Alzando su peluda cabeza, apuntando su nariz hacia el cielo, Drake intentó percibir el aroma de cualquier otro animal que se atreviera a reclamar su territorio. Solo una vez estuvo seguro de que no hubo ninguna otra esencia en alrededor del bosque más que la suya, es que retomó su camino hacia su casa con un caminar tranquilo.
Aunque algunos miembros de su manada se sentirían algo intimidados de sentir su aroma, especialmente sus feromonas amenazantes, así como impediría que animales salvajes se metieran sin pensarlo dos veces en su territorio a robar de sus comidas, a su vez actuaría para advertirle a los demás que no debían de ir más lejos que eso. Después de todo, el límite que los separaba de la manada del principito era bastante claro, y la única razón por la cual habían ganado un poco más de terreno con una conexión al mar mucho más segura, fue debido al trato que hizo con Caspian.
Por supuesto, sin confiar del todo en su gente, a las únicas personas que Drake permitía ir a ese lado de la isla, era a Olsen y Mikel, junto a las personas en las que ellos confiaban y nadie más, ya que no sabía qué clase de juego sucio podría intentar los integrantes del círculo interno si se llegasen a ir a ese lado tan cercano al pueblo de la manada Von Kleist, y el alfa dominante definitivamente no estaría corriendo riesgos con esos tres idiotas interesados.
Reconociendo la presencia de sus amigos más cercanos, Drake emergió entre los árboles y se encontró con ambos esperando por él fuera de su casa.
"¿Qué es lo que sucede?" Cuestionó directamente en las mentes de ambos.
—Vimos algo que creímos que debíamos de informarte que involucra a los estúpidos del círculo interno y el grupo de humanos que has traído a la manada —anunció Olsen.
—En realidad, yo lo presencié, fue un movimiento bastante sucio, típico de ellos —resopló Mikel.
Por alguna razón, la imagen del ratoncito de colorín cabello inmediatamente saltó a la mente de Drake, lo que le inquieto junto a su bestia, el cual observó en dirección hacia el centro del pueblo. Suprimiendo el extraño deseo de ir a comprobar al pequeño humano, el alfa dominante volvió su mirada hacia el frente con algo de esfuerzo.
"Vamos adentro" Ordenó pasando por su lado.
Subiendo fácilmente los escalones de piedra en la entrada de su casa, el gran lobo n***o alzó una pata y empujó la puerta. Entrando apenas por el rectángulo, caminó directamente hacia su habitación y cambió a su forma semi humana, dejando afuera solamente su cola y orejas lobunas. Tomando el primer pantalón que encontró en el suelo, Drake se lo colocó y salió encontrándose inmediatamente con sus dos amigos.
—Bien, hablen.
Olsen y Mikel compartieron una mirada, luego el alfa dio un paso adelante y enderezó sus hombros.
—Como me ordenaste, he estado manteniendo un ojo específicamente entre el grupo de humanos y los miembros del círculo interno, como esperabas, finalmente hicieron contacto con los humanos —anunció.
Los músculos del alfa líder se tensaron dolorosamente. Manteniendo una fría expresión, Drake cruzó los brazos sobre su desnudo pecho, logrando obtener una postura mucho más intimidante.
—¿Alguien resultó herido?
Su tono salió mucho más crudo y duro de lo previsto, pero con ambos contrarios acostumbrados a esa osca personalidad del alfa dominante, ninguno se sobresaltó o incluso retrocedió asustado.
—Es ahí el problema —anunció Mikel y observó a su compañero.
Dando un paso adelante, Olsen se detuvo al lado de Mikel e imitó su posición.
—Como los miembros de la manada siguen tan recelosos hacia los humanos, escondiendo la comida y negando el pozo con agua, les ha tocado salir en búsqueda de todo —informó el beta—. Intenté conseguirles comida o facilitarles las cosas, pero ellos actuaron desconfiados conmigo y se negaron a recibir mi ayuda, asegurando que podían hacerlo por sí mismo.
—Y es aquí que los tres idiotas tomaron provecho —declaró Mikel—. Ellos los siguieron, organizaron una situación en donde ellos se veían en peligro, y luego actuaron como los héroes, llegando justo a tiempo para salvarlos del peligro, logrando ganarse parte de su confianza con ello —explicó.
—Entonces, ¿ahora todos los humanos que traje están siguiendo al círculo interno?
—No del todo —negó Mikel—. Del grupo, parece que los humanos no parecen llevarse bien con un integrante, el más pequeño, ya que lo dejaron fuera de todas las decisiones que tomaron y lo aislaron.
—Afortunadamente, él sí aceptó mi ayuda a diferencia de los demás —comunicó Olsen—. Por lo que no se vio involucrado en ese pequeño acto de héroe e incluso se burló de sus compañeros cuando estos llegaron a contarle al respecto, lo cual solo pareció empeorar la relación entre ellos.
Parte de la tensión de Drake se alivió al escuchar aquello y asintió firme.
—¿Qué sucede con los otros? ¿Creen que los tres idiotas del círculo interno logren convencerlos de irse? —cuestionó.
—Habría que tener más atención entre ellos y cuidar por si logran acercarse más. Ahora es bastante obvio que se han ganado algo de simpatía, pero si siguen teniendo ese tipo de encuentros, al final terminarán aliándose con ellos, al igual que los demás —expresó el cambiaformas beta.
—Desde ahora comenzarán a conseguir las comidas por ellos —decidió Drake—. De esa forma los del círculo interno no podrán seguir aprovechando la situación.
—Pero ellos se negaron cuando me ofrecí a ello —le recordó Mikel.
—Solo tienes que hacerles más fácil el camino para que encuentren comida —resopló Drake—. Por mucho que se nieguen a recibir tu ayuda, si la comida aparece mágicamente ante ellos de forma fácil, ninguno se quejará ni buscará alguna excusa para rechazarla.
—Eso puede ser un arma de doble filo —advirtió Olsen—. ¿Qué sucede si los del círculo interno se toman todo el crédito de ello? Solo lograrán acercarse aún más.
—No lo harán —aseguró Drake con una esquina de su sonrisa alzándose—. Todos en la manada estamos justos de comida en este momento, prácticamente estamos cazando y recolectando comida para el día. ¿Qué sucedería si los fieles seguidores de esos tres idiotas se enteran de que se han tomado su tiempo para conseguir comida para los humanos que ellos mismos rechazaron en un principio, en vez de dárselas a ellos?
—Tiene sentido, por mucho que quieran acercarse a los humanos, no lo harán si con ello estos estarán perdiendo el favor de los demás —comprendió el lobo beta.
—¿Entonces? ¿Solo les consigo comida? —preguntó Mikel para estar seguro.
—Sí, hazlo. En un principio sé cuidadoso, luego una vez se acostumbren deja que se enteren de que los has ayudado bajo mis órdenes —ordenó y luego dudó—. ¿Podrás cazar suficiente para tu familia y ellos?
—Por supuesto que sí, sabes que soy el mejor cazador de esta manada —se jactó el alfa.
Asintiendo satisfecho, el alfa líder observó a su mano izquierda.
—¿Cómo está la situación en la manada en este momento?
—La zona que teníamos para cultivar ha vuelto a fallar, dudo que saquemos algo de ese huerto y ya no nos quedan demasiadas semillas para seguir intentándolo en otro lugar —explicó Olsen—. Con el molino sin funcionar, la ración de harina que teníamos reservada ya está comenzando a escasear, en unos días más entregaré la última ración por familia y entonces se habrá acabado.
—¿La zona de caza? —cuestionó observando a su mano derecha.
—Los animales ya se han dado cuenta de que esa se ha transformado en una zona de muerte, por lo que han emigrado más al fondo del bosque, hacia lugares donde el antiguo líder prohibió ir —informó Mikel.
—¿Alguien sabe por qué razón mi abuelo prohibió ir a esa zona del bosque? —indagó observando a ambos—. Mi estúpido padre nunca me dijo nada al respecto, y cuando me exilió de la manada por temor, rondé cerca de ese lugar, pero a simple vista no vi nada raro.
—¿Estuviste en el bosque maldito? —exclamó Mikel con sorpresa.
—¿Bosque maldito? —preguntaron ambos contrarios, observándole con atención—. ¿Por qué le llamas así?
Parpadeando confundido, el cambiaformas alfas observó a los dos y pasó una mano por su cuello.
—En realidad no sé por qué se llama así, cuando comenzamos a salir a cazar cada día, la madre de mi esposa me advirtió que no me acercara a ese lugar y lo llamó de esa forma —contó.
—Entonces ella debe de saber algo —anunció Drake—. Vas a tener que hablar con ella e indagar si recuerda la razón por la cual se prohibió ir a ese lugar. Necesitamos explorar más nuestro territorio si queremos conseguir más comida.
—¿Descubriste al menos en que nos pueden ayudar cada humano? —indagó Olsen—. Con una idea, podemos ir presentando los problemas para que vayan actuando, con estos días creo que ellos ya se han acomodado lo suficiente al estilo de vida en la manada, y una vez Mikel consiga comida para ellos, serán menos preocupaciones.
Drake asintió, recordando la explicación del pequeño humano.
—El trabajo de Marvin es forjar, fabricar y reparar materiales o piezas de metal. El de Lucio es cortar, moldear y fabricar piezas de madera para la construcción de viviendas. Russell es un artesano que realizan su trabajo a mano o con distintos instrumentos propios de manualidades. Y Loretta es una persona que diseña edificios y otras estructuras, y prepara los dibujos e instrucciones sobre cómo construirlas.
—Tengo una idea de lo que podrían ayudar así, pero falta uno. ¿Qué sucede con el humano más pequeño? —recordó el beta.
—Andy es todas las opciones, aparentemente estudió sobre todo, por lo que podrá ayudar en cualquier cosa —respondió.
—Si es así, entonces no tenemos necesidad de tener a los otros humanos, solo necesitaríamos del pequeñito humano valiente —resopló Mikel—. Eso es bueno, ¿no? En caso de que los otros pasaran al lado oscuro, ciertamente parece más inteligente que sus compañeros.
—Utilizaremos todo lo que tenemos a mano por el momento —decidió Drake.
—Si eso es todo, me pondré en movimiento entonces —anunció el alfa—. Los humanos no traidores pueden tener su cena en este momento, pero me falta conseguir algo para el pequeño humano —comentó haciendo sonar sus huesos.
—Pensé que el ratoncito aceptó cuando le ofreciste comida —indicó el alfa dominante, con un tono duro.
—Lo hizo, pero solo le conseguí algo para que desayunara y almorzara, luego me fui persiguiendo a sus compañeros —explicó—. No te preocupes, le conseguiré algo ahora mismo. Ese hombrecito tiene que comer mucho, creo que la carne de ciervo le haría bien —pensó.
—Sería un desperdicio —rechazó Olsen—. Es demasiada carne para él solo, se terminará perdiendo. Y si lo compartes con él, no será suficiente comida para tu familia, ahora que tu suegra y la hermana de tu esposa están dependiendo de ti para cazar por ellas.
—Cierto, supongo entonces que tendrá que conformarse con otro pescado —decidió el alfa.
Algo dentro de Drake se removió molestamente ante la idea de que otro hombre lobo estuviera cubriendo una de las necesidades básicas del ratoncito, y a diferencia de antes que pudo ignorar ese deseo de ir a comprobarlo, esta vez el alfa dominante no pudo pasar esa molestia en su interior.
—No. Yo conseguiré comida para él de ahora en adelante, tú solo preocúpate de tu familia y los otros —decidió el alfa líder—. A diferencia de ti, no cazo para otras personas, por lo que no tengo que preocuparme por eso.
Mikel sonrió y golpeó suavemente el antebrazo del alfa dominante en respuesta.
—Sabía que no eres tan malo como te ves. Entonces, me voy ahora.
Observando al alfa retirarse, Olsen observó a su líder.
—Yo también puedo cazar para ese pequeño humano si quieres, a diferencia de Mikel estoy solo —le recordó.
—Pero ayudas a cazar para aquellos que son demasiado mayores para hacerlo por su cuenta. Yo me ocuparé de él —decidió.
Ignorando la mirada de su amigo, Drake se retiró e hizo un medio cambio. Inclinando su cabeza hacia atrás, tan pronto como su olfato capturó esa singular esencia a lirio, corrió en esa dirección. Desviándose un momento para cazar algo rápidamente, pronto estuvo con el pequeño humano, quien estaba sentado frente a una fogata fuera de la casa.
Acercándose, el alfa dominante se detuvo instintivamente al percatarse de que se encontraba con otro humano. Con su cuerpo ensangrentado manteniéndose en aquel medio cambio en donde no era completamente humano ni tampoco un lobo, arrastrando el cuerpo de un jabalí, sabía que no daba exactamente una buena imagen. Lamentablemente, fue demasiado tarde para volver a la oscuridad que proporcionaba el intenso bosque, y los ojos de ambos se encontraron. Por un momento, ninguno habló, ni se movió, hasta que un grito asustado llenó todo el lugar, sobresaltando incluso a Andy.
—¡Es un monstruo! —gritó Russell completamente horrorizado.