"Un «te quiero» le suelta ella de pronto, esperando su respuesta paciente.
«Lo lamento de verdad, pero no puedo corresponderte»
En su interior algo se quiebra y las lágrimas aparecen.
Se sentía más que tonta, una idiota, una demente."
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Sarah no supo cuánto tiempo estuvo abrazada a Edward, pero no quería que el momento terminara nunca.
Él siempre lucía preocupado por ella, tan atento y dulce. Sarah sintió que en verdad la quería y su corazón latió contento.
Sintió que la conexión entre ellos se hacía cada vez más fuerte y se dijo a sí misma que lo quería, como nunca a nadie.
El calor que emanaba del cuerpo de Edward y la sensación de paz y tranquilidad que le transmitía era algo tan reconfortante, que pensó que podría vivir para siempre en sus brazos.
Esta
