Prefacio
La unica alma que podia ser merecedora de piedad era un perro mal nutrido que se hallaba encogido sobre una llanta de auto vieja. En aquella colonia donde las casas, si asi se les podia llamar estaban habitadas, en su mayoria por delincuentes.
Muchos de ellos se dedicaban al robo a casa habitacion, era la ocupacion mas comun de los lugareños, aunque, por supuesto, debian irse a otras colonias donde si habia algo que robar. Otros se dedicaban a la venta ilegal de droga, pero ultimamente el negocio habia caido demasiado debido a la incautacion que las autoridades mexicanas habian hecho a cartel que les surtia la mercancia, habian elevado sus precios y por ellos ya no vendia las mismas cantidades que antes.
Muchas de las familias que ahi vivian, entre paredes de carton y, si tenian suerte, de ladrillo, se dedicaban a algo ilicito porque era lo mas facil que podian hacer para poder sobrevivir, ya estaban acostumbrados a esa vida facil.
Consideraban que eran tontos o estupidos los que elegian ganarse la vida vendiendo o trabajando, era mas facil hacer lo que hacian, aunque muchas veces no lograban hacer nada con el dinero sucio que ganaban pocos eran lo suficientemente inteligentes de retirar antes de que la lay los atrapara, sin embargo, seguian viviendo o escondiendose ahi, quizas porque era el lugar mas seguro donde las armas abundaban al igual que los criminales y pocas veces la policia se aventuraba a entrar a ese nido de ratas.
No habia iluminacion publica porque ni siquiera habia una institucion del gobierno que realmente se hiciera cargo de ese lugar, las calles eran solo senderos de tierra y eran apenas unos focos los que eran un faro para las pobres almas que llegaban a caer ahi, un ejemplo de eso eran una joven de 23 años, una chica que permenecia encerrada en una bodega y que yacia sobre el suelo maniatada, habia dejado de llorar varias horas atras, las lagrimas se le habian secado sobre el rostro al igual que el polvo que se le habia pegado mientras permanecio ahi en la misma posicion. Llevaba dos dias ahi, sin comida ni agua, se habia desmayado varias veces y apenas logro pegar el ojo.
Por obvias razones estaba asustada y preocupada de que los que la tenian cautiva fueran a violarla o incluso matarla mientras ella dormia, asi que intentaba mantenerse despierta, pero con lo debil que se sentia la tarea no parecia ser facil.
Desde donde se encontraba podia ver el foco de una lampara de una casa, ella habia deducido despues de horas pensandolo, que si alguien se paraba desde esa azotea podian verla y quizas rescatarla, pero desde que habia llegado nadie se habia dignado a aparecerse por ahi. Sabia que se encontraba en una bodega mal construida o quizas que nunca se termino porque no tenia piso de cemento sino de tierra, el techo estaba forrado en laminas de metal y las ventanas estaban cubiertas por cartones. Si hubiese podido quitarse la tela que se encontraba dentro de su boca y que habian sellado con cinta adhesiva hubiera podido gritar y pedir ayuda, pero a la cinta que envolvia su rostro sus captores le habian dado tres vueltas enteras y por si fuera poco era del tipo industrial, asi que si alguien se la llegaba a quitar seguro le arrancarian un buen pedazo de cabello e incluso piel.
Habia pasado la mayor parte de las horas que llevaba ahi pensando en porque razon la habian secuestrado y que era lo que le harian. Seguramente no la dejarian escapar de ahi con vida porque les habia visto el rostro, quizas habian sido muy estupidos al secuestrarla asi o simplemente ya sabian cual seria su destino.
Estaba en un pequeño cuarto que quizas, en planes del constructor iba a ser el baño, pero se habia quedado sin terminar por alguna razon. Desde ahi lograba escuchar voces de hombres, en el dia esas voces se apagaban, pero de noche de repente comenzaban a escucharse risas o groserias que empezaban a decirse entre ellos. Aveces le parecia que se habian olvidado que ella, pero los habia escuchado hablar sobre la blancas, ella no sabia a que se referian y le daba miedo pensar que hablaban sobre la trata de blancas ¿Acaso pensaban lucrar con ella?
La idea le atemorizaba, que la vendiera como si fuera un pedazo de carne que cualquier hombre podia tomar cuando quisiera coger. Ella habia visto muchas noticias que hablaban de eso, pero nunca creyo que algo asi seria su destino.
Subitamente, la luz de la casa contigua se apago, eso le parecio algo extraño ya que esa luz nunca se habia apagado desde que la habian metido en ese lugar, incluso de dia permanecia encendida. Al alzar la vista creyo ver una sombra, quizas un perro o una gato que habia saltado desde ese lugar, pero no supe exactamente que habia sido, parecia ser mas grande que un perro, pero quizas su mente comenzaba a jugarle mal.
La puerta se abrio de golpe, la luz que entro de ese lugar le cego un poco la vista. El hombre que habia entrado la observo un momento y se rio quizas burlandose de ella. Se acerco y la obligo a levantarse tomadola del brazo. El agarre fue brusco y el movimiento precipitado, como estaba atada de pies casi cayo de vuelta al suelo, pero el hombre la sostuvo con fuerza
-¡Camina maldita zorra!-le grito y la empujo hacia la salida. La chica cayo sobre su rostro e inevitablemente se mordio el labio.
-¿Que haces maldito cabron?- cuestiono una voz masculina o mas bien la de un chico, cuando alzo la vista y lo vio, se dio cuenta que realmente era muy joven para estar metido en esas cosas, quizas tenia la edad de su hermano menor. 16 años- nos van a dar menos si la mercacia se lastimada, pendejo.
-La puta no caminaba-replico el otro sin darse cuenta que realmente ella no podia caminar asi. El joven le desato las piernas y la levanto para llevarla consigo hasta otra habitacion iluminada. Como lo habia sospechado la bodega aun se encontraba en obra negra, es decir sin terminar, ya que mientras caminaba logro ver pedazos de techo abiertos donde podia filtrarse el aire frio, quizas si tuviese la fuerza y si la oportunidad se le presentaba podia escapar por ahi con algo de apoyo sobre las piernas, pero sabia que no tenia la fuerza y tampoco el valor para hacerlo. Esos hombres portaban armas y el otro que la habia arrojado sin remedio hacia el suelo no parecia ser estable psicologicamente.
Cuando entro a la habitacion se dio cuenta que no era la unica que parecia estar en un infierno, por lo que pudo contar eran diez o quizas mas chicas, pero todas eran jovenes y al igual que ella, parecian haber sufrido un golpe en el rostro o en otra parte del cuerpo. La formaron junto al grupo y la obligaron a levantar la vista, luego una mujer de avanzada edad entro y las evaluo.
Les miro los pechos y el trasero, si no hubieran estado atadas, les hubiera quitado la ropa, pero al parecer tenian prisa.
-Les dare lo mismo de siempre- finalmente hablo la mujer, su tono de voz fue cruel como si esas chicas fuesen animales que podia vender, como si fueran esclavas.
-Esta vez trajimos chicas blancas- replico el hombre gordo y barbudo que la habia tirado. La mujer le dirigio una mirada mordaz.
-Estan golpeadas y heridas. ¿Cuantos dias crees que tendre que esperar para que las ponga a trabajar?
-¿Como si no se pudiera ocultar con un poco de maquillaje?-replico nuevamente.
La anciana cogeo apoyandose de su baston hasta llegar frente aquel hombre, luego alzo su baston y lo golpeo.
-¿Tu crees que todo me lo regalan, animal?-alzo la voz golpeandolo con la poca fuerza que tenian sus debiles brazos. El hombre solo si limito a encogerse y a protegerse con los brazos.
Debido al ruido de sus voz, varios perros comenzaron a ladrar, eran cerca de las cinco de la mañana, a esas horas los unicos que deambulaban por ahi eran los animales o al menos eso se suponia. Poco a poco el ruido de los perros se fue haciendo mas y mas intenso hasta que de repente uno de ellos hizo un ruido extraño, como si le hubiesen pegado, como si lo hubiesen matado para cerrarle el hocico.La anciana lo noto, pero los otros dos no.
-¡Callense!- les grito mirando hacia todos lados. Esa maldita bodega si es que asi se le podia llamra era un blanco facil para sus enemigos o la policia. Sabia que la segunda opcion era dificil que entrara por esa colonia de mal vivientes, pero tenia muchos enemigos que tenian el mismo negocio que ella, muchas otras veces ya habian intentado asesinarala y todas esas veces fallaron, porque era audaz e inteligente, tal vez ya no era tan joven como antes y tampoco muy rapida, pero si de algo de enorgullecia era de su inteligencia.
-¿Que sucede?-le pregunto el joven acercandose a ella.
-Panzon-le dijo al otro por obvias razones-ve a revisar que fue ese ruido y tu guarda a las chicas rapido.
Los dos hombres se vieron entre si y alzaron los hombros confundidos, ellos no habian escuchado nada, pero ella era la jefa, es decir la que les soltaba los billetes y debian hacer lo que ella dijera.
El que salio a revisar de nombre Luis, se fue por una puerta, si es que a una lamina algo rota y oxidada se le podia decir asi y se acomodo el cuello del sueter antes de salir. Afuera no habia ni una sola alma, tampoco ningun perro o animal que hiciera el menor ruido, solo el chofer de la señora y su auto. Luis vio la figura del chofer en el interior del auto.
Traia puestas gafas oscuras y tambien una chaqueta de cuero, parecia estar recostado mientras esperaba a su jefa porque mientras Luis avanzaba hacia el auto él no se movio. Luis penso que podia ir a tocarle y pedirle un par de cigarrillos, ya lo habia hecho muchas otras veces y ese hombre siempre tenia mucho que decir de la vieja mandona que tenia por jefa.
Pero mientras mas se acerco al auto vio algo extraño gracias a la luz de la casa de enfrente, sobre la llanta se extedia una mancha oscura, al principio creyo que se trataba de aceite para auto, no era extraño ver esas manchas por los que se dedicaban a vender autopartes robadas, aveces solian tirar sobre la calle el aceite de los depositos de la direccion hidraulica y por esa razon ese lugar apestada a taller mecanico o quizas mucho peor. Quien ya se habia acostumbrado a ese fetido olor ya ni siquiera se inmutaba, pero quien no debia taparse la nariz para caminar por ahi.
Pero el liquido, continuaba avanzando. Luis creyo entonces que se trataba del aceite del auto de la señora, se rio creyendo que tal vez alguien le habia robado alguna parte del auto mientras su chofer dormia y solo para molestarlo se acerco para tocarle el vidrio y que despertara.
-¡Oye!-toco el vidrio, pero el hombre en el interior no se movio. Lo hizo varias veces, pero este siguio igual, asi que decidio dar la vuelta e intentar abrir la puerta. pero al hacerlo se encontro con una escena desagradable. Estaba tirado sobre la tierra el cuerpo de un perro que al parecer le habian cortado la garganta y aun continuaba fresco.
Saco su arma y miro a ambos lados. Lo unico que pensó fue que habia matado al perro para que no lo despertara, pero quien hubiera sido seguro aun estaba cerca de ahi. Toco el vidrio de nuevo para intentar despertarlo, pero siguio igual.
-Oye pendejo, despierta- abrio la puerta y movio el cuerpo, pero al hacerlo la sintio algo humedo sobre la chaqueta, al mirarse la mano vio un liquido rojo sobre ella. era sangre y aquel hombre estaba muerta, le habia cortado el cuello.
Luis salio corriendo de ahi, casi tropieza con el cuerpo de perro, pero continuo hasta darle la vuelta al auto. Antes de llegar sintio un golpe que lo hizo caer y luego todo se oscurecio. Una bala habia atravesado su cabeza, habia sido tan rapida y silenciosa. El hombre que habia disprado no se encontraba muy lejos de ahi, era un hombre elegante, atractivo y sobre todo desesperado.
Camino hasta llegar al cuerpo del hombre corpulento y luego le quito el arma de la manos, quito el cartucho y luego lo arrojo lejos de ahi. Sonrio al ver el resultado de su buen entrenamiento, aun tenia el toque, solo esperaba no estar demasiado oxidado.
Se encamino como una fiera y pateo la lamina oxidada, esta salio disparada y hacia el interior. La anciana rapidamente se oculto en un pequeño cuartito no muy lejano, saco su arma y se preparo para lo peor. Mientras tanto el joven tomo posicion sobre un par de bultos de cemento que estaban detras de él.
Basto solo un disparo para que el chico cayera hacia atras, la bala habia transitado por los cuerpos de las chicas sin lastimarlas. Habia sido tan preciso al darle justo en medio de los ojos del muchacho. Una ultima bala apago la unica luz que se encontraba en ese lugar, las chicas se encogieron sobre el suelo aterrorizadas.
Mientras tanto la mujer penso que podia salir inadvertida gracias a la oscuridad y si era lo bastante inteligente para burlar a quien iba por ella, pero no lo fue. En medio de la oscuridad, incluso una bestia como él podia captar a su presa. Le disparo en una pierna y esta inevitablemente cayo al piso y en un descuido dejo caer su arma.
Él la tomo por la pierna y la arrastro por el lugar hasta donde la luz de la calle le permitio ver a esa mujer.
-¿Dónde esta?-cuestiono colocando la punta de su silenciador sobre la herida de la mujer, esta grito aterrorizada.
-No sé de quien estas hablando-respondio confundida.
-Hace dos meses tus hombres se llevaron a una chica de un dormitorio universitario. Todos ellos dijeron estar bajo tus ordenes. ¿Pero tú para quien trabajas?
-¿Asi que tu has estado matando a mis muchachos?
-Soy yo quien hace la preguntas maldita perra mal nacida. Contesta si no quieres que le haga un hoyo mas grande a tu pierna.
-No lo sé exactamente, me contrato un cartel para secuestrar a la chica...
-¿Xibalba?
-Si ese, me dijeron que querian un trabajo limpio, mis hombres se la llevaron y la dejaron en el punto de encuentro, como acordamos.
-¿A donde?
-Ellos la recogerian en guadalajara...
-¿Qué mas?
-Es todo lo que sé, no pregunte que era lo que le harian a la chica.
Se levanto y retiro su arma, le dio asco, estaba machada de sangre sucia, la deesa mujer despreciable, como odiaba ese mundo. Sonrio despreciandose a si mismo, por no poder proteger a Camila, por meterla en ese horrible mundo. Ciertamente no la merecia, pero no era el moneto de autocompadecerse, necesitaba avanzar y encontrarla, al menos ya sabia a donde debia ir.
-Gracias por la informacion- dijo Julian disparandole a la mujer en el rostro, no una sino varias veces.
En un mometo de compasion recordo a las chicas que yacian aterrorizadas sobre el piso, hacia mucho tiempo le habian quitado algo muy importante y lo habia hecho de nuevo, penso que si podia ser piadoso con alguien era con quien no merecia ser victima de la deliecuencia y si era compasivo con esas chicas esperaba que alguien lo fuera con Camila, por lo menos que ella siguiera con vida, es lo unico que pedia.
Arrojo una pequeña lampara y la navaja con la que le habia cortado el cuello al perro y al hombre en el auto.
-Vayanse antes de que amanezca- les sugirio, ninguna querria estar ahi de dia, cuando la colonia se diera cuanta que mientras dormian intrusos habian entrado a su territorio y habian asesinado a algunos de los suyos.
Salio de ahi limpiando su arma con un pañuelo que llevaba encima y lo dejo caer. Camino hasta perderse entre la oscuridad, solo era una sombra oscura mas y cuando el cielo comenzaba a tornarse un poco mas claro, subio a un auto que aguardaba por él.
-¿Encontraste algo?-le pregunto silvia. Ella queria ir con él, pero no la dejo.
-Xibalba- pronuncio mostrandose sereno aunque por dentro le ardian las entrañas. Desgraciadamente les habia perdido la pista, era como si el cartel hubiera desaparecido, nadie le diria nada a menos que se identificara como Juliano, pero antes de hacerlo nececitaba saber encontrar a Camila, saber que tenia el control y un plan para sacarla de ahi antes de meterse en la jaula de los leones. Guadalajara era la unica pista que tenia.