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Salimos del bosque y pronto me encontré con un paisaje descomunal, los campos totalmente verdes y detrás de ellos la montaña que se podía divisar incluso en el bosque. Era increíble, pero había un espacio pequeño, de hecho, una mancha de diferentes colores que contrastaba entre la naturaleza del campo. Era el pueblo o eso pensé. —Por aquí—me indico Markuz una vez que dejo mis pies en el suelo. Coloque mis muletas debajo de mis brazos y comencé a caminar por un sendero hacia abajo que nos llevó a un establo viejo que parecía a simple vista estar cerrado con cadenas y candado. Saco la llave y abrió mientras yo me aproximaba a él, al asomarme al interior descubrí un auto, en realidad una camioneta. Lo esperé afuera mientras él maniobraba para sacar el auto de aquel lugar tan estrecho. —