Capítulo 1
El sonido del claxon de la parte de atrás me insta a avanzar. Mi mente no está donde debería.
Sigo mi camino conteniendo las ganas de mándalo al carajo. Miro mi móvil de reojo solo para decepcionarme de nuevo al no ver algún mensaje de mi novio.
Esteban y yo estamos juntos desde hace tres años, pero en el último año nuestra relación se ha enfriado y solo piensa en el trabajo. El mío también es importarte para mí. Como abogada de familia en una prestigiosa firma como lo es Jones Castro & Asociados se lo difícil que es tener tiempo para una relación. Pero oye, yo trato de poner de mi parte.
Conocí a Esteban durante una reunión del gremio. Estaba recién graduada y tenía trabajo en una decente, pero no tan respetable firma de abogados. Así que asistir a una de esas reuniones era como codearme con la élite para mi.
Esteban es un abogado penal muy ambicioso y ahora, es asistente del fiscal. Su meta, es obtener ese puesto en un futuro, pero ¿Y yo?
—Maldita sea—murmuró.
Estacionó en mi lugar dentro del complejo departamental dónde vivo en el centro de Nueva York. Tomo mi bolso y salgo de mi auto para tomar el ascensor hasta mi departamento
Han sido cuatro años desde que me gradué y ahora estoy respetable y un nombre en el gremio: Solo me falta que mi novio se dé cuenta que soy un excelente partido porque estoy a punto de mandar todo a la mierda. Llegó al octavo piso y giro la llave de mi puerta
—Hola—Niki. Mi amiga de toda la vida me saluda sentada en el sofá mientras hojea una revista del corazón.
—Hey—murmuró.
—¿Qué sucede? Pensé que ibas a celebrar el aniversario con Esteban.
Si. Es mi tercer aniversario de novios.
La miro sin decir nada. Ella deja la revista a un lado y se pone de pie.
—Edén—dice mi nombre como mi madre suele hacerlo cuando hacía alguna trastada— ¿Qué te hizo el carbón de Esteban?
—No le digas así.
—Perdóname, pero eso es lo que es. Un hombre que se pierde por temporadas no merece tu tiempo.
—Lo sé. Es solo que no entiendo—camino hasta ella y me dejó caer en mi sofá n***o y tomo un cojín rojo.
—Sabes que no soy santo de su devoción— dice está. Decir eso es un eufemismo. Niki es mi amiga desde la escuela secundaria.
Es rubia. Bueno, es pelinegra, pero desde que ha podido se tiñe de rubia. Tiene ojos verdes, unas tetas de infarto y un culo brutal. Si. Es hermosa y lleva una vida desordenada. Su última aventura la dejo sin un lugar para vivir ya que su novio la dejo por una stripper.
Bueno. El problema es que la chica era su compañera de trabajo.
Si. Niki a tenido cada trabajo. Ahora está conmigo mientras se recupera o encuentra a alguien que la saqué del bache como ella misma lo llama.
Yo en cambio, no estoy dispuesta a que alguien se haga cargo de mi cuando puedo hacerlo por mí misma.
—Lo que necesita Esteban es que le des una patada en su plano culo —reprimo la sonrisa—Eres hermosa, talentosa y un cañón de mujer. Está claro que ese cabrón no entiende que tiene que cuidarte u otro con un poco más de cerebro podría tenerte.
—Ídem amiga—murmuro.
Ella es buena dando consejos. Pero mala en seguirlos.
—A ver ¿Por qué no le escribes y lo invitas a ese club de intercambio clandestino que abrió en centro?
—¿El club de swinger? —mi risa llena el salón.
Ella hace una mueca. Sobre el club me había enterado gracias a ella. También por el tipo de amigos que tiene aparte de mí.
—Imagina su cara si le dices que quieres ir a un club de sexo— habla entre risas— Eso no es decente para el futuro fiscal —lo imita con voz gutural arrancándome una carcajada.
—Si. Esteban es muy conservador.
—No hace falta que me lo digas. Te apuesto que no pasa del misionero—no digo nada y ella abre los ojos con horror.
—¡Pedazo de mierda! —farfulla —¿Qué coño haces con ese tipo Edén? —me riñe.
—La verdad. No lo sé—murmuro. Me pongo de pie y miro por la ventana de mi departamento con vista a la ciudad —Creo que Esteban me da comodidad.
—¿En serio? —mi amiga dice— Perdóname. Pero no está bien si dices que estas con él por comodidad.
—Qué quieres que te diga—la miro—Esteban y yo tenemos trabajos demandantes, entendemos las prioridades del otro. Cuando tenemos tiempo
—Se rascan las ganas—dice con una sonrisa—Mándalo a la mierda Edén—continua—Se libre por una noche y no pienses tanto ¿nunca has tenido una aventura de una noche? sin complicaciones.
—Sabes que no—respondo.
—Hazme caso y manda a ese imbécil de paseo—insiste —Solo estas con él por comodidad no porque te haga sentir algo—tiene un punto
Tal vez. pienso.
—Ya. Lo voy a pensar—respondo —Cuéntame ¿Dónde pasaste la noche?
—Fui al bar de Lord—Balbucea algo incomoda—me tome algo con él—se encoje de hombros.
Lord era un ex novio. El hombre tenía un bar cerca de Quinn.
—Voy a ducharme—le digo— ¿vas a salir esta noche inquiero?
—Si. De hecho, me voy en un rato, voy a pasar por uno de los bares y probar suerte—Niki es una buena barman y yo prefiero verla trabajar detrás de una barra que bailando en un tubo quitándose la ropa.
—¿Lord no tiene plaza? —ella niega.
—No. Tiene dos chicas en la barra—dice azorada caminando por el pasillo hasta su habitación—Me voy a cambiar y salir—se detiene—Piensa lo de Esteban—hago una mueca—el hombre es un idiota.
—Vale. Lo voy a pensar—comento. Ella sonríe encantada. Evito poner los ojos en blanco.
Una hora después estoy sola en mi departamento respondiendo un correo urgente que me llego un poco antes de que Niki se fuera. Le doy un sorbo a mi copa de vino y le doy enviar.
El timbre de mi puerta me sobresalta.
—Abro y me encuentro a Manuel. El chico de los recados del edificio.
— Entrega para para usted señorita.
Tomo la caja, cierro la puerta y camino hasta la cocina donde la dejo sobre la encimera. Le quitó el lazo rojo y la abro.
Dentro hay un hermoso conjunto rojo de encaje y transparencia. Encima de este, descansa una nota y una tarjeta
Edén. Esto es lo único que necesitas.
Abajo está escrito el nombre de un hotel. Tomo la tarjeta para darme cuenta que es una llave de habitación.
Cojo el móvil y le marco a Esteban, pero como es normal me manda a buzón. Arrojo el móvil a un lado, para iluminarse con un mensaje.
Bebé. Te espero en el Plaza. Nos vemos en el restaurante del hotel.
Tuerzo el gesto al mensaje. Odio que me llame bebé.
Sin embargo, aprecio el esfuerzo.
Saco la lencería y me sorprende lo exquisita que es. Mi vida s****l con Esteban es simple. Las veces que he intentado proponer algo diferente me mira como si fuera una depravada. Así que deje de insistir.
Pero esto es una ofrenda de paz y nuevo comienzo.
Tomo la caja y me la llevo a mi habitación, así prepararme para esta noche.
Me meto al baño y me desnudo. Recojo mi cabello n***o en un moño desordenado. Mis ojos marrones se ven algo apagados, pero se lo aquejó al trabajo. Cuando me meto en la bañera suspiro de placer.
Ya habida tomado una ducha, pero me doy un baño de espuma y media hora después salgo relajada y lista para mí noche.
—Quizás está es la noche en que podamos hablar y arreglar las cosas.
Me maquillo y me decido por un vestido n***o de encaje manga larga que solo se anuda a un lado, y llega por encima de mis rodillas. Así será más fácil quitármelo después pienso. Me pongo una gabardina nude y zapatos de tacón rojos hacen ruido en el piso de madera. Mi cabello lo arreglo en ondas y lo dejo suelto.
Si, elegante con un toque sexi. Salgo de mi habitación metiendo en mi clutch monocolor la llave de la habitación y mi móvil, Además, de algo de efectivo y mis tarjetas.
Miro mi reloj y veo que aun llegó a tiempo.
Una vez en el vestíbulo del complejo y decido tomar un taxi.
Veinte minutos después estoy entrando en el restaurante del hotel El Plaza. El elegante maître me guía a la mesa reservada, pero está sola.
Me quito la gabardina y la dejo en la silla de al lado.
El mesero llega de inmediato
—Una copa de Sauvignon por favor.
El Palm Courtes es un restaurant casual. Su decoración está inspirada en central park. El lugar tiene plantas, palmeras hasta el techo, detalle de enrejados y muebles personalizados con caña en sus diseños. Todo el lugar brilla gracias a la cúpula de vitrales, esto para recordar a la original construida a principios de mil novecientos. Su elegancia convertía su restaurante y bar en uno de los lugares emblemáticos para visitar en la ciudad.
Sin duda, Esteban estaba pensando en grande.
Cuando el camarero deja mi copa, le doy un sorbo antes de abrir mi bolso, buscar mi móvil y marcar a Esteban.
El móvil suena hasta que va directo a buzón.
Con sutileza miro alrededor y había personas ya cenado. Una pareja de ancianos, algunos hombres reunidos. Al fondo del lugar hay tres que me miran. Sin embargo, el que esta sentado en medio es el que capta mi atención. Lleva un traje gris de tres piezas. El cabello un poco más largo de lo normal peinado hacia atrás, su piel tiene un ligero toque dorado. Su mirada me incómoda y también me hace sentir curiosidad.
¡Por Dios Edén! estas esperando a Esteban. Me reprendo antes de ignorar su mirada y darle otro sorbo a mi copa.
Mi móvil suena y lo tomo.
Esteban.
—¿Dónde estás?
—Bebé me vas a matar—dijo. Conté hasta diez—Smith me dijo que debemos reunirnos con alguien en su casa ¿Sabes lo que significa para mí? —habla emocionado.
—Si. Eso significa que esto, se terminó— respondo— Como es posible que te desapareces por dos semanas.
—Estaba trabajando— me corta
—Yo también, pero podríamos haber inventado algo y vernos—resoplo—Esta noche pensé que íbamos a pasar página.
—Edén. Mi trabajo es primero.
Sus palabras no me producen dolor ni me sorprenden.
Las palabras de Niki llegan a mi mente.
Resoplo.
—Terminamos Esteban—digo con calma—Me canse de esto. No funciona.
—No puedes dejarme—grita sorprendiéndome—Sabes que tener una relación con alguien con tú, es importante para mi imagen.
Hasta aquí llegue.
—¡Me importa una mierda tu imagen! —digo furiosa—Está claro que no hay compromiso de las dos partes. Bueno, más de la tuya— digo entre dientes
—Bebé.
—No vuelvas a llamarme así—digo tajante—Me quedan claro tus prioridades y ¿sabes qué? es mejor porque acabo de darme cuenta que no siento nada. Tu desplante no me provoco nada—miro alrededor tratando de aclarar mis ideas—bueno sí. Me canso. No funcionamos.
—Eso no lo dices cuando tenemos sexo— su tono es sarcástico y no me gusta.
—Por favor Esteban. No me hagas hablar—digo—Porque ere incapaz de hacerme llegar—hace un sonido de horror—Si. Es la verdad, lo mejor que podemos hacer es tomar camino separados.
—No hemos terminado ¿me entiendes?
—Pues, yo si —digo cabreada por su tono amenazante—¡Ah! Y odio que me digas bebé. No soy una niña. Pendejo—cuelgo y dejo el móvil al lado de mi bolso. El mismo vibra.
Lo pongo en silencio antes de darle la vuelta. Sorbo de mi copa
—Creo que necesito un whisky —murmuro.
—Que sean dos—levanto la cabeza para ver al hombre que estaba al fondo con otros dos más. Sus ojos grises me estudian de manera atenta. Me remuevo incomoda.
Con incredulidad lo miro tomar asiento frente a mí.
—Perdona, pero ¿nos conocemos? —inquiero, el chasquea sus labios.
—Nunca me olvidaría haberla visto—murmura en voz baja y seria—desea un trago más fuerte.
—Debería irme—digo tomando mi bolso.
—Espera—dice agarrando mi mano—por favor —el por favor suena como si le hiciera gracia—Solo quiero invitarte una copa— sus ojos recorren mi cuerpo.
Lentamente vuelvo a mi asiento
Que me condenen, pero este hombre grita peligro por todos lados.
Este hace una seña y de inmediato un mesero deja frente a mí deja dos vasos de whisky.
—Una mujer como tú no debería estar sola.
—Una mujer como yo, solo necesita de ella misma.
—Tienes espíritu —comenta—Por cierto, soy Arslan.
—Un gusto Arslan. Mi nombre es Edén.
—Edén—repite mi nombre probando como suena de sus labios—Dime Edén ¿Eres tan tentadora como tu nombre?
Me rio.
—Digamos que soy una caja de sorpresa—Qué coño Edén ¿Tan necesitada estas? alejo mis pensamientos y me concentro en el espécimen que tengo frente a mi
—¿Eres de aquí?
—Si. Nací y crecí en Nueva York ¿tu? —pregunto curiosa
—Soy del mundo. Digamos que él es mi hogar.
—Eso es un hogar muy grande.
Toma su vaso y veo tinta en la muñeca y las manos.
Me remuevo inquieta.
No Edén. No estas inquieta, estas caliente y este hombre son todas tus fantasías y sueños húmedos juntos.
—Dime ¿esperas a alguien? —sus ojos no dejan los míos y no me ayuda poder alejar esos pensamientos.
—De verdad me tengo que ir —me pongo de pie y tomo mis cosas —un placer conocerte Arslan —murmuro saliendo sin mirar atrás.
— Espera— Arslan me detiene el vestíbulo del hotel —Tomemos otra copa
Mi móvil se ilumina
¡Esto no se queda así!
Sonrió cabreada. Abro mi bolso y saco la llave de la habitación que Esteban me envió
—¿Sabes qué? acepto esa copa, pero creo que podemos tomarla en un lugar más privado.
Niki estaría orgullosa de mí. Soy una mujer independiente y soltera. No desde hace veinte minutos atrás. No. Creo que, desde hace dos meses, ese el tiempo que llevo si acostarme con Esteban.
¡Que se joda!
La sonrisa de Arslan es sexi antes de guiarme por vestíbulo hasta los elevadores.
—Eres hermosa—Arslan murmura mientras desciende por mi cuerpo, me muevo debajo de él. Aparta mis bragas y sopla suavemente haciendo que mi cuerpo entre en llamas.
—Me vas alabar o actuar ¡ah! —exclamo cuando su boca cubre mi centro y envía electricidad por mi cuerpo.
Mis pezones están erguidos y pelean con el delicado material del sostén. Mi mano va a la cabeza de Arslan y la meto en su cabello. El aumenta su asalto.
Cuando mete un dedo en mi interior estoy al límite del orgasmo, pero él se detiene.
—¿Qué coño? —me quejo.
Me regala una sonrisa depredadora antes de bajar su cabeza y atacar mi centro de nuevo. Esta vez sin tregua haciéndome explotar en un delicioso y largo orgasmo.
Aun respiro con dificultad cuando asciende dejando besos húmedos en mi enrojecido cuerpo. Se reclina a mi lado y su boca cubre La mía y la saquea excitándome de nuevo.
Cuando subimos a la habitación ambos sabíamos cómo terminaría la noche. En un principio estaba algo nerviosa, pero cuando sus labios tomaron los míos por primera vez me sentí arder. Este hombre es fuego y quiero quemarme
¡Que se jodan todos!
—Date la vuelta —susurra.
—No—entrecierra sus ojos. Lo empujo con suavidad.
—Es mi turno de catar el producto— lo veo dudar. Y por un momento creo que es solo un fanfarrón. Bueno un fanfarrón que me dio un sexo oral fantástico. Desabrocho sus pantalones, acaricio su m*****o encima del bóxer n***o.
El paquete es potente, pienso mientras libero.
¡Madre de Dios!
Lo toco y se estremece. Comienzo con mis caricias de arriba abajo y cuando me inclino un poco y tomo solo la punta Arslan me levanta de los hombros y se posiciona sobre mí.
—Si me sigues tocando, esto no durara nada.
—¿Y qué importa? —susurro—Yo no tengo prisa—sus labios cubren los míos en respuesta. Sabe a whisky y picante. Es delicioso.
Escucho el peculiar sonido del preservativo. Se pone de pie y desabrocha su camisa. Veo con deleite como su torso tiene un diseño tribal y otros más que no reconozco. Lo que distingo es la manga del diseño intrincado en su piel, las marcas en su muñeca y mano que vi en la mesa son del mismo tatuaje.
Se deshace de sus pantalones y lo veo ponerse el condón antes de subir a la cama. Cubre su cuerpo con el mío. La electricidad que sentí en el restaurante se intensifica y es todo lo que puedo hacer para no perder mi mierda.
Con pericia se adentra en mi y poco a poco siento como me estiro y adapto a su tamaño. Ambos jadeamos en respuesta antes de que me coma la boca. Cuando por fin me estira, deja mis labios para moverse un poco. La fricción que genera me arranca un gemido. Me mira con una sonrisa depravada.
—Necesitas moverte— le digo.
Para mi sorpresa, nos da la vuelta y me deja arriba. Desde esta posición lo siento más profundo y me inclino hacia adelante posando mis manos en su pecho. Cierro los ojos y respiro de forma pesada.
—Esto no lo necesitas—murmura antes de soltar el broche de mi sostén y liberar mis pechos.
Sus manos juegan con ellos y comienzo a moverme despacio.
No pienso, solo me dejo llevar por las sensaciones que me provoca su toque. Es una lastima que no volveré a verlo.
⭐⭐⭐⭐
Me despierto y miro mi reloj para darme cuenta que son las cinco de la mañana.
A mi lado veo al hombre que me dio la mejor noche de sexo en mucho tempo. Sin hacer ruido me pongo de pie y comienzo a reunir mi ropa. Me meto al baño y me sorprende ver el aspecto que tengo.
—Jesús. Edén— mis labios están hinchados y el cabello desordenado. Me veo completamente jodida sonrió divertida.
—De hecho, te jodio a conciencia —murmuro—Ya basta—me digo. Me lavo el rostro rápido y visto sin hacer ruido. Abro la puerta del baño y sigue en la cama dormido.
Con mis zapatos en la mano y mis cosas, camino hasta la puerta de la habitación que consta de un pequeño recibidor y la habitación estas se dividen por una puerta para dar privacidad.
Le echo un último vistazo a el hombre antes de salir sin mirar atrás.
Cuando camino por el pasillo no miro a nadie y subo rápido al elevador.
—Creo que oficialmente estoy loca— murmuro.