Era extraño para Julián volver a sus raíces y darse cuenta de que las cosas seguían siendo lo mismo. Se sentía como esas películas extranjeras en donde estereotipaban la vida en México, todo con tono color sepia donde el sol brillaba en todo su esplendor, pero no solo para iluminar, sino para secar cualquier indicio de vida. Su teléfono móvil comenzó a vibrar en el asiento del copiloto vacío, Julián busco con la mirada el objeto de donde provenía aquel exasperante sonido y al ver el nombre de Silvia sobre la pantalla decidió ignorar solo por una ocasión la llamada de aquella mujer, llegar ahí le traía muchos recuerdos deprimentes, doloroso y culpables que lo golpeaban con diferentes imágenes momentáneas en su cabeza que lo atormentaban. En ese preciso instante no quiso tomar la llamada y