¿Sabes lo qué es que te palpite el clítoris?, ¿Saber qué te está pidiendo sexo y que no se lo puedes dar, porque la única persona que te puede otorgar ese placer es justamente el idiota que no se merece absolutamente nada de ti, mucho menos el gusto de tenerte en su cama? Bueno, justo en ese dilema estaba Gabrielle. Parada delante de un espejo presionando sus muslos, mientras su cabeza había decidido regresar al infierno en el que se convirtió la cama del duque cuando ella tomó la estúpida decisión de entrar en sus aposentos. -Hoy es un día especial. -habló Kelly para animar a la chica viendo lo cabizbaja que estaba. Eso sin contar que parecía haber tenido una noche un tanto “complicada”. Gabrielle miró a Julia delante del ventanal observando el vestido rojo que ella llevó puesto en la