Andrea
—Sí, así es. —Sonrió Christopher, una sonrisa encantadora adornando su rostro. —Andrea y yo estamos trabajando en un proyecto muy emocionante.
—Me alegra escuchar eso. —Dijo mamá, intentando mantener un tono más suave. —Espero que sea un proyecto exitoso para ambos.
—Gracias. —Respondí, sintiéndome un poco más relajada. —Estamos poniendo mucho esfuerzo en ello.
Observé a Christopher con una sonrisa de agradecimiento antes de que mi madre se apartara y nos diera un espacio para continuar nuestra conversación.
—Lo siento por eso. —Mencioné, una vez que mi madre se alejó un poco. —No esperaba visitas.
—No te preocupes. —Sonrió, y su gesto me hizo sentir más conectada con él a través de esta pequeña interrupción. —Es bueno saber que tienes apoyo en casa.
—Sí, mi madre es... protectora. —Suspiré, pero traté de mantener una sonrisa en mi voz.
—¿Me la prestas un segundo? —preguntó mamá mientras me ayudaba a guardar las cosas que había comprado.
—Sí, claro —respondió Christopher —te llamo luego...
—Oh, no es necesario que cortes, solo serán cinco minutos —lo interrumpió ella.
—Está bien, mientras ustedes hablan, voy a cocinar algo —respondió él, alejándose de la pantalla.
—Bueno... —comencé a decirle a mamá.
—Es muy guapo —se rio ella.
—Sí, lo es, —dije sintiendo cómo el calor subía a mis mejillas.
—¿Solo compañeros? —indagó ella.
—¡Mamá! —grité en un susurro.
—¡Ay no te hagas la santa! —se burló —bueno, a lo que vine.
—Sí, por favor —dije más alto de lo que pretendía.
—Con tu papá queremos llevar a Tomy a un viaje, ahora que se vienen las vacaciones de invierno... —comenzó a decir ella.
Ellos siempre llevaban a Tomy a sus viajes, era su único nieto y lo adoraban.
—Por mí está bien, tendré que hablar con su papá por si había hecho planes... —dije, sintiendo un leve nudo en el estómago al mencionar a mi ex.
—¡Por favor! Él solo lo lleva porque es su obligación por la resolución del juez... ¿Te ha buscado para volver? —preguntó mamá con cierto desdén.
—No, por suerte está muy involucrado con su nueva novia, ya le queda poco para tener a su nuevo bebé. —respondí, tratando de mantener la compostura.
—Siempre pensé que era buena gente, pero cuando salió con esa chiquilla embarazada... —casi escupió las palabras, mostrando su desaprobación.
Recordé el dolor de aquella traición mientras escuchaba a mamá. El padre de Tomy me había engañado con su secretaria, una mujer más joven, pero que no era tan "chiquilla" como decía mamá. Cuando los descubrí, lo dejé inmediatamente. Al principio, nadie entendía nada; éramos la pareja perfecta, la familia perfecta ante todos.
Pero ahora, después de cinco años, ya no me dolía la traición. Sin embargo, que dejara a Tomy plantado me partía el corazón.
—Tal vez sería bueno que hablaras con el padre de Tomy sobre el viaje, para que estén ambos de acuerdo —sugirió mamá con preocupación.
Asentí con la cabeza, tomando nota mental de hablar con él lo antes posible.
—Y, ¿qué te parece si la primera semana de vacaciones Tomy va con nosotros? —propuso mamá, buscando una solución. —Así podría disfrutar del viaje con tu papá y conmigo.
—Sí, me parece bien —respondí con una sonrisa.
Entonces, mamá dejó caer una insinuación que no esperaba.
—Y, quién sabe, tal vez tú también podrías viajar... A conocer personalmente a Christopher.
Mis mejillas se encendieron ante la sugerencia de mamá.
—¡Mamá! —exclamé, sintiendo el rubor subir por mis mejillas ante su insinuación. Una oleada de emociones encontradas se apoderó de mí.
Una idea comenzó a tomar forma en mi mente, una sospecha de que... alguien, o más de una persona... podrían estar urdiendo algo detrás de mi espalda.
—¿Has visto a Ana últimamente? —pregunté, arqueando una ceja con curiosidad.
—Sí, estuve con ella antes de venir... —respondió mi madre con una sonrisa traviesa que dejaba entrever que todo esto podría ser parte de un plan.
El corazón me latía con fuerza mientras comprendía qué estaban tramando entre ellas.
—Bien, ya me voy, habla con el papá de Tomy, solo tenemos una semana para organizar todo, —dijo mi madre a modo de despedida, pero antes de irse, agregó con un tono juguetón—: Un placer conocerte, Christopher.
—El placer fue mío, señora —respondió él de inmediato.
Aunque no lo veía en la pantalla, su voz resonaba cerca, y me pregunté si había estado escuchando toda nuestra conversación. Esperaba que no hubiera captado la sugerencia de mamá.
Después de que mi madre se fue, Christopher volvió frente a la pantalla. Lo miré, preguntándome cuánto había escuchado de nuestra conversación.
—¿Escuchaste algo de lo que hablamos? —le pregunté, con una mezcla de curiosidad y preocupación.
—Un poco, lo suficiente para saber que Tomy es importante para ti. ¿Quién es él? —preguntó Christopher con curiosidad.
—Tomy es mi hijo —respondí, sintiéndome un poco incómoda. —Lo llamo mi cavernícola adolescente a veces, como broma.
—¿Cavernícola adolescente? ¿Qué significa eso? —preguntó él con una sonrisa intrigada.
—Habla como uno. Pocas palabras, a veces mal conjugadas, y muchos monosílabos y onomatopeyas —expliqué, riendo un poco por la descripción.
Ambos nos reímos, compartiendo el momento de ligereza.
—Tengo una hermana con dos adolescentes cavernícolas y un pequeño monstruo —me contó Christopher, y eso me hizo reír aún más
—Entonces sabes de lo que hablo —dije, aún riendo.
—Me encantaría conocer a Tomy algún día —dijo Christopher con sinceridad.
—Sería genial, seguro le caerías bien —respondí, sintiéndome reconfortada por su interés genuino.
—¿Y qué hay de tu familia? —pregunté, interesada en conocer más sobre su vida.
—Mis padres son bastante religiosos, siempre han sido muy devotos —comenzó Christopher. —Tengo una hermana mayor, está casada y tiene tres hijos. Y luego está mi hermano menor, que vive viajando por trabajo. Siempre está en movimiento.
—Suena como una familia interesante —comenté. —¿Cómo te llevas con ellos?
—Bastante bien, en realidad —respondió Christopher con una sonrisa. —Aunque a veces chocamos un poco por nuestras diferencias, puede ser un poco abrumador, sobre todo en las reuniones familiares.
—Yo soy hija única, mis padres siempre han estado ahí para mí, apoyándome en todo lo que hago.
—Deben estar orgullosos de ti —respondió Christopher con sinceridad. —Es evidente que eres una madre dedicada y amorosa.
Me ruboricé ligeramente ante su elogio.
—¿Y tú, cómo te sientes respecto a la paternidad? ¿Te gustaría tener hijos en el futuro?
Hubo un breve silencio antes de que Christopher respondiera.
—Bueno, la verdad es que nunca lo había pensado demasiado. Con mi estilo de vida y mi carrera, no he tenido mucho tiempo para considerar la idea.
—Entiendo... —dije con voz baja.
—Aunque suena como algo que valdría la pena experimentar —respondió Christopher con una sonrisa. —Supongo que el tiempo dirá.
—Exactamente —asentí. —Si alguna vez decides dar el paso, estoy segura de que serás un padre increíble.
—Siempre y cuando tenga a la mujer correcta a mi lado —murmuró él.
—Hablando de eso... ¿La chica misteriosa? —pregunté, un nudo formándose en mi garganta.
—Bueno, esa es una historia un poco complicada —respondió Christopher, su voz cargada de emoción. —La chica misteriosa... Bueno, digamos que es alguien muy especial para mí. Una persona que ha llegado a mi vida de una manera inesperada.
Mis manos se aferraron al borde de la mesa, sintiendo cómo la tensión se acumulaba en el ambiente.
—¿Y ella siente lo mismo por ti? —pregunté con precaución, temiendo la respuesta.
Christopher suspiró, como si estuviera sopesando sus palabras antes de hablar.
—Esa es una pregunta complicada —dijo finalmente. —Creo que hay una conexión especial entre nosotros, pero a veces las cosas no son tan simples como parecen. Hay obstáculos en el camino.
—Entiendo lo que quieres decir —respondí, tratando de mantener la calma. —Encontrar a alguien que te comprenda en todos los niveles es... especial.
Christopher asintió, como si estuviera de acuerdo con mis palabras.
—Exactamente. Pero creo que cuando encuentras a esa persona, todo parece encajar de alguna manera. Es como si el universo conspirara a tu favor.
—Es increíble cómo alguien puede inspirar tanto, ¿verdad? —comenté, dejando que la emoción fluyera a través de mis palabras por la belleza de la canción que él había compuesto.
—Definitivamente. No puedo esperar para ver qué más puedo crear con su influencia. Es como si hubiera desbloqueado un torrente de creatividad que ni siquiera sabía que existía.
—Estoy emocionada de escuchar todas las nuevas canciones que vendrán de esta inspiración —dije, sintiendo un cosquilleo de anticipación recorrer mi cuerpo.
Christopher sonrió, su mirada intensa llena de determinación y promesa.
—No te preocupes, serás la primera en escucharlas todas.