Estoy sentada en el banco dispuestos en la isla de la cocina mientras como de mi pasta. Cuando llegue a la mansión estaba enojada. No. Estaba celosa. ¿Cómo estar celosa de un hombre que claramente es la antítesis de mi hombre ideal? Sin embargo, no sé porque creo en sus explicaciones. ¿Será por qué a pesar de las circunstancias, no me ha mentido? Me sorprendió que quisiera salir de la mansión, pero lo que más me intriga son sus intenciones. No entiendo sus constantes cambio de humor. —De verdad, es que sabe muy bien—levanto la mirada para encontrarme con la Arslan. —Gracias— murmuro. —A ver Edén. Estamos aquí para relajarnos—Anuncia. Entrecierro los ojos —Ambos necesitamos espacio para poder conocernos y tratar de llevar una mejor convivencia. —Está bien—digo —pero, la preg