La pasión se desató sobre aquella sábanas. Iker volvió a besarla con la misma urgencia del primer beso, pero estaba vez más hambriento. Estaba tan excitado que ya no era dueño de si mismo y Gabrielle lo notó. La chica tembló cuando el peso de su m*****o duro y grueso rozó su entre pierna. El duque solo llevaba puesto aquel pantalón de tela fina y sin ropa interior. Gabrielle podía sentirlo a la perfección. Lo caliente que estaba, la forma como palpitaba pidiendo reclamarla como su mujer. La tensión s****l que había entre ellos era tan fuerte que Gabrielle no podía resistirse al duque…a aquellos sentimientos que afloraban sin control. En ese instante lo olvidaron todo para entregarse a una pasión que los invitaba a dejarse llevar por sus deseos más íntimos. El duque y la duquesa solo pod