Como si estuviera poseído por un demonio abandonó su oficina y se dirigió hacia la Mansión Nagata. Al ver el rostro de Yori desfigurado por la furia que sentía en ese momento, su asistente entendió que no estaba pasando nada bueno y pudo avisar a Hiro antes de darle alcance a su jefe para llevarlo a su destino. Esos días eran los últimos de las vacaciones de verano, por lo que Mika estaba en casa junto a su hija menor y su nuera Sakura, quienes jugaban con las dos nietas, hijas de Hiro, en el jardín posterior de la residencia. Los empleados del servicio doméstico vieron entrar a Yori con un muy mal semblante, sin responder los saludos que le brindaban, cosa rara en él que siempre era muy amable y educado. Al ver a Mika por los vidrios del ventanal que limitaba el paso de la mansión hacia e