Luciana observó como Camille venía algo agitada y algo atrás de ella Andrés, sonrió al ver que Camille notó su mirada y se sonrojó. En ese instante una figura masculina, alta y musculosa entró en el lugar, Camille suspiró aliviada de que Tristan llegara rápido, ese hombre era divino, pero no era el que estaba en su corazón. —Buenas noches — dijo cuando llegó a la mesa. Camille sonrió y lo besó cuando llegó a él. — Hola — dijo el hombre cautivado por la pelinegra, que a pesar de que era muy liberal y despreocupada para unas cosas aún no había podido llevarla a la cama, pero no le molestaba, porque lo bueno siempre se hacía esperar. —Hola — contestó ella. — ¿Nos vamos? — él solamente asintió. —Familia, los veo mañana — dijo muy risueña, su mirada se encontró con la de Andrés, que estab