Antes de que la reunión terminara, tocaron la puerta. Uno de los guardias se acercó a mí, con el debido permiso, y me susurró que tenía una llamada urgente en el despacho. Sin imaginar quien podía llamar a esa hora, pausé la reunión unos minutos. Cada m*****o me reverenció una vez antes de abandonar el salón de reuniones. Fui escoltada de nuevo por los guardias hasta la puerta del despacho. Tessa se encontraba a un lado del teléfono, con las manos en su regazo. —¿Quién es? —le pregunté al acercarme. —Es el señor Bjornberg. No podía creer que interrumpiera mi reunión. De igual forma no me molesté con él. Fueron temas controversiales los debatidos, así que merecía un pequeño descanso. Caminé hasta el teléfono que se encontraba sobre la mesa de madera. Tessa me reverenció después de agr