Un beso no se suponía que debería de lograr un caos, pero el problema era, que no se había tratado de un simple beso cualquiera, no. Aquel que Drake le dio, fue uno completamente altera mundos, que sacudió totalmente al humano.
En serio, aunque Andy no tuvo demasiadas oportunidades para llegar hasta aquella intimidad debido a que él mismo se aislaba de los idiotas, o estos lo alejaban tras descubrir que no era la pequeña cosita adorable que se reflejaba en su exterior, nunca imaginó que podría existir esa clase de beso en el cual incluso olvidaba como respirar correctamente.
Ahora, ¿cómo se suponía que iba a colocar algo de distancia entre el alfa dominante y él cuando su mente no dejaba de pensar cuándo se estarían besando otra vez?
Y luego estaba todas esas palabras que le había dicho, ¿fueron reales? ¿Drake realmente se sentía de aquella forma? ¿O solo lo dijo para poder besarle? Pero... ¿Por qué iba a querer besarle? ¿Estaba solo jugando con él? ¿O era sincero en todo?
Soltando un profundo suspiro un tanto frustrado, Andy observó al responsable de que su mente estuviera tan acomplejada y frunció el ceño. Completamente ajeno a su dilema, y por el contrario, luciendo asquerosamente feliz, Drake preparaba la cena de ambos como si no tuviera problema alguno en la vida. Lo cual, solo amargó más al pequeño humano.
Bajando el libro que había estado "leyendo" tras volver a la casa, Andy tomó una decisión. Si bien no podía solucionar el problema por su cuenta, lo mejor sería preguntar directamente a la fuente que los estaba causando.
—¿Por qué me besaste? —cuestionó directamente.
—¿Por cuál de todas las veces estás preguntando exactamente? —preguntó el alfa dominante con una tranquilidad que fastidió al pequeño humano.
—¿No lo sé? Pero, que te parecen todas las jodidas veces —indicó con tono duro.
Percatándose de que algo andaba mal, Drake dejó de cocinar y se dio vuelta. Al encontrarse con ese pequeño rostro bonito completamente arrugado con una expresión de molestia, el alfa dominante le observó con mucha más atención.
—¿Por qué estás repentinamente enojado?
—Por tu culpa —acusó, cruzando sus brazos—. Me besas de esa forma que sacudió mi mundo más de una vez, y luego actúas como si nada, como si tú no hubieras hecho nada.
—Yo solo seguí tu ejemplo —aclaró Drake—. Tú fuiste el que se apartó, se cerró y volvió apresuradamente a la casa sin querer decir nada al respecto. ¿Qué se supone que iba a hacer?
Como el cambiaformas tenía estúpidamente razón, las cejas de Andy no hicieron más que juntarse aún más y sus labios se fruncieron.
—¿Y qué querías que hiciera? Me besaste de esa forma en la que incluso se me olvidó como debía de respirar —refunfuñó—. Necesitaba un momento para asimilar ese jodido beso de otro mundo.
Una arrogante sonrisa orgullosa apareció en el rostro del alfa dominante tras dichas palabras y Andy resopló al verla.
—No es necesario que sonrías así.
—¿Qué más se supone que debo de hacer cuando dices eso? —indicó sonriente—. Pero como tú mismo dijiste, necesitabas un momento para ti mismo, y eso es lo que te he dado. ¿Por qué te has molestado y agarrado conmigo?
—Debido a que no es justo —se quejó agitando sus manos—. Mi cabeza es un completo caos por las cosas que dijiste, por el beso que me diste, por cómo me siento al respecto, y luego te veo frente a mí, cocinando tranquilamente, tarareando de lo más feliz del mundo como si no tuvieras un jodido problema con lo que pasó.
—¿Por qué se supone que tendría un problema con lo que pasó, ratoncito? —preguntó curioso—. Finalmente pude hacer con lo que he estado soñando hace días. Tuve el jodido mejor beso del mundo contigo, todavía puedo sentir tu sabor en mi boca, tu tierna calidez en mí, por supuesto que estoy en mi jodido mejor momento —exclamó alegre.
Y dichas palabras, más su clara expresión estúpidamente feliz y satisfecha, calmaron algo en la creciente irritación de Andy. Aligerando su entrecejo fruncido, el pequeño humano aclaró su garganta y empujó sus lentes más hacia arriba antes de sentarse correctamente en la mesa.
—Entonces, ¿qué es lo que vamos a hacer? —preguntó.
Y tras decir la pregunta, se dio cuenta de que realmente, ya no tenía sentido el seguir ignorando la obvia atracción que explotó en sus rostros repentinamente. Ni siquiera las advertencias que le envió su cerebro habían sido suficiente, como le había dicho al estúpido de José, le gustaba el idiota de su alfa líder.
—¿Cómo es eso de qué es lo que vamos a hacer? —cuestionó Drake juntando sus cejas—. Te lo dije allá afuera, Andy, me gustas y sé que tú caíste perdidamente por mí.
El pequeño humano soltó una risa sin gracia alguna y le observó alzando una ceja.
—Me gustas. Le dije claramente al idiota de José que me gustas, nunca dije nada más que eso, por lo que no pongas más palabras en mi boca que nunca he dicho —advirtió.
—Lo sé —dijo, recuperando su sonrisa—. Pero me gusta oírlo de tu boca.
Observando al pequeño humano chasquear su lengua y observarle frustrado, Drake rió y prosiguió a seguir preparando la cena de ambos.
—Te lo dije, comenzaré con mi cortejo ahora que estoy seguro de que no te molestará —indicó tranquilamente.
Observándolo en silencio, Andy inclinó su cabeza ligeramente hacia el costado.
—Entonces, ¿era verdad todo eso que dijiste que te sentías atraído por mí?
—Absolutamente todo lo que te dije fue verdad. A estas alturas ya deberías de saber que no soy la clase de persona que miente o que se guarda algo, ratoncito —indicó dándole una rápida mirada sobre su hombro.
—No, no lo eres, pero... Por un momento pensé que solo lo decías por el idiota de José. Después de todo, nunca has mostrado abiertamente algún interés por mí —argumentó.
—Ahora, eso es una estupidez —indicó el alfa dominante—. ¿Por qué crees que te mudé a mi casa sin decirte nada?
—Porque eres un idiota.
—También —aceptó—. Pero simplemente no quería tenerte lejos de mí, todo lo otro fue solo una excusa. Todo ha sido una excusa desde el principio para mantenerte a mi lado, solo que en un primer instante no lo reconocí, pero luego de cierta charla que tuve con Olsen, y que te viera todo lastimado por culpa del círculo interno, lo vi.
—Entonces, todo ese cuento de que me sobreprotegías porque tu instinto te lo pedía...
—Era real, pero había muchos intereses personales de por medio. Podría haber derivado a alguien para que te protegiera, pero no solo no confiaba en que nadie lo haría correctamente, sino que a su vez no quería que nadie estuviera lo suficientemente cerca de ti para hacerlo, ni que te ayudara en cualquier cosa, yo quería ser el único que te ayudara y te satisficiera hasta tus necesidades más básicas —reveló.
Alzando sus cejas ante dicha revelación inesperada, Andy observó a Drake en silencio, mirando como comenzaba a servir la cena de ambos tras terminar de cocinar.
—Así que... Eres un idiota posesivo.
—Está en mi naturaleza como alfa dominante, pero no había reaccionado hasta que llegaste tú y comenzaste a apretar todos los botones correctos —aceptó sirviendo un plato de sopa.
—Sí sabes que aunque me vea como una pequeña cosita bonita, tierna y débil, realmente no lo soy, ¿cierto? —cuestionó.
Drake soltó una sonora risa y volvió para servir su plato.
—Ratoncito, creo que eso me quedó bastante claro desde el mismo instante en que te paraste frente a mí y me hablaste sin temor —indicó—. Eres pequeño, delicado y débil, me dan ganas de protegerte ferozmente cada vez que coloco mi mirada en ti, algo dentro de mí, salvaje y oscuro, me pide hacerlo, pero a su vez, sé perfectamente que eres una pequeña cosita valiente, idiota, resentida, mandona, sarcástica, y orgullosa.
—¿No hay nada más bueno ahí que solo valiente? —resopló.
—También eres muy inteligente, observador, capaz, trabajador, lógico y paciente —dijo tomando asiento frente a él—. Te he visto desde el primer día en que llegaste a la manada, Andy, y con cada día, solo me has demostrado lo perfecto que eres para mí. Eres el único que no me teme y me pone en mi lugar, quien me calma y me trata como un ser humano, y no como el demonio despiadado.
—Olvídate de las palabras que dijo José —bufó—. Solo fue un idiota que confundió la amabilidad con interés, y como no le gustó mi rechazo, es que ataco diciendo esas estupideces.
—Sabía que ese idiota estaba ocultando algo, simplemente no era normal que apareciera mágicamente en cada maldito lugar al que ibas —dijo chasqueando su lengua—. Y así los tontos Mikel y Olsen decían que era idea mía —resopló.
—Se escucha como si solo se hubieran estado burlando de ti —comentó Andy, comenzando a comer.
—Probablemente lo hacían para ver mi reacción, Olsen quería saber cómo es que me sentía por ti, como fue el primero en darse cuenta de que me llamas la tención más de lo normal —explicó—. ¿Tu mente ha quedado más tranquila ahora?
—Algo —asintió—. ¿Realmente piensas cortejarme?
—Claro que sí. No sé cómo lo hacen en tu mundo lleno de humanos, pero aquí supuestamente los cambiaformas cortejan a la persona que les gusta —indicó—. Y no puedes echarte para atrás, ya aceptaste mi cortejo —advirtió.
—Me lo dijiste luego de sacudir mi mundo con tus besos, ¿cómo se suponía que iba a pensar realmente? —dijo y bufó ante la sonrisa que volvió aparecer en el rostro del alfa dominante—. ¿Quieres dejar de sonreír como un idiota cada vez que lo digo?
—No. Y comenzaré con el cortejo mañana mismo.
—Solo para aclarar, en mi mundo cortejar significa intentar conseguir el amor o los favores de alguien halagándolo y buscando su compañía —comentó Andy—. Eso es lo que harás.
—No tengo jodida idea de lo que se supone que se debe de hacer en un cortejo, solo sé lo que he visto y eso ha sido dar regalos, salir juntos y toda esa cosa —expresó confuso—. Al final te pregunto si quieres ser mi pareja y ahí tu tienes que decidir si aceptarme o no.
—Uhm, en cierta forma es similar a los humanos —indicó Andy—. Solo que en la ciudad, se encuentran para salir juntos en citas, donde se conocen y aprenden cosas del otro para saber si tienen algún interés o hay química, y luego de cierto tiempo comienzan a salir —explicó.
Observando como esas castañas cejas rojizas se habían juntado levemente, Drake contempló con atención aquellos ojos verdes de distinto tono cada uno.
—¿No te gustan las citas?
—No es eso, solo me llegaron malos recuerdos —resopló—. No por tener cierta cantidad de citas, significa que vas a conocer bien al contrario. El otro siempre puede estar mintiendo.
—No soy la clase de persona que miente —argumentó Drake.
Alzando la mirada, Andy lo observó con atención, reconociendo sus palabras.
—Aun así, no puedes saber si yo te estoy mintiendo, ¿cierto? —argumentó.
—Creo que has olvidado esto —alzó su mano para tocar su nariz—. Esto siempre me dirá como te sientes. A diferencia del principito, mi manada y yo tenemos nuestros sentidos muchos más desarrollados que ellos gracias a nuestra gran conexión con nuestros lobos, por eso podemos saber incluso sobre los estados de ánimo del otro.
El rostro del pequeño hombrecito mostró incredulidad, obviamente dudando de sus palabras.
—No me crees.
—Bueno, de por sí es algo difícil de creer que puedes oler cuando una persona está mintiendo, pero que ahora me digas que incluso puedes oler el estado de ánimo del contrario...
—Cuando mientes, tu aroma se vuelve agrio. Al estar enojado es una combinación de ácidos rodeándole. Al estar feliz tiene un tinte más dulce. Y cuando estás excitado... —sonrió—. Digamos que tu comúnmente dulce aroma de lirios se vuelve un tanto picante y almizclada, una perfecta esencia para seducir.
—Mentiroso —exclamó con su rostro sonrojado.
—Ah, pero no miento, nunca lo hago —le recordó sonriente—. He sentido otras veces esa suave esencia en ti cuando me ves sin camiseta trabajando, pero como la he sentido en otros cambiaformas al verme en la misma situación, no le tome mucha importancia, hasta hoy. Luego de que nos besáramos, pude olerla en ti, fue la esencia más grandiosa que he olido en mi vida, no podía tener suficiente de ella.
—Es... ¿Por eso que detuviste repentinamente todo?
—Recién estábamos compartiendo nuestro primer beso, no te iba a tomar y follar contra el primer árbol que se nos cruzara en el camino. Aunque eso quisiera.
—Jesús —pronunció agitando su mano frente a su rostro—. Creo que eres innecesariamente honesto en este momento —se quejó.
—No es innecesario, es para que comprendas cuanto me gustas y atraes —aclaró Drake—. Y por lo que puedo escuchar, parece que te gustan mis palabras —comentó observando el pecho de Andy—. Tu corazón...
—Cállate un momento y solo come —ordenó el pequeño humano, odiando que esas orejas lobunas pudieran incluso detectar la forma en que su tonto corazón se había acelerado.