Capítulo 9

2249 Words
Por alguna razón inexplicable, la bestia de Drake y él mismo, se sentían ciertamente atraídos por el pequeño humano, quien a pesar de su pequeña figura y obvia debilidad, en vez de esconderse y sucumbir al temor como todo el mundo hacia cada vez que se encontraban con el alfa dominante, él solo le hacía frente como si nada. Como si no estuviera enfrentando a un hombre una cabeza más alto que él, con doble de masa muscular y con una aura lo suficientemente poderosa e intimidante emanando de su cuerpo, como para que incluso los de la misma especie de Drake temblaran con una sola mirada. Hasta el momento no había tenido muchos encuentros con el pequeño hombrecito, pero los pocos que ocurrieron, de alguna forma engancharon a Drake al ratoncito, razón por la cual se internó en el bosque tan pronto como observó que se dirigía a este y le estuvo siguiendo a una prudente distancia para protegerlo de aquellos feroces animales que rondaban por sus alrededores, algunos con los cuales incluso su propia gente había tenido uno que otro encuentro poco amistoso. Muchos podrían verlo como un hijo de puta, y aunque Drake admitía en cierta parte serlo, eso no significaba que iba a dejar a un pequeño humano débil adentrarse por su propia cuenta a un peligroso bosque. Como un ser superior más fuerte, era su deber el proteger aquellos seres inferiores visiblemente más débiles, aunque estos no creyeran necesitar de su ayuda. —¿No vamos a estar atrayendo a algún animal salvaje con el olor y el fuego? —preguntó Andy. Colocando sus dorados ojos en el ratoncito, Drake lo encontró observando a su alrededor con esa molesta cosa en su rostro que le impedía apreciar del todo ese pequeño rostro. —Ningún animal salvaje se te acercará mientras estés conmigo, es supervivencia —explicó. Genuinamente curioso por la explicación del hombre lobo, Andy volvió su mirada hacia el líder de la manada y contempló como este revisaba los peces en el fuego, comprobando que estuvieran listos. Al encontrar uno ya cocinado, se lo entregó al pequeño humano en una rama. —Gracias —dijo recibiéndolo—. ¿Qué quieres decir con que es supervivencia? —Soy el ser más fuerte que cualquiera en este bosque, y ellos pueden sentirlo. Sienten la amenaza contra su vida, por lo que, instintivamente buscarán alejarse para sobrevivir un día más —contó. Soplando un trozo de pescado, Andy observó fijamente al alfa dominante. —Cuando dices que te temen y por eso se alejan, no es solamente porque tu expresión da algo de miedo, ¿cierto? —¿Mi expresión da miedo? —cuestionó Drake, observándole. —Todo tú das miedo realmente —aclaró Andy—. No es de extrañar que los demás te teman con una mirada, pero los animales no piensan igual que nosotros, debe de haber algo más —explicó. —Es porque soy un alfa dominante. Masticando un trozo de pescado, Andy inclinó ligeramente su cabeza hacia un costado y observó pensativamente a Drake en lo que este comía su propia comida. —Supongo que cuando dices ser un alfa dominante, significa que eres diferente a un alfa normal —comentó. —Los dominantes son más fuertes que los hombres lobos normales, y estamos destinados a utilizar este poder superior para dirigir. Los demás pueden sentir que somos superiores a ellos, tenemos una aura poderosa y densa, junto a unas feromonas amenazantes con las cuales los otros reconocen mi lugar en la pirámide —contó Drake. —Fue así como ayer lograste que todos los miembros de tu manada aceptaran nuestra llegada a pesar de que obviamente estaban en contra, ¿no? —comprendió Andy—. Utilizaste esa cosa de alfa dominante para que cedieran. —Estaban siendo unos estúpidos por culpa de esos tres idiotas, no iba a dejar que se salieran con la suya cuando la decisión ya había sido tomada. Ustedes vendrían a la manada a solucionar nuestros problemas y fin del asunto —resopló el alfa dominante. Asintiendo como si comprendiera, Andy prosiguió con su comida, sintiendo más curiosidad por aquellas diferencias que lo separaban de un alfa normal. Al percatarse de que el hombre lobo ya había terminado de comer, el pequeño hombrecito decidió que, por ese día, se mantendría al lado de Drake. Y no es porque fuera una persona realmente agradable o algo parecido, todo se trataba de un tema de supervivencia. No había mejor forma de conocer un lugar nuevo, que apegándose a una persona que ya lo conocía, y desde que el líder de la manada Luz de luna parecía ser el único que abriría una comunicación con Andy, y con quien indudablemente estaría a salvo, su mejor opción era bastante obvia. —¿A dónde irás? —preguntó guardando el resto de sus frutas dentro de su bolso. —Lejos. Andy rodó sus ojos por esa corta respuesta simple. —Me refiero a que, ¿qué vas a hacer ahora? ¿A dónde irás? —aclaró. —Lo sé. La tranquila respuesta del alfa dominante irritó un poco a Andy, pero como quería permanecer al lado de Drake, el pequeño humano se aguantó su frustración y esperó en silencio al irritante cambiaformas. Al percatarse de ello, el hombre lobo resopló. —Iré a cazar unos animales salvajes que andan rondando cerca de las únicas gallinas que nos van quedando, no podemos darnos el lujo de perder unas más —explicó finalmente—. Esos mismos bastardos también están haciendo travesuras alrededor del huerto y no puedo seguir permitiendo que se salgan con la suya solo por tema de supervivencia. Nosotros también estamos luchando por sobrevivir —resopló. —Comprendo. Colgando su bolso sobre su hombro, tan pronto como observó al cambiaformas alejarse, Andy le siguió y comenzó a caminar a su lado. —Sigue ese camino y volverás al centro del pueblo. —Lo sé, pero no volveré todavía —anunció Andy. Las cejas de Drake inmediatamente se juntaron profundamente ante esa información. Deteniéndose, el alfa dominante observó al ratoncito. —No puedes quedarte en el bosque solo y yo no te puedo estar persiguiendo durante todo el día —espetó. —Lo sé, es por eso que yo te estaré siguiendo a ti —aclaró Andy. —¿Por qué? —No es porque me agrades o algo por el estilo. Quiero conocer más sobre la situación de tu manada para poder ayudarte, y no hay mejor forma de saberlo que hablando contigo, que eres directamente el líder —explicó—. Sin contar que echar una mirada a la situación también es una buena opción, y si estoy contigo pasaré irritado la mayor parte del tiempo gracias a tu agradable personalidad, pero al menos sé que estaré protegido. Observando al pequeño humano valiente, Drake resopló y siguió con su camino, manteniendo un paso en el cual Andy pudiera seguirle sin problemas. —Entonces, no soy una persona que le gusta hablar solo por llenar el silencio, pero necesito saber cuál es el plan para traer un grupo de humanos hasta aquí —indagó Andy. —Fácil, ustedes ayudarán a mi manada —declaró. —¿En qué sentido? —En todo. Torciendo sus labios, Andy observó el perfil del hombre lobo. —No estás esperando que te llevemos al mismo nivel al cual se encuentra la manada del príncipe Caspian, ¿cierto? Es imposible hacerlo solo en un mes, por lo poco que vi, parecen tener muchas carencias, casi se siente que quedaron varios siglos atrás —indicó. —No utilices palabras que no entiendo, es molesto —le gruñó Drake. Observándole, Andy se detuvo un momento y alzó su libreta para anotar algo. Extrañado, el alfa dominante le imitó y le miró. —¿Qué haces? —Escribo. —Pero, ¿qué escribes? —bufó irritado. Cerrando su libro, el pequeño humano observó al alfa líder con una ceja alzada. —Si no te gusta qué te respondan de esa forma, deberías de evitar responder en primer lugar así —indicó Andy. Resoplando, Drake cruzó sus brazos sobre su pecho y observó al ratoncito. —Probablemente eres la primera persona que me diría algo al respecto, todos los demás tiemblan de miedo como para decir cualquier cosa. Las pelirrojas cejas de Andy se juntaron profundamente y observó con atención al contrario. —¿Se supone que debo de tenerte miedo? —preguntó. —¿No lo tienes? —Tienes una apariencia intimidante y una expresión de pocos amigos que aleja a cualquiera, también tu personalidad puede ser algo, pero hasta el momento no me has dado ninguna razón para temer de ti —argumentó—. En todo caso, desconfiaría más de esos tres idiotas que nos visitaron esta mañana, esa amabilidad falsa con preocupación no me la trago, menos cuando destilan arrogancia —negó. —El círculo interno es así, un grupo de idiotas que abusan engañando a los demás —resopló y siguió con su camino. —Escribí que necesitan recibir estudios, al menos los básicos de leer, escribir y sumar —comentó Andy, volviendo a caminar a su lado. —Sabemos hacer eso. —Menos de lo básico si no lograste entender lo que dije antes —argumentó Andy. Y al no poder responder al pequeño humano, Drake gruñó por lo bajo. —No es mi culpa, a pesar de que nos volvimos independientes, teníamos cierta conexión con la manada del principito que nos mantenía a flote y más organizados, pero luego de que mi estúpido abuelo asumió el mando, todo se fue a la mierda cortando relaciones y mi imbécil padre siguió su ejemplo yendo para peor —contó con tono molesto—. Sé que no tendré una manada con las mismas comodidades que las del principito, pero mientras no estemos luchando con el día a día, me doy por satisfecho. Observando el perfil del cambiaformas, Andy empujó sus lentes y luego observó hacia el frente. —No es que no puedas tener una manada con las mismas comodidades que las del príncipe Caspian, con el conocimiento y tiempo adecuado, puedes lograr de todo, pero es imposible lograrlo en un mes —aclaró Andy. —No es necesario que mientas. —No porque vivas en las profundidades del bosque significa que no puedes hacerlo, solo necesitas ser más información, ingenio e inteligencia. —¿Me estás diciendo tonto? —No, si nos trajiste por ayuda es porque eres lo suficientemente inteligente como para reconocer no tener el suficiente intelecto y necesitar ayuda —aclaró el hombrecito. Deteniéndose, el alfa dominante observó al ratoncito y luego soltó un resoplido de risa divertido. —Es la primera vez que me dicen idiota de una manera tan sutil —comentó divertido. Al observar ese varonil rostro expresando diversión, con una esquina de esos rígidos labios alzándose, Andy se estremeció suavemente con una cosa extraña removiéndose en su interior. —No sonrías, tu sonrisa es del tipo malvada que asusta a los demás —comentó arrugando su nariz. —No te veo asustado —indicó manteniendo su sonrisa. —Dije a los demás, no a mí —aclaró—. ¿Cuál es el plan? —¿Qué plan? —cuestionó Drake. —Para ayudar a tu manada. —Creí haber dejado claro que ustedes utilizarían su cerebro para pensar en un plan y yo utilizaría la fuerza para lograrlo —explicó el alfa dominante. —Por muy fuerte y superior que seas ante los demás, no puedes lograr todo siempre utilizando esa cosa de alfa dominante —argumentó Andy. —En este momento, es la única forma en que se puede dirigir esta manada, y es lo que haré si con ello puedo lograr volver a levantarla —anuncio Drake. Soltando un profundo suspiro, Andy negó. Tomando sus lentes, se los sacó y los bajó para limpiar los vidrios con el borde de su camiseta en lo que pensaba. —Esto no servirá, necesito que me muestres realmente la situación de tu manada para poder ayudarte. A diferencia de los demás de mi grupo, yo si estoy interesado en hacer algo para poder permanecer más tiempo aquí, no quiero volver a la ciudad —explicó y se colocó sus lentes nuevamente. —¿Por qué? No tienes ninguna comodidad aquí. —Sí, pero tampoco tengo un acosador siguiéndome a todos lados molestando en mi vida, al cual nadie quiere hacer nada hasta que este me dañe físicamente —resopló—. Créeme, estoy mejor aquí que allá. —¿Qué es un acosador? —preguntó Drake. —Una persona que me sigue a todos lados, invade mi espacio personal sin mi consentimiento, toma de mis cosas y se cree mi dueño —explicó—. Puede llegar a ser alguien muy peligroso, pero las autoridades humanas... Aquellos que supuestamente atrapan a los malos y protegen a los débiles, no quieren hacer nada por atraparlo porque, mientras no me dañe físicamente, para ellos no hay razón para atraparlo. Una completa estupidez, pero así funciona en la ciudad —resopló—. ¿Ahora entiendes por qué me quiero quedar? Asintiendo rígidamente, Drake retomó su camino, sintiendo una extraña presión molesta ante lo que le había contado el ratoncito. Simplemente, no entendía como es que esos tontos humanos podrían dejar a su suerte a alguien tan pequeño y débil como Andy, quien obviamente necesitaba ser protegido.
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