Aunque había un roce extraño entre ambos después de esa casi insinuación de querer estar con el otro, ambos amaban el fluir de sus conversaciones, el como podían sentarse solo a hablar tonterías y como Raven sonreía cuando Travis decía alguna cosa que no tuviese demasiado chiste para cualquiera, pero sí para ella. Era esa conexión inexplicable, la que los llevaba a sentir que eso era más que solo una amistad de vecinos, pero no llegaba a ser algo sólido ni fuerte porque Travis no era por completo honesto. A Travis le dolía muchísimo el pie. Raven le dijo que era mala idea el medicamento con el licor, pero si no tomaba algo, iría renqueando hasta la puerta de su rancho y la mirada de Devan bastaría para que Travis se sintiese como niño reprendido. Travis era un hombre adulto que podía tom