Capítulo 1: Amor propio
Tuve un día muy desagradable, al parecer no fui seleccionada para trabajar en París como siempre lo he soñado, pero todo no está perdido, me encanta trabajar en un consultorio en Marsella amo esta ciudad, es muy satisfactorio contribuir y cooperar, en este preciso instante necesito tranquilizarme y nivelar mis emociones, las tengo totalmente descontroladas; agarró una caja de un regalo qué me hice a mí misma y lo destapo, me desnudo completamente y aplico sobre todo mi cuerpo un gel hidratante, me acuesto sobre la cama y abro las piernas inserto sobre mi entrepierna un dildo que estimula completamente mi clítoris, sintiendo cada detalle que posee sus curvas, relieves y texturas, me hace viajar a un mundo maravilloso deleitando una excitación complaciente, comienzo a sentir una satisfacción espléndida así que levantó mis piernas y hago arte con ellas, con cada movimiento brusco, doblo cada dedo de mis pies y los colocó de frente como si estuvieran realizando una bienvenida con mi mano derecha, jaló mi cabello con fuerza sintiendo presión y tensión.
Me encanta tener esa sensación de control y dominio, mi otra mano llena de sudor se desliza por la manta que tiene la cama, levantó la mano muy delicada y la colocó en mi boca, muerdo mis dedos hasta dejarles marcas, doblo mi cuerpo haciendo un arco en el y me comienzo a retorcer de placer y dominio propio mientras mi cuerpo tiembla, escucho de fondo música suave, siento que pertenezco a otro mundo donde puedo expresar lo que siento, mis ojos reflejan un paraíso complaciente, comienzan inundarse de agua, y cae sobre mi mejilla una lágrima llena de Lujuria y placer, mi cabello se humedece con el sudor que baña mi silueta y manifiesta llenó de satisfacción, llegó al clímax perfecto liberando mi cuerpo de todo peso y sintiendo las sensaciones más placenteras y excitantes entrando en un universo donde lo esencial es deleitar cada goce que puedo probar amándome, mientras mi cabeza queda completamente en blanco y me olvido de todo a mi alrededor y mi cama queda mojada a chorros de toda la intensidad de liberación; Tocan la puerta dos veces muy fuerte y me levanto acelerada de la cama oculto todo debajo de mi cama, me pongo mi ropa interior, y encima una bata, camino hacia la puerta y la abro, veo a Louis de pie con su rostro molesto.
—Jolie, ¿por qué me ves así?, acaso esperabas a alguien más, constantemente me esquivas ¿Quieres escapar de tu realidad? —Me mira inquietante—. Lo lamento mucho Jolie no puedes cubrir con un manto tu mundo, el que tu escogiste y empezar a creer en la fantasía que le dices a tus pacientes para no hacerlos sentir miserables, la parte más difícil de creer sus propias mentiras es aterrizar eso lo necesitas hacer. No creas que por ser delgada eres perfecta. —Él me mira de pies a cabeza, reflejando en su mirada desagrado. Quizá mi cabello crespo se ve todo alborotado, aunque para ser verdad es a veces difícil manejarlo.
—No, simplemente no esperaba que vinieras hoy, me habías dicho que tenías que dictar clases de filosofía en la universidad y fuiste demasiado claro con el mensaje de texto que enviaste a mi teléfono, diciendo “que no te molestará”, además no entiendo porque me hablas de esa manera ¿Te encuentras bien estas algo raro y estresado? —le hablo tierna tratando de ser amable—. Sigue no te quedes ahí. —Sonrió y mis manos tiemblan mientras se van bañando en sudor. «No puedo creer que salga con un hombre tan arrogante, a veces quisiera comenzar de cero y desaparecer de mi vida».
—¿Qué es todo esto? ¡Jolie! no me pienso casar con una mujer que llega al punto de descuidarse, deberías preocuparte por verte bien, soy un hombre muy atractivo y las mujeres me sobran en cantidades, cualquiera quisiera tener una pareja como yo —él habla con tanto ego, me produce asco y decepción, cada palabra que pronuncia me va quebrando por completo, haciéndome sentir indeseable.
—Estaba trabajando en mi computadora, por eso hay tanto desorden… Aunque Louis, si tanto te molesta verme así vete ya mismo, no quiero discutir —hablo firme y contundente, aunque me siento muy lastimada.
Él se acerca hacia mí, coloca su mano sobre mi brazo, lo aprieta fuerte y lo lleva hacia él lastimándome, levanto mi mano y llena de impotencia y rabia lo empujó lanzándolo al suelo, caminó hacia donde él está y coloco mi pie sobre su pecho haciendo presión.
—Nunca me vuelvas a colocar una mano encima, porque te puedes arrepentir. —Lo observó reflejando en mí una desilusión muy grande, es como si poco a poco empezará a desmoronarse mi autoestima y todas las palabras de motivación que le transmito a mis pacientes no sirvieran en lo absoluto para mi.
Camino hacia la cama y me siento en ella, mi respiración se comienza a acelerar, Louis camina hacia mí se sienta sobre la cama toma mi mano y la besa de repente comienza a llorar.
—Perdóname Jolie, sé que no te merezco esto no volverá a suceder. —Él me abraza y se desliza sobre la cama llevándome con él, me mira fijamente a los ojos, coloca su mano sobre mi pecho y se queda dormido, lo observo y no puedo evitar hacerme cuestionamientos, no se si lo amo realmente, tenemos una relación con poca afinidad queriendo aparentar ser perfectos aunque no lo seamos, estamos atados a una tortura que no domina ni un poco la apatía que sentimos, sus palabras me lastiman, sentir que no soy suficiente para él, a veces siento que ya no me importa, simplemente no siente el mismo gusto, el mismo sentimiento por mi, volteo mi cuerpo dándole la espalda a Louis y recuesto mi cabeza sobre la almohada sintiendo frialdad y distancia entre los dos.
Siento a lo lejos el canto de los pájaros, mi cabeza me duele mucho, tengo una sensación de emociones revueltas, me levanto de la cama y voy hacia la venta para comenzar a mirar el amanecer y empiezo a admirar todo el paisaje, doy la vuelta y veo a Louis saliendo del apartamento sin pronunciar una sola palabra, aunque sus gestos y mirada lo dijeron todo por él, lo único que me reconforta es pensar en que es lo correcto y lo mejor para mi.