-Iker me ama, mamá. -declaró Irina intentando sonar lo más convincente posible, pues también empezaba a dudar de la influencia que tenía sobre el duque, quien llevaba días sin contestar a sus llamadas. -No tenemos muchas opciones Irina, será mejor que ese hombre te siga amando y cómo lo del príncipe ha quedado en nada, tienes que buscar la forma de volver a la cama del duque y esta vez como su esposa. -¿Quieres que lo obligue a divorciarse de Gabrielle a sabiendas de que podría perder sus títulos y el legado de su familia? -cuestionó Irina azorada. -Ahora mismo eres princesa, una princesa sin privilegio alguno, mientras que la bastarda de tu padre está viviendo en este palacio ocupando tu lugar. En este momento solo debemos preocuparnos por no terminar en la ruina, el título ya no impor