó con una vela y le iluminó.
—La señora Petra dijo que el aire le ayudaría a secar más rápido la herida y que al permitir que la luz de la luna entrara, podríamos apagar la vela, logrando que su temperatura bajara —contó Viví.
—Una estupidez —resopló Andy—. No veo que alguna mosca haya dejado su larva, pero eso no significa que no lo hayan hecho, tenemos que limpiar la herida.
—Hay que conseguir cerveza, las heridas se limpian con alcohol, ¿no? Te debe de quedar algo de lo que te dio el círculo interno —exclamó la omega observando a su esposo.
—No, el alcohol o la cerveza no sirve para desinfectar este tipo de herida, por el contrario, solo le dolerá y podría contraer más infecciones —anunció el hombrecito—. Entre las cosas que le pedí al príncipe Caspian, había un botiquín de primeros auxilios. Drake, necesito que vayas por el a mi casa, es una caja blanca de este tamaño que está debajo de mi cama —explicó.
—Caja blanca, lo tengo.
Sin decir más, Drake salió corriendo de la casa, dejando a la pareja junto al hombrecito y el pequeño infante.
—Necesito una fuente limpia con agua, paños y una venda. Si el agua fue previamente calentada y ahora se encuentra tibia o helada, mucho mejor —instruyó a los padres—. También necesito ciertas plantas que le ayudarán con el dolor y la infección, lo ideal sería tener unas piedras para poder molerla y hacer así un ungüento —explicó.
—Te-tengo unas piedras que sirven para moler —anunció la omega y corrió fuera de la habitación.
—Traeré todo lo demás —dijo el padre, retirándose.
Pocos minutos después, los padres estaban entrando en la habitación con todo lo que el pequeño humano había pedido. Sacando un poco de agua aparte, Andy se lavó las manos y luego tomó con cuidado la pierna del niño, sacándola de la cama, la apoyó en su rodilla y seguido vertió agua limpia directamente en la herida para limpiar.
—Creí que el agua no servía para limpiar las heridas —observó el padre.
—El agua es lo mejor para limpiar una herida quitando la suciedad e impureza, por supuesto que no hay nada mejor como... Sal, necesito un poco de sal, eso también ayuda —indicó.
Rápidamente, la madre trajo un poco de sal y siguió las instrucciones de Andy para verter un poco de agua aparte para juntarla con sal. Tomando un trozo de tela, el pequeño humano la pasó por alrededor de la herida y luego cogió otro para dar unos pequeños toquecitos.
—La herida tiene un mejor aspecto a cuando lo encontramos, pero tiene claros signos de infección y eso es peligroso, mucho más al haber tenido contacto con bichos —expresó Andy—. ¿Por qué no cerraron la herida como sugerí? —cuestionó observando directamente al padre.
—Me dijeron que era innecesario, que siendo cambiaformas Clem fácilmente podría mejorar si lograba cambiar a su forma lobuna, pero no ha tenido la fuerza necesaria ni siquiera para mantener sus ojos abiertos —contó.
—Vivi, Bud. Volví con las cosas que dije —anunció Petra, internándose en la casa como si esta fuera suya—. Hey, ¿por qué cambiaron al pequeño Clem de habitación a pesar de lo que les dije? ¿A caso no quieren que mejore?
Entrando en la otra habitación, la mujer alfa se detuvo tan pronto como observó al pequeño humano al lado del cachorro.
—¿De qué se trata esto? ¿Por qué ese humano está aquí y con el pequeño Clem? ¿A caso no comprenden lo peligroso que es? ¡Fue él quien lastimó a su hijo! —acusó Petra alzando su voz.
—Primero, baja la voz que molestas al pequeño. Segundo, eres una analfabeta que obviamente no sabe nada de medicina y casi pones la vida del niño en riesgo por tu ineptitud. Y tercero, yo no lo herí, fue una trampa que ustedes pusieron para cazar —aclaró el pequeño humano.
—¿En verdad piensan creerle a ese tonto humano en vez de a mí? —exclamó Petra—. Soy m*****o del círculo interno, sé mejor que nadie lo que es bueno para el pequeño.
—Seguimos tus instrucciones antes y nuestro hijo en vez de mejorar, empeoró —anunció Bud—. Puede que no confíe en los humanos, pero si él dice saber lo que hace, entonces le daré una oportunidad con tal de que mi cachorro viva.
—¡Vivi! ¿Vas a dejar que tu marido mate a tu precioso cachorro? Fue el único que sobrevivió de su camada.
—Eso pasó porque intentamos tenerlos de la forma en que nos guiaste hacerlo y no funcionó, no perderé a Clem por solo escucharte otra vez —expresó la omega.
—Dijiste que tú deseabas tenerlo de esa forma —pronunció Bud observando a su esposa.
—No es momento para hablar de ello —negó su pareja.
—Y yo no permitiré que ustedes maten a su cachorro solo porque ahora les está entrando dudas sobre nuestras palabras —espetó Petra enojada—. Tú, aléjate del niño —ordenó observando directamente a Andy.
Percibiendo como el pequeño se quejaba entre sueño por la molesta mujer, Andy la observó molesto y luego todo su rostro se relajó al contemplar la gran figura de Drake parado directamente detrás de Petra.
—Te has equivocado de persona a la cual ordenar y molestar.
Estremeciéndose, Petra inmediatamente se movió al sentir la presencia del alfa dominante.
—Tú...
—Largo. —ordenó Drake con su voz suprema, sin querer perder el tiempo en cosas insignificantes.
—N-no... Yo...
—Dije. Vete. —espetó con firmeza, observándola fijamente.
Instintivamente, el poder comenzó a emanar del cuerpo del alfa dominante, dejando bastante claro quién en la habitación era la persona más fuerte. Antes de que el ambiente se volviera demasiado pesado para el pequeño. Andy contempló como Petra finalmente retrocedía sumisamente, sintiendo claramente la diferencia de poder entre ambos.
—La canasta —detectó—. Quítale la canasta, pudo haber traído algo útil —instruyó.
Quitándosela fácilmente, Drake cerró la puerta en la cara de la molesta mujer y luego fue directamente al lado del ratoncito para entregarle todo lo que había pedido. Rápidamente, Andy abrió la caja de primeros auxilios y sacó todo lo que necesitaría para tratar la herida.
Una vez el pequeño humano estuvo seguro de limpiar la herida correctamente, Andy tomó la aguja e hilo y observó a los padres.
—Hay que cocer la herida del pequeño, lo intentaré, pero con mi poca habilidad lo más seguro es que despierte del dolor —explicó.
—¿Qué es lo que se tiene que hacer exactamente? —cuestionó la madre con preocupación pura.
—Solo debes de unir ambos extremos de piel con un nudo, algo me dice que serán siete —informó—. ¿Quieres intentarlo tú? Tus manos se ven más experimentadas que las mías.
Vivi dudó unos segundos, pero al contemplar a su hijo, asintió y dio un paso adelante. Intercambiando de asiento con el pequeño humano, Andy guio a la madre en todo procedimiento mientras hacía al padre trabajar cambiando los paños húmedos de su frente y colocando a Drake moler las pocas plantas que le habían sido de utilidad hasta crear una pasta.
Una vez más madre terminó, Andy colocó el ungüento verde directamente sobre la herida.
—Esperaremos que el ungüento se absorba antes de colocarle unas vendas —instruyó Andy—. Ahora, solo nos queda esperar. ¿Hay más sillas para sentarse a esperar?
—¿Piensas quedarte? —preguntó Drake.
—No pienso irme hasta que le baje la fiebre al niño —declaró.
Asintiendo, Drake observó a la pareja alrededor de su hijo y se retiró en silencio, llevándose con él al ratoncito.
—Esperemos aquí, saldrán acusarnos o agradecernos según el cambio del cachorro —indicó tomando asiento en la mesa.
Asintiendo, el pequeño humano corrió una silla y tomó asiento al lado del alfa líder.
—Drake, ¿a qué se refería la madre con una camada? —preguntó Andy.
—Que los tuvo en su forma lobuna.
—¿Y eso es posible? —indagó empujando sus lentes más arriba.
—Seguimos siendo esencialmente humanos, nunca escuché de alguien queriendo tener bebés en su forma lobuna —respondió con su mirada fija en la habitación, sin poder comprender qué mierda es lo que había planeado Petra al hacerle pasar su embarazo en aquella forma.