Noah se volteo, tendría que buscar su nuevo salón de clases. Camino con dificultad entre los demás niños y niñas que hablaban, gritaban y corrían de un lado a otro. Aquel no era su lugar favorito y no lo seria, no era el típico niño que gritaba siempre.
Noah miro su horario, iba a Matemáticas. Pensó que quizá lo mejor era ir a la oficina de el director y que le dijera dónde estaba su aula, porque estaba totalmente perdido; para cuando compro su solicitud para entrar a ese colegio había acompañado a su padre y sabía donde quedaba la dirección, fue lo más rápido que pudo, la secretaria lo miro fijamente al entrar.
- ¿Necesitas algo cariño? –le sonrió
- Si…es…que…no sé cómo llegar a mi salón, soy nuevo –dijo Noah
- Es cierto, eres el único que ah entrado a mitad de año –dijo la secretaria –espera allí, sacare una copia de un formulario y luego, te llegare a tu salón ¿Está bien?
- Muy bien –sonrió Noah –muchas gracias
- De nada, cariño –sonrió
Noah se sentó en un sillón que estaba allí, mientras observaba las clases que tendría. La secretaria tecleo unas cuantas letras en la computadora e imprimió lo que necesitaba, se levanto y entro a la oficina del director, a entregarle el papel. Luego, salió y se acerco a Noah.
- Ya podemos ir –le sonrió
- Bien –sonrió Noah, tomo sus cuadernos y se levanto del sillón
La secretaria camino al lado de Noah.
- Bienvenido, por cierto –le sonrió
- Gracias –sonrió Noah
- Eres bastante alto para tu edad –dijo la mujer
- Eso dicen –dijo Noah
La secretaria rio.
- Eres un encanto –sonrió la mujer
Noah rio.
Los pasillos ya estaban vacios, la campana había tocado y todos habían entrado a sus salones. La secretaria lo llevo hasta su salón.
- Espero que tengas un buen primer día –dijo
- Yo también lo espero –sonrió Noah
La secretaria rio.
- No estés nervioso –sonrió la mujer –todo te ira muy bien, ahora me tengo que ir, la profesora de Matemáticas dijo que vendría un poco tarde hoy, te caerá muy bien
Noah asintió.
- Adiós –dijo ella
- Adiós –dijo Noah y la secretaria dio taconazos de regreso a su oficina
Noah respiro hondo y tomo el picaporte, lo volteo y entro. Los niños se tiraban papeles, reían a un volumen bastante alto que irritaba mucho a los oídos de Noah, nadie le presto atención, solo como 2 niñas se dieron cuenta que él había entrado al salón de clases, Noah busco un asiento vacío… al encontrarlo se dirigió de inmediato hasta allí y se sentó, dejando sus cuadernos sobre la mesa.
Miro a todos los niños y se sintió muy mal al no ser tan “niño” como todos.
A los minutos la profesora llego abriendo la puerta a gran velocidad, casi cayéndose puso una torre de libros sobre su escritorio, Noah trataba de verla, pero solo le miraba la espalda y su cabello desordenado y por un momento llego a sentir lástima por la mujer.
Estaba dispuesto a levantarse e ir a socorrerle. Pero prefirió quedarse allí, era lo mejor.
La profesora se acerco a el pizarrón y borro lo que estaba escrito y empezó a escribir. Noah se quedo mirando lo que ponía.
‘Ya que se que no me pondrán atención y estarán de malcriados, se tendrán que aguantar un buen castigo, 2 planas de 200 líneas que digan “Debo ser educado y bien portado en el salón de clases” estas planas las quiero a primera hora de mañana en mi escritorio’
Cuando termino de escribirlo, con el plumón empezó a golpear la pizarra aun sin voltearse a ver a sus alumnos. Noah estiro un poco mas su cuello para poder mirarla, era un ruido realmente molesto el que hacía y los niños aun no se callaban.
Noah se tapo los oídos, su cabeza explotaría ¡El explotaría! Tiro su silencio al infierno y se paro sobre su asiento…
- ¿¡PUEDEN CALLARSE YA TODOS!? ¿¡NO VEN LO QUE DICE LA PIZARRA!? ¡ESTAMOS FRITOS TODOS! ¡SON MUCHAS LINEAS! ¡ASÍ QUE CALLENSE TODOS O NOS DEJARAN MAS! –grito Noah a todo pulmón, hasta quedar completamente rojo
En ese momento todos se callaron, todo era sereno, mientras Noah respiraba agitadamente aun arriba del asiento. Noah miro hacia donde estaba su profesora y sus ojos se abrieron con lo que estaba viendo.
- Ya puedes sentarte, gracias por eso –dijo
Noah se quedo estático mirándola.
- ¿Te encuentras bien? –dijo
Noah no dijo nada y siguió mirándola.
- Tú debes de ser el nuevo ¿No es así? –dijo
Noah asintió.
- Si –dijo Noah más bajo de lo que hubiese creído
- Siéntate, por favor –dijo –todos…siéntense –dijo mirando a todos
Todos asintieron y se acomodaron en sus asientos. Noah tambaleante y tiritarte se bajo de su asiento y se sentó.
- Bien –sonrió –tú debes de ser… -saco su carpeta y saco un hoja de papel bond –debes de ser Noah Augustus Maine Evans ¿No?
Noah asintió.
- No debes de ser tímido –sonrió –debes ser como fuiste hace unos segundos
- Ok –dijo Noah
- Yo soy la maestra guía de este salón –dijo –mi nombre es Emily Jane Evans, mucho gusto en conocerte, Noah… tenemos el mismo apellido –le sonrió
‘Mamá…’