Días después de aquella conversación y todo lo ocurrido en la Fundación, Gabrielle fue al hospital para ver cómo se encontraba Johanne. -Es usted muy buena. Señorita Gabrielle…bueno, duquesa.-habló Johanne con timidez con la mano en el brazo que tenía vendado. -No me tienes que dar las gracias. Sé que tu marido era quien te mantenía económicamente para poder controlarte, pero ahora me tienes a mí. -afirmó Gabrielle.-Necesitaba con urgencia a alguien que me ayude en la Fundación, intento sola, pero un par de manos más no me vendrían mal. Además, hay un pequeño departamento en la segunda planta en el que podrías vivir. -Gabrielle tomó su mano con cariño y agregó. -Todo te bien a partir de ahora. Saldrás adelante y ahora volverás a ser libre y feliz. -Bueno, duquesa, sobre el tema del depa