Capítulo 18

1442 Words
Andrea —Ven aquí —dijo, acercándose para tomarnos una foto. —Primera vez en meses que salimos juntas. La cámara hizo clic y capturó el momento: dos amigas, riendo y disfrutando de la noche. —Perfecto —dijo Ana, mostrando la foto en la pantalla. —Esta va directo a estados. —Me alegra tanto que hayamos hecho esto —dije, rompiendo el silencio. —Realmente lo necesitaba. Ana me miró, sus ojos llenos de comprensión. —Lo sé, amiga. Has estado tan ocupada con todo ... mereces un descanso... y además tengo una sorpresa para ti, —dijo Ana levantando la vista hacia algo... o alguien detrás de mí. Me giré rápidamente para ver a un hombre que no había visto hace mucho tiempo... —Miguel... —susurré, apenas podía contener la emoción en mi voz. La sorpresa de ver a Miguel me dejó aturdida, como si el tiempo se hubiera detenido por un momento. Sus brazos abiertos, su sonrisa familiar, todo parecía tan surrealista. Me levanté de un salto y me sumergí en su abrazo, sintiendo el calor de su cuerpo y el latido de su corazón. Las lágrimas brotaron de mis ojos, un torrente de recuerdos y alegría. —Estas hermosa, reina —dijo Miguel, usando el apodo cariñoso que solía darme. Me aparté de él, con el corazón latiendo con fuerza, tratando de asimilar su repentina aparición. —¿Qué haces...? ¿Cuándo...? —balbuceé, tratando de encontrar las palabras adecuadas. —Llegué hace unas horas —explicó Miguel, acariciando mi rostro con ternura. —Veo que mi hermana no te ha dicho nada. Miré a Ana, quien asintió con una sonrisa cómplice. Todo esto era una sorpresa preparada por ella, y no podía evitar sentirme abrumada por su gesto. Miguel me tomó las manos entre las suyas, sus ojos oscuros encontrando los míos con ternura. —Te he extrañado mucho —dijo Miguel, su voz suave y llena de sinceridad. —Te ves hermosa. Un beso en mis manos fue suficiente para hacerme sonreír, sintiendo una oleada de felicidad recorriendo mi ser. Él había sido mi primer amor en la secundaria, cuando éramos solo adolescentes descubriendo el mundo y explorando nuestros sentimientos. Nuestra conexión era innegable, compartíamos risas, secretos y sueños. Recuerdo las tardes en el parque, las citas en el cine y las largas conversaciones en el banco del patio de la secundaria donde ahora trabajaba. Todo parecía perfecto hasta que llegó la noticia de su beca en el extranjero. Fue un momento difícil, enfrentar la perspectiva de una relación a larga distancia mientras ambos seguíamos caminos separados. Decidimos separarnos antes de que se fuera, no queríamos que la distancia y el tiempo distorsionaran lo que teníamos. Fue una despedida amarga, pero sabíamos que era lo mejor para ambos en ese momento. Ahora, años después, verlo de nuevo frente a mí era como una ráfaga del pasado. Su sonrisa tenía el mismo encanto, sus ojos reflejaban la misma ternura. Volvimos a la mesa junto a Ana, quien ya había pedido un trago para su hermano. El ambiente en el pub era cálido y acogedor, las luces tenues creando un halo de intimidad que se sentía perfecto para una noche de reencuentros. Los sonidos de risas y conversaciones se mezclaban con la música suave de fondo, creando una atmósfera envolvente. —Bueno, soy afortunado de estar con dos mujeres hermosas, de seguro soy el hombre más envidiado en el lugar —dijo Miguel con una sonrisa encantadora, mirándonos a ambas con esos ojos llenos de complicidad. —Y que lo digas, esto amerita foto —añadió Ana, sacando su teléfono y levantándolo para capturar el momento. Nos acercamos, riendo, y la cámara capturó nuestra felicidad. Pasamos el resto de la noche charlando y poniéndonos al día. La conversación fluía con facilidad, tocando temas desde los recuerdos de la escuela hasta nuestras actuales vidas. Cada risa compartida parecía borrar un poco de la distancia y el tiempo que nos habían separado. Finalmente, las conversaciones se tornaron más personales, los secretos y las confesiones emergiendo a la superficie. —Me imagino que ya tienes a alguien, reina, eres muy hermosa para estar soltera —dijo Miguel, su tono suave pero cargado de interés genuino. Tomé un sorbo de mi trago, la bebida fresca pasando por mi garganta y calmando un poco mis nervios. —Hay alguien sí, pero es complicado... —respondí, sintiendo una mezcla de emociones que iban desde la excitación hasta la incertidumbre. —No es solo que haya alguien —agregó Ana, su voz teñida de picardía— está completamente involucrada aunque no quiera admitirlo. Miguel enarcó una ceja, su curiosidad evidente. —¿Y quién es el afortunado? —preguntó, inclinándose un poco hacia adelante, sus ojos fijos en los míos. Como si fuera llamado con la mente, mi teléfono sonó avisándome la llegada de un mensaje. La vibración resonó en la mesa, y sentí una punzada de anticipación y nerviosismo al ver el nombre de Christopher en la pantalla. Christopher: "Espero que estés pasando bien, sé que te dije para charlar más tarde, me surgió un viaje de negocios de último momento, así que estaré desconectado." —Es él, ¿verdad? —preguntó, una leve sonrisa en sus labios. Asentí, mis dedos jugando nerviosamente con el borde de mi copa. Me quedé mirando la pantalla de mi teléfono, sintiendo una mezcla de emociones que iban desde la sorpresa hasta una leve punzada de decepción. —¿Y bien? —insistió Miguel, inclinándose hacia adelante con interés—. ¿Quién es el afortunado? Respiré hondo y sonreí ligeramente. —Su nombre es Christopher. Es un músico y, bueno, hemos estado hablando mucho últimamente. Nos conocimos en línea y la conexión ha sido... increíble. —¿Christopher, eh? —dijo Miguel, su tono ligeramente protector—. ¿Y qué tan serio es esto? Andrea: "Espero que tengas un buen viaje. Estaré pensando en ti." Luego volví mi atención a Miguel, quien me observaba con una mezcla de curiosidad y seriedad. —Es complicado porque él vive muy lejos —expliqué. —Pero cuando hablamos, es como si estuviera aquí mismo conmigo. Me hace sentir viva de una manera que no había sentido en mucho tiempo. Miguel asintió, su expresión suavizándose. —Entiendo. A veces, las mejores cosas en la vida no vienen sin un poco de complicación. Si te hace feliz, eso es lo que importa. Ana levantó su copa, brindando hacia nosotros. —Por las complicaciones que valen la pena y por las personas que nos hacen sentir vivos. —Ahora que hemos hablado suficiente de mí —dije, levantando mi copa—, ¿qué hay de ti, Miguel? ¿Qué te trae de vuelta además de las vacaciones? Miguel se echó hacia atrás en su silla, sonriendo con un destello de travesura en los ojos. —Bueno, aparte de visitar a mi hermana y a mi reina, necesitaba un descanso del trabajo. Además, quería reconectar con lo que dejé aquí. Las personas, los lugares... todo. Ana intervino, su expresión curiosa. —¿Y qué tal en el extranjero? ¿Conociste a alguien especial? Miguel suspiró, mirando su copa. —Conocí a alguien, sí. Pero las cosas no funcionaron como esperaba. Fue complicado, y al final, nos dimos cuenta de que queríamos cosas diferentes. Así que decidí volver por un tiempo y ver qué me depara el futuro aquí. La sinceridad en su voz me conmovió. Todos teníamos nuestras historias complicadas, nuestras luchas personales. Volví a casa más tarde en la noche, y aunque Chris me había dicho que estaría desconectado, no pude evitar enviarle un mensaje. Andrea: "Ya estoy en casa, avísame cuando llegues a destino." Miré la pantalla y noté que solo había un tic en el mensaje. No saber de él iba a ser muy frustrante. Me dejé caer en el sofá para sacarme los tacones. El apartamento estaba en silencio, salvo por el suave zumbido del refrigerador en la cocina y el ocasional crujido de la madera bajo mis pies. Cerré los ojos, intentando relajarme, pero la imagen de Christopher seguía rondando en mi cabeza. No podía negar que estaba completamente atrapada en él, y la incertidumbre de no saber cómo estaba o dónde estaba exactamente comenzaba a incomodarme. Finalmente, me obligué a levantarme del sofá y dirigirme a la cama. Sabía que tenía que intentar dormir, aunque la posibilidad de descansar parecía remota. Me metí bajo las sábanas y me acomodé, tratando de encontrar una posición cómoda. Cerré los ojos y respiré profundamente, intentando concentrarme en el sonido de mi respiración para calmarme.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD