Estaba ansiosa. Faltaban treinta minutos para las cinco y aún no decidía que ponerme. Si Alex me hubiera dicho que lugares tenía en mente, tal vez, ahora tendría noción de que usar.
Opté por ponerme una camiseta de mi banda favorita, Paramore y unos jeans. Estaba agarrando mi celular cuando tocaron la puerta. Por su forma bruta de tocar, sabía que era Alex y para que no siguiera insistiendo provocando que mis pelos se pongan de punta, le abrí enseguida.
—Pasa, tomaré mis cosas y nos iremos —expuse tomando mi bolso.
Mire lo que Alex llevaba puesto. Va con unos jeans y una camiseta bastante ajustada donde puedo ver todo su pecho y abdomen.
—Pagaré yo —comentó cuando salí de la habitación.
Negué varias veces con la cabeza. De ninguna manera. No me sentiría para nada cómoda. —Agradezco la oferta, pero prefiero pagar yo.
—No...
—Alex gracias, pero no —Dije en tono cortante. No me gusta que la gente me pague, aunque sea por caballerosidad.
—Has como quieras —Escupió y se fue abajo.
¿Es en serio? ¿Qué fue ese cambio de humor tan repentino? Debería preguntarle a Amanda si él tiene algún problema emocional porque no era común que se enojara por tremenda idiotez.
Quiero tener una tarde agradable y si antes de salir es todo una mierda, no creo que me lo pase bien.
Alex estaba sentado en la mesa de la cocina, viendo su vaso de agua muy atentamente. Él sabía que yo estaba ahí, pero no quería mirarme.
—Alex ni siquiera hemos salido y ya estás enojado conmigo —Dije sentándome en la silla que está enfrente de él.
No respondió. Ni siquiera me miro.
—¡Vamos Alex! ¡No puedes enojarte porque me gusta ser independiente y pagar por mis propias cosas! ¡No es lógico! ¡Eres mayor que yo!
¿Podía ser tan caprichoso?
—Helena ese no es el problema —Realmente parecía un niño haciendo un berrinche, casi podía ver su labio inferior sobresalir. Ver a un niño actuando así me daría ternura y con Alex es una mezcla de risa y enojo.
—¡¿Entonces cuál es?! —No respondió y me miro a los ojos. Tenía los ojos más tristes que vi en mi vida. Sentía que intentaba decirme algo. Rogándome algo, pero no sabía...
Nos quedamos en silencio un largo rato. Sabía que él no iba a decir nada así que decidí dar el primer paso.
—Hey, Alex —Tome su mano, su toque provoco un hormigueo en mi estómago, se sintió raro
Él miró mi mano sobre la suya y luego a mí fijamente a los ojos. Jamás me cansaré de decirlo, amo sus ojos. —Escucha, no tengo que caerte bien y no voy a obligarte a estar conmigo si no quieres, estate tranquilo, mi intención siempre fue al menos intentar coexistir de forma pacífica contigo, como somos primos, probablemente podríamos habernos llevado bien, pero entiendo que las cosas cambiaron para nosotros —Decir «primos» dejo un sabor amargo en mi boca. La expresión de Alex cambio, como si hubiera tocado una fibra sensible.
—Eso ya lo sé —Dijo apartando mi mano de la suya. Por alguna razón cuando deje de tocarlo se sentía vació. Casi incorrecto... Podríamos tener una linda amistad si tan solo él se sintiera de la misma forma que yo—. Lamento ser tan gilipollas, ya te lo dije, no eres tú.
—Bien, entonces deja de hacerme creer que si —Alex hizo una mueca, concediéndome que probablemente tenía razón—. Entonces, ¿Podemos irnos y pasarlo bien? —le sonreí, esta vez, una sonrisa totalmente real. Él se encogió de hombros y asintió.
—Bueno, ahora vámonos —propuse dirigiéndome a la puerta.
***
Alex me llevo al Museo Británico. ¡Era hermoso! Recorrimos todo el lugar hasta llegar a un lugar lleno de libros. Se llamaba "sala de lecturas" cuando lo vi grite de la emoción. Amaba los libros.
—¡Oh por Dios! —Mire a Alex a los ojos pidiéndole sin decir una palabra que me dejara ir a ver todos los libros. Él asintió con la cabeza y sonrió. En ese momento olvide los libros y me quede mirando esa hermosa sonrisa. Nunca vi una sonrisa suya. Quiero decir, nunca vi una sonrisa que no fuera de burla, pero esta era original, esta era la que yo quería cuando hablara conmigo. Desde que llegue siempre me miraba con enojo o no me miraba.
Al tragar saliva, supe que estaba tensa. Al dejar de sonreír, mire sus ojos. Su expresión cambio completamente, ahora estaba concentrado solo en mí y eso hizo que todo mi cuerpo se calentara. No separamos nuestros ojos en ningún momento hasta que una pareja empezó a discutir.
—¡Mira como la mira él a ella! —Dijo la chica rubia señalándonos—. ¡Tú nunca me miraste así! ¡Admítelo! ¡Nunca me quisiste! ¡Estoy harta de tratar y tratar de que me ames! ¡Sé que nunca lo harás! Soy solo otra que se ha metido en tu cama —El chico que venía con la chica, la agarro del brazo muy fuerte, ella hizo una mueca de dolor.
—La está lastimando — murmuré cerca de Alex. Vi como tenso completamente su mandíbula
—Suéltala, ahora —bramó Alex al chico. Su voz amenazante me puso la piel de gallina.
El chico soltó a la chica, casi tirándola al suelo, como si fuera un pedazo de basura que olvido desechar.
Que infeliz.
—Tú no te metas, imbécil. Vete con tu mocosa a otro lado... —El infeliz me miro a mí, de arriba abajo, lamiéndose los labios— Si no quieres, yo con gusto lo haría.
¿Esta persona era real? ¿Estaba drogado o algo así?
—¿Qué has dicho? —Se notaba que Alex estaba apretando los dientes y su voz estaba envuelta en una enorme furia. Podía ver su vena del cuello desde aquí.
—¿Qué? Amigo, somos hombres, sabes de lo que hablo. Tiene buenas tetas
No, este hombre no podía estar en sus cabales, ¿cómo podía faltarme el respeto fortuitamente?
Fue entonces cuando todo exploto.
Alex se acercó hecho una furia hacia el sujeto, pero fui más rápida y decidí meterme en el medio.
—Alex ignóralo, vámonos —Le supliqué poniendo mis manos contra su pecho.
Enseguida vio que prácticamente estaba rogándole retroceder. No quería que lo golpearan ni tampoco que golpeé a alguien, aunque el bastardo detrás de mí se lo merecía.
Él me hizo caso y se dio media vuelta para dirigirse a la salida cuando el otro idiota abrió la boca.
—Eso es. Hazle caso a tu novia. Haces muy bien. Seguro más tarde te da una galletita de premio —Se burló.
Muy mala idea.
Alex se dio la vuelta y golpeó al chico en la mandíbula, lo que causo que cayera.
1.Museo Británico: expone las obras de la humanidad desde la prehistoria hasta la época moderna en todo el planeta. Destacan la piedra Rosetta, las esculturas del Partenón y las momias de la colección del Antiguo Egipto
***
—¡Alex! ¡No! —Le grité cuando vi que aún seguía golpeándolo en el piso. No se detuvo.
—¡Por favor! ¡Para! —No lo hizo. Estaba imparable.
Hice lo único que se me ocurrió.
Me tiré arriba de su espalda, tratando de detener sus brazos en pleno movimiento. —Detente
Fue casi un susurro en su oído. Lo detuvo. Dejo de golpear al hombre debajo de él.
Mis brazos quedaron alrededor de su cuello una vez dejo de moverse. Era lo más parecido a un abrazo que nos dimos. Necesitaba que se calmase.
—Vámonos —masculló levantándose y dirigiéndose a la puerta.
—Tú no te vas a ningún lado —Dijo el chico agarrando del hombro a Alex, haciendo que se dé la vuelta. Él le dio un puñetazo en la comisura de su labio. Alex cayó al piso al instante—. No te metas conmigo.
El chico se dio la vuelta y agarro de nuevo el brazo de su novia. Se fue bastante rápido arrastrándola a ella con él.
Asustada, me arrodillé para ver cómo estaba Alex. Su labio estaba sangrando. Lo toqué y él se estremeció debajo de mi mano. La aparté enseguida y vi en los ojos de Alex que había una especie de arrepentimiento al hacerlo, pero después de unos segundos volvió a ponerse frío, se levantó y se fue. Yo lo seguí y todo el camino solo me ignoro.
Cuando llegamos a casa subió a su cuarto. Solté un suspiro. Soy una estúpida, arruine todo. Si no le hubiera dicho nada a Alex, tal vez él no hubiera intervenido.
Debería haberme hecho cargo yo misma de la situación y empujar a ese cabrón para que dejara de tocar a esa chica, no podía permitir que la tratase como quisiera.
Claramente ese hombre no estaba en sus cabales, hacer lo que hizo en público no podía venir de alguien sano.
De inmediato recordé el labio sangrante de Alex. Así que fui al baño a buscar jabón y gasas. Mi madre siempre me ponía jabón blanco en la herida y después una gasa arriba de ella, claro, después de regañarme por ser tan descuidada.
No estaba segura de si debía o no ir a la habitación de Alex. Se lo veía molesto. Pero, de todos modos, decidí subir a la habitación y toqué la puerta, porque obviamente yo nunca aprendo de mis errores. Alex abrió, me miro a mí y luego a las cosas que tenía en las manos
—Creo que tengo que curar esa herida —indiqué encogiéndome de hombros. Él no dijo nada, solo dejo la puerta abierta y entro de nuevo a la habitación.
Me sorprendió que me dejara entrar sin ningún tipo de queja. Cerré la puerta detrás de mí y vi su habitación, tiene posters de bandas de rock: Kiss, The Rolling Stones, The Beatles, AC/DC, Guns N' Roses; también un montón de libros, los cuales están esparcidos al lado de su cama. Su habitación no es nada parecido a lo que imagine. Pensé que era de esos chicos que tenía posters de chicas en bikinis y los sobres de condones en toda la habitación. ¿Y qué más podía pensar? Con la escena del otro día con esa chica imposible no pensar que fuera ese tipo de chico. Vi que Alex me miraba mientras yo observaba su habitación. Me sonrojé y me aproximé a él.
—Siéntate en la cama así se me hará más fácil —Alex es mucho más alto que yo. Debe medir alrededor de 1,85 o incluso más.
Él hizo lo que le pedí y yo me arrodillé enfrente de él. Empecé a pasar el jabón blanco en la herida y él hizo una expresión de dolor
—Lo siento —Lamenté y empecé a pasar el jabón suavemente, estaba casi temblando, no podía dejar de pensar que estaba tocando sus labios. Eran muy bonitos, rosas y bastante carnosos. Llaman la atención enseguida.
¿Por qué pensaba en los labios de Alex? No tengo idea.
Mientras lo curaba nuestras miradas se encontraron. Alex me miraba fijamente otra vez. Mi pulso empezó a acelerarse. Nerviosa puse la gasa en la herida.
—Listo —Tartamudeé aún arrodillada y mirándolo.
—Gracias Hel—Esas palabras saliendo de la boca de Alex me dejaron impactada. Las dijo con mucha dulzura. Aún seguíamos en la misma posición solo que nuestros rostros un poco más cerca.
—No hay problema Alex —Me limité a decir—. De todos modos, eso fue mi culpa.
—No lo fue, solo hiciste un comentario, no hiciste nada incorrecto —Dijo casi en un susurro—Casi mato al chico. Era un idiota
—Si lo era —No podía creer que tuviéramos una charla tranquila sin ningún tipo de agresividad por ninguna de las partes. No lo hubiera imaginado.
Alex acercaba su cara a la mía, y esta vez no estaba confundida por el viaje, realmente él estaba acercándose peligrosamente a mí. Los labios de Alex y los míos estaban a centímetros de tocarse. Estaba perdida. No podía reaccionar. No sé qué me está pasando en este momento. Jamás tuve esta sensación con nadie y al pensar eso, Kyle apareció en mi mente. Con Alex estoy teniendo sensaciones que no sabía que existían.
Nuestros labios se rozaron. Quería más...
Dios mio,
No puedo creerlo.
Yo en serio quería que me besara de verdad. Mi respiración y la de él se volvió más rápida y más profunda. Podía sentir su aliento cálido en mi cara, en mis labios.
¿Esto es la atracción física? Dios, si esto era, no quería parar de sentirla.
—¡Alex! ¡Ya regresé! —Grito Amanda.
Al instante me separé de Alex. Obligándome a aclarar mi mente. Kyle. Piensa en Kyle. ¿Cómo no puedo pensar en mi novio? —Gracias por salir conmigo esta tarde lo aprecio mucho —Me dirigí a la puerta y él me agarro de la mano. Al sentirlo una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo y me hizo estremecer.
«Necesito que me sueltes, por favor.»
—¿Tú quieres ir el sábado a Hampshire conmigo? Es un lindo lugar y... —Lo interrumpí
—No puedo —Me apresuré a responder, estaba demasiado nerviosa. Sabía que no sería buena idea si nosotros dos volvemos a estar solos, él está intentando hacer algo que no está bien y yo estoy permitiéndolo.
—¿Qué ocurre? —preguntó confundido. Ayer estaba reclamándole su mal trato y ahora le estoy pidiendo que se aleje. Debe pensar que estoy loca, lo cual, no descarto.
—Tengo novio.
Al instante que dije eso, la expresión en el rostro de Alex dio un vuelco, empezó a reírse como si fuera la mejor comediante del mundo. Quería golpear mi cabeza contra la pared. —¿Qué tiene que ver? ¿Acaso tú piensas que yo...?
—Eso creí, pense que estabas a punto de... —¿Yo entendi todo mal?—. Lo siento, malinterprete la situacion. Yo... Si, me gustaria ir contigo.
Él seguia riendose, pero de todos modos se instalo un silencio Incomodo del cual iba a salir de inmediato.
—¿Alex Norlt me está invitando a salir por su cuenta? —Bromeé— Que honor.
Alex se encogió de hombros como restándole importancia al asunto. Casi podía ver su comisura elevada.
—Si quiero ir — volvi a decir, esta vez con una sonrisa idiota en mi rostro. En este momento quería abofetearme ¿desde cuándo actuó así?
Este tipo de comportamiento me volvia a afirmar que no deberia ir con él...
—¿Pasado mañana podrás, cierto?
—No lo sé. Debo ver mi agenda a ver si estoy libre —rodeé los ojos y solté un pequeño bufido. Por supuesto que estaba libre.
Alex se acercó velozmente a mí. Tanto que nuestros pechos pudieron tocarse. —Créeme, lo estarás
¿Por qué hacía eso de repente? ¿Quiere que me agarre un ataque al corazón? Él se dio cuenta de mis nervios, así que levanto la comisura de su labio y sus cejas. Ahora Alex sabia el efecto que tenía cuando se acercaba a mi o cuando me miraba. —Tranquila, no hare nada porque tienes novio, ¿Cierto?
¿Queria que respondiera? ¿Como podia pretender que siquiera pudiera respirar con él tan cerca?
Luego de unos segundos miro a la puerta y dio varios pasos para atrás.
—Alex, ¿Acaso no escuchaste que llegue? —preguntó Amanda mientras abría la puerta. Por eso Alex se separó de mi tan rápido. Cuando Amanda nos vio a los dos juntos sus ojos se abrieron como platos—. Pensé que no se hablaban. Se ve que me perdí de mucho estos días que estuve ausente.
—No te perdiste de mucho, ayer empezamos a hablar. Nos llevamos un poquito mejor —Dije acercándome a ella.
—¿Un poquito mejor? —Dijo Alex levantando la comisura de su labio aun herido.
—¡Hijo! ¡¿Que te paso en la boca?! —Grito Amanda como cualquier madre preocupada. O bueno, como una madre exagerada preocupada.
—Nada importante mama. Solo un idiota
—Si es algo importante ¡mira cómo te dejo el labio! —exclamó Amanda tocando el labio de su hijo haciendo que Alex haga una mueca de dolor.
—Bueno yo los dejo solos. Me voy a mi habitación —informé retirándome lentamente, esperando que no dijera nada de mañana, tal vez podia safarme de esa salida si me encerraba en mi cuarto dos dias y no volvia a salir de el para no dar explicaciones.
¿Buen plan, no?
—¡El sabado a las 3! ¿Te parece? — propusò Alex antes de que entrara a mi habitación.
Maldicion.
—Está bien —respondí.
Mi mirada se fue a la de Amanda y vi que había cierto odio en sus ojos al mirarme. Si las miradas mataran yo estaría muerta justo ahora.
Lo primero que hice fue acostarme exhausta. Después pensé en lo que paso en el cuarto de Alex ¿Qué hubiera pasado si Amanda no nos interrumpía? ¿Qué me está pasando? Alex hace que me pasen cosas raras. Cada vez que está cerca, mi corazón se acelera y siento algo así como cosquillas en mi estómago. ¿A eso no se le llaman mariposas? ¿Me siento atraída por él?
Es imposible.
Tengo a Kyle. Estoy enamorada de Kyle. Aunque no conteste mis llamadas, ni mis mensajes hace una semana, sé que el aún me quiere, solo que está herido porque piensa que tuve relaciones con alguien. No me dejo que le explicara.
Tome mi teléfono y lo llame. Deje que el teléfono suene hasta que entro al buzón. Le deje mi mensaje número veinte explicándole que había pasado y que me perdone, pero él sigue sin contestar ninguno.
Lo extraño y extraño Seattle.
Quisiera volver...
Hampshire:Esta es una importante zona turística y un parque nacional en Hampshire en el sureste de Inglaterra, está cubierto de bosques y áreas verdes, resulta muy popular entre los turistas y residentes.