—¿A dónde me llevas? — quería hacerse la sorprendida, pero realmente estaba feliz y deseosa que la llevara a un lugar lejos de todo. —Ya lo verás — Santiago ya había estado ahí, conocía el lugar, había hecho varias reuniones y fiestas en ese mismo lugar. Cuando llegó a una de la sala de reuniones más larga y alejada de la fiesta, abrió la puerta para entrar y hacer que ella entrara. Luciana pensaba volver a decir algo pero cuando se giró ya tenía a Santiago encima de ella, comiéndole la boca, no le dio tiempo ni tan siquiera a tomar aire, pero poco le importaba. Santiago estaba robándole el alma con ese beso pero lo estaba disfrutando. Lo tomó por el cuello y lo acercó más a ella, sentirlo así tan cerca le encantaba. Santiago estaba tan putamente excitado que no podía esperar, no, él q