CAPÍTULO CATORCE Alec sostenía la cabeza en las manos tratando de detener el dolor mientras el carro, lleno de muchachos, se tambaleaba por el camino como lo había hecho toda la noche. Los baches y topes parecían nunca acabar, y este primitivo carro de madera con barras de hierro y ruedas de madera parecía haber sido construido para que fuera lo más incómodo posible. Con cada salto, la cabeza de Alec golpeaba con la madera detrás de él. Después del primer hoyo estaba seguro de que esto no podía continuar por mucho tiempo, que el camino pronto terminaría. Pero pasaron las horas y ahora parecía como si el camino solo fuera a empeorar. Había estado despierto toda la noche sin esperanza de poder dormir, si no era por los saltos era por el olor de los otros muchachos, por los codazos y empujo