Capítulo 30

2153 Words
Como alfa líder de la manada Luz de luna, luego de haber ayudado a los cachorros de la manada, era el deber de Drake imponer un castigo a todos aquellos que participar en el sucio juego del círculo interno, fueran o no manipulados, cada uno de ellos habían decidido seguir a Petra, Pascal y a Kaled, ignorando sus advertencias sobre no meterse con los humanos, desafiando así su autoridad con ello. Al único que dejó afuera, fue al joven omega, ya que fue la inocente oveja que los tres idiotas decidieron utilizar. Pero con los demás, el alfa dominante no podía ser tan misericordioso cuando le habían desafiado tan abiertamente y por su propia voluntad, por seguir estúpidamente a unos idiotas que se estaban desesperando al apreciar que todo su poder ante su "sabiduría" estaba siendo atacado directamente por los conocimientos de Andy y el resto de los humanos. Siendo así, era la responsabilidad de Drake impartir un castigo, y como las palabras nunca parecían funcionar con ninguno de ellos, es que el alfa líder había decidido ir con golpes que dejaran pruebas de sus malos actos y la respuesta a ellos. Y en un principio, Drake había comenzado bien, cambiando a su forma lobuna para darles una lección y muestra de poder, pero una vez llegó a los miembros del círculo interno, el alfa dominante simplemente tuvo un pequeño problema controlando a la bestia en su interior que exigía la sangre de esos idiotas, en realidad, Drake ni siquiera quiso hacer el intento de controlarse cuando llegó con ellos, lo que volvió la situación un poco más peligrosa de lo que previó que sería. La sangre que manchaba sus patas con cada golpe, el metálico sabor que empapaba su hocico, Drake simplemente no podía detenerse, quería más sangre de aquellos que planearon tan descaradamente lastimar a su ratoncito. Tan sangrienta y peligrosa se volvió la situación de un momento a otro, que Mikel y Olsen tuvieron que interrumpir en el castigo para que no acabara con la vida de uno de ellos. Luchando contra el deseo de ir detrás de esa basura, el alfa líder se contuvo y finalmente cambió su forma humana, revelando un desnudo cuerpo manchado con la sangre de su propia gente, y a pesar de ello, Drake no podía sentir culpa alguna, cada uno de ellos solo había recibido su merecido, su castigo por sus acciones y decisiones. —Tómenlo y llévenselo antes de que decida terminarlo —sentenció. Como las sucias ratas que eran, Petra y Kaled tomaron a su compañero entre sus brazos y los tres se alejaron apresuradamente de ahí, al igual que el resto de los miembros. Con el castigo finalmente implantado, Drake se dirigió hacia el lago que no se encontraba demasiado lejos, y lavó toda la sangre que estuvo cubriendo su cuerpo. Por supuesto, al quitársela, esta reveló una perfecta piel sin herida alguna a pesar de su feroz batalla. Una vez estuvo listo, el alfa líder se dio vuelta y enfrentó a los dos hombres que más confiaba de su manada, quienes le miraban en un absoluto silencio. Acercándose a Olsen, Drake cogió su cambio de ropa y comenzó a colocársela. —Si tienen algo que decir, suéltenlo ahora. —ordenó sin agradarle ese silencio. —Yo no quiero decir nada, estoy agradecido con el alfa líder y con aquel pequeño humano por haber ayudado a mi pequeña a poder dormir el resto de la noche sin esa molesta tos —expresó Mikel alzando sus manos con inocencia. —Yo tampoco tengo queja alguna por el castigo que sentenciaste a todos los involucrados, era lo justo considerando que fueron directamente contra tus órdenes —anunció Olsen—. Pero, por un momento ahí atrás, te perdiste a ti mismo cuando llegaste finalmente con los miembros del círculo interno, ¿no? —¿Qué te hace pensar eso? —cuestionó Drake. El cambiaformas beta suspiró y cruzó sus brazos sobre su pecho. —No intentes disimularlo, querías su sangre, deseabas matarlos, estuviste a punto de hacerlo con uno de ellos realmente —indicó Olsen—. No nos escuchabas mientras llamábamos por ti, ni siquiera cuando nos acercamos. —Pero me detuve, ¿no? —Sí, luego de que gritara que Andy no estaría feliz de que arruinaras más tu reputación por culpa de ellos. —Cierto, fueron como las palabras mágicas —apoyo Mikel. Frunciendo el ceño, el alfa dominante observó directamente al beta. —Si intentas decirme algo, dilo directamente y no te vayas por rodeos —ordenó. —De acuerdo, ¿te gusta ese pequeño humano? —Lo hace —asintió Drake, sin duda—. Podría ser la única persona en el mundo que me mira y no tiembla de miedo. —No, no lo digo en ese sentido —negó—. Me refiero a que si te atrae sexualmente. Tipo que lo mires y pienses en tenerlo en tu cama, bajo tu cuerpo y sobre ti. Las cejas de Drake se juntaron profundamente, pensando en sus palabras. —Andy es pequeño y débil, alguien tiene que cuidar de él y protegerlo. —Atrás, lobo soltero, no sabes hacer las preguntas para algo que, aparentemente, recién está comenzando —se jactó Mikel. —Bien, inténtalo tú, tonto lobo que su esposa tuvo que dar el primer paso —resopló Olsen. —¿Terminaron con esto? Tengo que ir a casa y revisar al ratoncito —expresó el alfa líder. —Piensas que porque ese humano es pequeñito, bonito y dulce debes de protegerlo, ¿no? —cuestionó el alfa. —Es pequeñito y bonito, pero no es tan dulce como crees —resopló Drake. —Pero sientes la necesidad de cuidarlo y protegerlo —argumento su amigo. —Es el instinto natural de un hombre lobo ante las cosas pequeñas —se defendió. —Sí, pero no necesariamente tienes que hacerlo tú —atacó Mikel—. Como alfa líder ya tienes demasiadas cosas sobre tu plato, ¿no sería mejor encargarle ese trabajo a alguien más? Alzando una ceja, el alfa dominante cruzó sus brazos sobre su pecho. —¿Y a quién exactamente? Ninguno de la manada está dispuesto aún a acercarse demasiado a los humanos. Y cuando te deje a cargo del ratoncito, aun así permitiste que uno de sus compañeros lo hiriera —se defendió. —Cierto, pero si me relevaras de mis otras tareas, tendría tiempo de ser una completa sombra para ese pequeño humano, siguiéndolo a todos lados, procurando que está bien, que nada le... —No. Ambos cambiaformas contrarios se observaron ante el gruñido tono decisivo de su líder. —¿Por qué no? —preguntó Olsen—. Después de ti, Mikel es el mejor luchador, podría defenderlo perfectamente bien de Petra, Pascal o Kaled. —Ya dije que no. —Bien, entonces uno de mis hombres —anuncio Mikel—. Si le doy una orden, la seguirán sin problemas. —Ya dije que no pondría en manos de nadie al ratoncito, es mío —declaró con molestia. —Acabas de reclamarlo como tuyo —indicó el beta, sonriente. —Porque ustedes no dejan de hablar estupideces, diciendo que deje que otro idiota esté a su alrededor —gruñó irritado. —Me huele más a que estás celoso, porque no quieres que nadie más que tú esté al lado de ese pequeño humano y te lo arrebate —sonrió Mikel. Drake frunció el ceño amenazadoramente hacia sus amigos, sin querer seguir con el tema, se alejó camino a su casa. —Tienes que admitir que desde un principio has actuado diferente con ese pequeño humano —anunció Olsen, siguiéndole. —¿Vas a seguir con eso? —Sí, porque quiero que veas lo evidente. —¿Y qué es lo evidente? —gruñó. —Que ese pequeño realmente te gusta y te gustaría tomarlo como tu pareja, reclamarlo como tuyo para que nadie lo mire, toque o se le acerque —explicó. —Eso no es cierto —mintió, molesto. —Entonces, ¿qué? No me digas que solo es curiosidad porque a diferencia de todos los demás no te teme —bufó Olsen. —¿Y si solo se trata de eso? —¿Realmente se trata de eso? Sin responder aquella pregunta, Drake emitió un gruñido molesto y apresuró su paso intentando deshacerse de esa molestia, quien por supuesto le siguió estúpidamente terco. —¿Por qué estás tan interesado en lo que me sucede con ese pequeño humano? —cuestionó molesto. —Debido a que es la primera vez que muestras tanta atención e interés específicamente por una persona —respondió—. Y más increíble aún, es la primera vez, que una persona te enfrenta cuando estás en ese estado frenético y salvaje sin temor alguno, logrando calmarte y traerte de vuelta. Deteniéndose, Drake observó a su mano izquierda con sus cejas juntas y una expresión confusa. —Eso no es... —Eso es precisamente lo que sucedió esta noche —asintió—. Cuando en contraste a Andy, al decir que querías matar a todo el mundo, lo dijiste en serio, y todos lo sabíamos. Tu presión se sintió diferente a lo normal, tus feromonas no eran intimidantes, eran mortales. Tú podrías haber dicho que dejaran de respirar sin la necesidad de utilizar tu voz suprema, y absolutamente todos habríamos obedecido por miedo —expresó—. Pero entonces, solo bastó que ese pequeño humano te tocara y dijera unas palabras para traerte de vuelta, para calmarte un poco —indicó. Pensando en dicho momento, la mandíbula de Drake se tensó dolorosamente al reconocer las palabras de su amigo. —¿Sabes? Una vez escuché a mi padre decir que los últimos alfas líderes de nuestra manada, se volvieron unos imbéciles locos porque no encontraron a su ancla —comentó—. Y antes de que perdieran la razón, fue el próximo alfa dominante quienes lo mataban. —No me vengas ahora con una mierda de que mi padre todo este tiempo actuó como basura simplemente para que no tuviera culpa al matarlo —espetó. —No, Baltasar sí era una completa basura, pero... ¿Qué ocurre con las generaciones anteriores? Podría el cambio haber comenzado precisamente por eso, y luego al no encontrar a su ancla, se olvidaron de ello y se dejaron consumir por la avaricia, maldad y abusaron de poder, logrando así ganar una muerte prematura —explicó. Juntando sus cejas, Drake observó pensativamente a su amigo. —¿Cuánto tiempo llevas investigando esto? —Desde que te presentaste como alfa dominante —confesó—. Temía que con tu gran poder te volvieras igual de basura que tu padre, pero al final en vez de tenerte como aliado, él prefirió elegirte como enemigo. —Desde que nací que me trato como su enemigo —resopló. —Entonces, ¿qué crees? ¿Crees que el pequeño humano es tu ancla? —¿Y como se supone que sé eso? —cuestionó. —Bueno, creo que tu lobo podría decírtelo, ¿no? Negando, Drake se dio vuelta y siguió con su camino. —Ve a descansar un poco antes de volver al trabajo —ordenó, dando por finalizada la conversación. Afortunadamente, Olsen no intentó seguirle nuevamente, por lo que Drake pudo dirigirse hacia su casa sin más inconvenientes. Entrando, el alfa dominante fue directamente a su habitación, y al contemplar a esa pequeña figura recostada en su cama, sintió como algo dentro de él se calmaba. Acercándose, Drake se recostó encima de las mantas y giró sobre su costado para contemplar a Andy. Sin pensarlo, alzó su mano y acarició con el dorso de un dedo una de las mejillas del pequeño ratoncito, sintiendo molestia de los nuevos hematomas que estarían cubriendo esa delicada piel de porcelana. Y ese oscuro deseo sediento de sangre volvió a surgir en el alfa dominante. Un pequeño quejido sacó a Drake de sus oscuros pensamientos, contemplando el pequeño rostro arrugado, el cambiaformas retiró su mano. Emitiendo otro lamento, Andy se movió e instintivamente se acercó aquella agradable fuente de calor que proporcionaba el gran cuerpo del alfa dominante. Acurrucándose contra él, el hombrecito soltó un suave suspiro y se quedó ahí. Y Drake en vez de alejarlo... Le rodeó con sus brazos y bajó su cabeza para enterrar su nariz en aquel cabello rojo cobrizo, inhalando profundamente el dulce aroma delicioso del pequeño humano. Lentamente, el alfa dominante fue invadida por una completa sensación de paz que hizo que su cuerpo se relajara y sus sentidos se apagara. Ciertamente, Drake no podía comprender del todo las cosas que su amigo le había comentado sobre un ancla y todo lo demás, pero lo que sí sabía, era que no permitiría que nadie más hiriera a su pequeño ratoncito, ni permitiría que alguien más intentara arrebatárselo tampoco.
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