En la hacienda, Parte 4

1731 Words

Don Ricardo insistió en que me sentara a almorzar con ellos en la mesa. No se supone que yo deba hacer eso, ya que la regla de oro de los guardaespaldas es no tomarse de a muchas confianzas con el protegido y su familia, pero dado a que soy amiga de Carlos, obviamente don Ricardo no iba a dejar que yo almorzara en la casa de la servidumbre. Todos tenemos una copa de vino menos Gustavo. Claro. De a ratos se me olvida que él fue alcohólico y teme tener alguna recaída si vuelve a probar siquiera una gota de alguna bebida embriagante, así que prefiere estar alejado de la tentación. —Y dime, Carolina, ¿a qué se dedican tus padres? —me pregunta don Ricky mientras comemos los exquisitos espaguetis que él preparó. —Tienen un restaurante en la comuna 13 de Medellín —respondo, y el patriarca d

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