Louis
Llegó al apartamento de Isabelle, completamente lleno de rabia, lo único que me consuela es que en sus brazos me olvido de todo, ella es muy buena amante. Toco la puerta y ella la abre, tiene puesta una pijama de satín, ceñida a su cuerpo que le marca la silueta, con un escote en su busto que me impulsa a desearla, ella me recibe con un beso apasionado, colocó mis manos sobre su cintura, y la alzó, entró y ella cierra la puerta, caminó hacia su habitación y me recuesto sobre la cama, mientras ella mete su mano por dentro de mi pantalón y ropa interior, dándome un masaje que me relaja por completo, comienzo muy acelerado a desvestirme, hasta quedar desnudo, la observó fijamente y le comienzo hablar.
—Nunca había visto una mujer tan hermosa como tú Isabelle, la verdad es que tu belleza, me enloquece, por ti dejo a mi esposa si así me lo pides, me excita tener tu cuerpo sobre él el mío, —levantó mi mano y nalgueo a Isabelle, —definitivamente eres todo lo que yo busco, en una mujer.
—Pero tienes una buena mujer a tu lado, y lo que estamos haciendo no está para nada bien, aunque me encanta todo lo que es prohibido, y principalmente me excitas tú…Que lastima que seas casado, pero eso no es ningún impedimento para disfrutar. —Ella levanta su pierna y la coloca sobre mis pectorales, las desliza suavemente.
—Simplemente eres mejor. —Guiño un ojo.
—¿Acaso cómo es tu esposa? Te pregunto Louis, porque me estás subiendo al cielo por completo, tan mala mujer es, no creo que te hayas casado con ella sin amarla. Llevamos dos meses saliendo, y no le has dejado a ella las cosas claras, acaso te parece que es justo conmigo, aunque el papel de amante no me molesta, al menos no soy yo la que sufro. —Ella le da un leve masaje a sus labios, rozando su lengua por encima.
—Isabelle, tú eres simplemente mejor, ella la verdad ya no me atrae, además sale con unas ridiculeces para llamar la atención, algo que simplemente me parece muy agotador, quiero esperar un poco de tiempo para que hagamos oficial nuestra relación ¿Te parece? —le hablo a ella con un tono de voz suave, mientras deslizó mi mano por su pierna.
—No sé, pues ella aparentemente te quiere bastante. —Ella aprieta sus labios con picardía.
—Isabelle, mi amor, tu no la conoces —le hablo intentando evadir el tema.
—Pero, si su tono de voz, Louis tu esposa me llamó porque te reviso el teléfono, y noto algo extraño en nuestras conversaciones, ella me hizo entender que no te va perder tan fácil, luchará por ti, hasta sentí que me amenazó, esa estúpida. —Ella sonríe y muestra una malicia en sus labios, que simplemente me tienta, a seguir pecando y mentir es mi salida para así encontrar placer.
—Vez a qué me refiero, ella actúa impulsivamente y eso me tiene cansado, me irrita tenerla cerca, pero no te preocupes mi amor yo te haré respetar. —Doblo mis cejas uniéndolas, mostrando molestia.
—Entonces no perdamos más el tiempo, hablando de ella, podemos estar disfrutando de otras cosas, más placenteras, que hablar de tu maldita esposa. —Ella se sienta sobre mis piernas levanta su mano, y mete uno de sus dedos en mi boca, le rozo mí lengua por encima y lo succiono con mi boca.
—No sé qué sería de mi vida sin ti, simplemente me perdería en el aburrimiento, tú le das emoción a mi vida. —La observó mientras ella se coloca de pie, y camina de la manera más sexy que mis ojos han visto, definitivamente ella me invita a probar su infierno y nunca querer salir de el.
Ella comienza a reír, me mira de arriba abajo, mientras yo estoy sentado en el borde de la cama, completamente desnudo, Isabelle se acerca, me abre las piernas y se coloca de pie en medio de ellas, se va baja hasta colocarse de rodillas, abre su boca y yo colocó dentro de ella a mi amigo juguetón, ella comienza hacerme el mejor sexo oral de mi vida, mientras mi cuerpo intenta tensionarse hacia atrás, estiró mi mano y la colocó sobre el cabello de Isabelle, y empiezo a jalárselo enrollándolo en mi mano, mientras ella voltea sus ojos haciéndome saber lo excitada que está. Ella se levanta y se coloca de pie, y me empuja hacia la cama, caigo acostado sobre la cama, y ella se acuesta sobre mí, juntando su abdomen con el mío, sus piernas pegadas, su busto casi en mis ojos, y sus glúteos levantados.
Siento sus pechos sobre mi cara, es como si estuviera viendo el paraíso, un busto grande y redondo, sus caderas anchas, su abdomen pequeño y perfecto, me hacen llegar a compararla con mi esposa que por más hermosa que es, no tiene tanta sensualidad, simplemente Isabelle me enloquece, y me hace suspirar de placer, introduzco mi mano en mi infierno y masajeo su clítoris con mis dedos, mientras ella gime sin parar, me levanto y me colocó sobre ella y no logro estar completamente erecto, Isabelle lo nota e intenta seducirme con su cuerpo, pero no lo logro, me siento sobre la cama y mis mejillas se tornan completamente rojas, jamás me había sentido tan avergonzado, mi hombría está siendo totalmente pisoteada.
—Louis, ¿Estás bien? No te preocupes lo podemos hacer después, cuándo estés cómodo, tanto estrés te debe tener así, quizás si te concentras un poco y piensas que yo soy mejor que tu esposa todo fluirá, porque al parecer ella es superior para ti que yo, y en el fondo sabes que no es así. —Ella levanta su ceja.
—Solamente he tenido malos días, espero me entiendas. —Me levanto y comienzo a vestirme, mientras Isabelle simplemente me observa, ella se coloca de pie y camina hacia la puerta, la abre por completo para que yo salga, me lanzo a besar su boca y ella me esquiva, volteando su cara, y salgo de su apartamento.