Danna hizo pasar a Daniel, el señor Oscar al escuchar que el joven estaba en casa fue a saludarlo: —¡Hijo!, Que gusto me da que estés en casa —lo abrazó fuertemente— ¿cómo has estado? —Muy bien señor Oscar —contestó Daniel, se sentaron y la señora Gloria trajo unos jugos. Los hombres de la casa empezaron a hablar, la señora Gloria no dejaba de sonreír, Danna trataba de poner su mejor cara, pero por dentro quería lanzar toda esa farsa a la basura. ¿Casarse con alguien a quien no ama? ¿Cuándo ella pensó en casarse por interés? —Nosotros nos vamos, se nos va hacer tarde —dijo Daniel mientras se levantaba del mueble. —Bueno hijo, cuida de mi niña —el señor Oscar se levantó del mueble, estrechó la mano derecha de Daniel. —Ven más ha seguido —sugirió la señora Gloria. —Claro —respondió D