No lo pensó dos veces, aquella mujer era la única persona, quizás en varios kilómetros a la redonda que le estaba ofreciendo ayuda, ya fuese confiable o no. Tomo su mano y la joven le ayudo a ponerse de pie con mucho cuidado. —Soy Martha, por cierto—se presentó sonriendo, que otra cosa podía hacer. —Soy Camila. —Mucho gusto Camila—dijo Martha y ambas comenzaron a caminar a un ritmo lento, uno que Camila pudiese aguantar. Algunas personas las miraron por curiosidad. ¿Qué pretendía aquella chica ayudando a una tipa de calle? No falto aquel que pensara que la estaban engañando o el que juzgo su buena obra como una acción hipócrita ¿Quién en su sano juicio ayudaría a una persona que no conoce, mal vestida y sucia? Camila camino a la par de aquella chica y la siguió hasta una pequeña puert