Decidí salir de la casa de la manada hacia un pequeño lugar dentro del bosque donde solíamos jugar, tiene un pequeño lago y es bastante pacífico, además como solo nosotros sabemos dónde está, no podrán encontrarme tan rápido.
Al llegar al lago me acomodé en una roca para escuchar el sonido del agua, sentir el frío de la madrugada y sobre todo la oscuridad que hay aquí, me siento cómoda en ella.
Esta extraña forma de vivir no me gusta, quiero estar en un lugar donde sea aceptada, no puedo vivir con los humanos según mi padre, pero no me siento cómoda en el reino, no quiero el trono, no quiero ser reina, solo quiero un lugar donde pueda ser yo sin sentirme menos, sin ser rechazada. Mamá me hacía sentir bien, ella me amaba, dormía con ella, me recostaba a su lado y me contaba una historia, pero papá no puede hacerlo.
Comencé a sentir la presencia de un vampiro en particular y me sacó de mis pensamientos.
–Deberías estar mi padre –me limpie las lágrimas intentando disimular, lo último que necesito es que vea así.
–Solo quería asegurarme que estás bien –respondió Ezra.
Oh por supuesto porque yo soy una inútil, él es fuerte, un vampiro de sangre pura y parte del consejo, debería estar buscando una pareja y tener esa maldita vida perfecta en el reino, pero en lugar de eso está aquí haciendo de niñero cada vez que mi padre se lo pide.
–Estoy bien –escupí –. Puedes irte porque aunque no lo creas, soy muy fuerte para cuidarme sola.
–Sé que lo eres –murmuró.
Sus palabras me dejaron aturdida, sin embargo, no quise verlo porque sabía que esos ojos azules me ponían la piel de gallina. Ezra es atractivo y ese aire de misterio que tiene hace que todas quieran estar junto a él, pero está demasiado ocupado siguiendo las órdenes de mi padre para darse cuenta.
–Como sea –me levanté, de cualquier forma ya había arruinado mi paz, será mejor que regrese a la casa de la manada –. Quiero regresar, porque al parecer soy muy débil para ir al reino.
Tomé mi camino con la mirada baja tratando de esquivarlo, pero cuando se interpuso en mi camino me molestó mucho, al levantar la mirada, sus ojos azules estaban sobre mí y sentí un escalofrío en mi cuerpo.
–Es suficientemente fuerte, princesa.
Fue un instante y no estoy muy segura si estoy alucinando porque de verdad acabo de escuchar a Ezra decir eso y por alguna razón sentí que la forma en decirme princesa es más que solo lo que representó.
–¡Aly! –La voz de Dylan me hizo girar para verlo venir –. Que bueno poder encontrarte al fin. ¿Qué haces?
Cuando me di la vuelta, Ezra había desaparecido, quiero decir, ¿Si estuvo aquí o fue mi imaginación?
–Solo quería tranquilizarme –respondí.
–Bien, pero hazlo de día y cuando no venga un demonio a causar el fin del mundo –mencionó casual –. Vamos a casa.
Regresé a la casa de la manada, desde pequeña vengo mucho aquí y tengo una habitación para mí junto a la de Dylan y Derek, creo que tía Lily siempre quiso una niña, pero cuando nacieron estos hermanos fue suficiente para mantenerla ocupada muchos años y no querer más.
–Gracias Dylan.
–Aún no me agradezcas hasta que entres ahí y que conste que te cobraré después –mencionó antes de entrar a su habitación.
Abrí la puerta de mí habitación y al entrar sonreí al ver a Declan sentado en la cama, me apresuré a lanzarme sobre él para abrazarlo.
–Mi reina –me atrapó en sus brazos y caímos a la cama.
–Te extrañe –mencioné al estar encima de él.
–También te extrañe, mi reina –tomó los mechones que caían sobre mí rostro y los colocó detrás de mi oreja, me acerque a sentir sus labios, él acunó mi rostro en sus manos mientras disfrutamos del momento, sentí sus manos recorrer mi cuerpo y como un reflejo comencé a moverme encima de él, pero me detuve antes de que siguiéramos.
–Mhm… ¿trajiste un condón? –pregunté.
Entonces se dió la vuelta conmigo y ahora Declan está encima de mí con una sonrisa, me dió un beso corto y se levantó metiendo la mano en su bolsillo sacando el sobrecito plateado.
–No tengo idea de para qué lo necesitamos, pero será como tú quieras.
Entonces me levanté un poco con el peso sobre mis codos.
–Eso mismo dijeron mis padres y aquí estoy –rodé los ojos mientras él se quita la camisa –. Que no se te olvide que aún tengo una parte humana.
–Lo sé –se acercó para besarme –. De cualquier forma, si eso pasa, yo estaría contigo siempre.
Continuamos con los besos y las caricias un rato más disfrutando ese momento hasta nos quedamos sin indumentaria y Declan entro en mí comenzando a moverse lento y acelero cuando se lo pedí más rápido y fuerte, se sentía muy bien y comence sentir ese extásis que recorría mi columna vertebral hasta que se fue a todo mi cuerpo, cuando él acabo, se recostó a mi lado y me acomode sobre su pecho recuperando la respiración.
–¿Cómo lograste venir? –pregunté.
Lo sé, es un poco tarde para hacer esa pregunta y lo supe cuando soltó una carcajada.
–Terminé mis tareas antes y logré salir unas horas al menos para verte –explicó –. Tengo que regresar antes de que salga el sol.
–Quisiera que te quedes –me aferre a él, me siento algo sola cuando no estamos juntos.
–Lo haría si pudiera, pero sabes que traería consecuencias –beso mi frente antes de levantarse.
–Creo que regresaré mañana con Ezra, pero será después de la otra reunión.
–¿Ezra está aquí? –note que frunció el ceño antes de colocarse la camisa.
–Papá lo tiene de mi niñero y no tengo idea de porque acepta tal tontería –me levanté a tomar una pijama que siempre dejo aquí.
–Ten cuidado –se acercó a darme un beso corto.
–¿Por qué? –curioseé.
–Me gusta tu inocencia –me dió una sonrisa burlona.
–No soy inocente –fruncí el ceño molesta por su comentario –. Mejor dime qué pasa con Ezra.
–No pasa nada con él, solo son ideas mías y ya –quiso justificarse, pero ahora quería saber.
–Dime –me interpuse en su camino y él me sonrió cuando le hice mis ojos tristes, en ocasiones me funcionaba para sacarle algo –Dime, por favor, dime, dime, dime.
–No quiero meterte esas cosas en la cabeza –se excuso.
–Dime, dime, dime, dime.
–Bien, te lo diré –colocó sus manos en mis mejillas y me dió un beso en los labios –. Eres testaruda.
–Entonces… – Le di paso para que prosiguiera, se detuvo y dió un suspiro antes de hablar.
–A lo mejor solo son ideas mías –encogió los hombros –. Solo creo que Ezra es muy extraño en todo lo que hace, como si tuviera un propósito detrás.
–¿Un propósito?
–No has notado que hace todo lo que el Rey le pide por muy ridícula que sea la tarea. Quiero decir, él puede hacer lo quiera por su sangre y ser parte del consejo, pero siempre está intentando agradar al Rey.
–Pues si lo he notado desde hace tiempo, pero no le doy importancia – encogí los hombros con simpleza mientras me vestía y luego me giré hacia él –. ¿Crees que busca otra cosa?
–No lo sé, pero no quiero que se aproveche de ti por… bueno, por tu parte humana y quiera quitarte el lugar que te corresponde –señaló.
Entonces lo analice un instante, sobre las veces en que Ezra hace todo lo que mi padre le pide, siempre está junto a él, le dice que será su apoyo y hasta lo de esta noche. ¿Acaso Ezra quiere ser el Rey? ¿Quiere quitarme mi lugar?
–Genial, lo último que me faltaba –me lance sobre la cama nuevamente.
–Te lo repito, a lo mejor solo son ideas mías –beso mi hombro.
–Pues por mi que se quede con el puesto y me puedo ir finalmente de ese lugar –escupí. Declan se dió la vuelta y me vio seriamente.
–¿Te quieres ir?
–Tal vez pueda vivir con los humanos o aquí en la manada con tía Lily.
–Sabes que el territorio humano está prohibido para los vampiros y jamás me aceptarían en una manada –mencionó y me detuve para verlo, está totalmente serio.
–¿Quieres estar conmigo? –dudé.
–Siempre quiero estar contigo –respondió –. Y te quiero aquí conmigo, no quiero que vayas con los humanos dónde no podría verte.
Sus palabras me hicieron sonreír, saber que hay alguien que me quiere así me hace feliz, sé que tengo familia, pero cuando hablan de parejas y todo eso, siempre pensé que me quedaría sola, pero aquí está Declan diciendo que quiere estar conmigo. Lo tomé por el cuello y le estampe un beso en los labios...