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1088 Words
Harby… La observo caminar por la Galería, pero sin detenerse en ninguna tienda ni mirar lo que vinimos a buscar ya que se encuentra hablando por celular y parece muy interesada en ello. Por su conversación descubrí que es médico y vive en Suiza. Mientras camina frente a mí, la detalló. Es muy hermosa, su cabello castaño tan igual al de Guido, sus rasgos son delicados y muy femeninos. Sus ojos son como estar viendo una humeante taza de café. Su cuerpo es una maravilla, en pocas palabras ella es simplemente hermosa. Desvió un momento mis ojos a mi reloj y veo que se nos hace tarde y ella aún no ha buscado el vestido. -              Disculpe señorita – digo y ella se vuelve a verme de frunciendo el ceño – debe buscar que ponerse. -              Discúlpeme un momento – dice y veo que pone silencio, toma su bolso y saca la tarjeta que su padre le dio antes y me la entrega – elija lo que quiera, menos algo rosado. Voy a estar en mounir para que me arreglen el cabello y maquillen. -              Pero... - trató de hablar, pero ella me ignora y comienza a caminar dejándome sorprendido - ¿y que se supone que debo comprar? Comienzo a caminar buscando algo que me guste y pueda gustarle a ella, pero no encuentro nada. He comprado ropa femenina antes, para las putas de Guido, pero no creo que sea correcto que compre lo mismo para Chiara. Así que decido buscar ayuda Doria la única amiga que tengo realmente. -              Hola Har – me saluda -              Necesito tu ayuda – digo parado frente a la tienda de la cual es dueña. Ella cuenta con una cadena de tiendas donde vende ropa y accesorios de todas las marcas famosas. -              ¿Cómo estás? Yo estoy muy bien – responde sarcástica -              Necesito un vestido y unos tacones – digo viéndola fruncir el ceño. -              ¿vas a convertirte en travesti? – pregunta alejándose un poco de sus compañeras. -              Sabes perfectamente que sería un desperdicio – la veo morderse el labio inferior mientras su mirada se oscurece. Ella y yo tenemos una especie de relación como de Amigos con derechos, aunque solo es sexo ya que ella odia las relaciones serias y yo simplemente no puedo olvidar a mi esposa.   -              Ven a la tienda creo tener algo – responde recobrando la postura y es cuando me observa – idiota. Entro rápidamente y ella me saluda con un beso en la cúspide de mis labios. -              Que placer verte – digo y ella sabe a qué me refiero, me guiña un ojo y de forma disimulada me guía por la tienda hasta la parte trasera donde se encuentra la bodega. Una vez allí se lanza sobre mí y yo gustoso la recibo. Nos besamos de forma intensa mientras siento como desabrocha mi cinturón y abre mi pantalón. Sus manos se colan dentro de este y atrapan mi m*****o que reacciona a su tacto. Meto mi mano entre su cabello y la tomo con un poco de fuerza alejándola de mí. Ella me sonríe y se pone de rodillas frente a mi dejando su rostro justo frente a mi m*****o. Sin dejar de mirarme a los ojos, saca su lengua a comienza a lamer como si de un helado se tratara. Cierro los ojos disfrutando de tan magnifica mamada hasta que no puedo más, la tomo por los hombros levantándola de golpe. Ella me observa con lujuria, pero la estampo contra la pared haciendo que me dé la espalda, bajo hasta su pantalón y de tirón se lo bajo hasta las rodillas. Hago lo mismo con el mío y la penetro fuertemente escuchándola gemir. -              Silencio – digo sujetándola del cuello, la embisto fuertemente jadeando en su oreja mientras con la otra mano l sostengo del vientre -              Harby – susurra suplicante mientras siento su interior contraerse – Harby... por favor – pide y yo aumento mis embestidas haciendo que ella se corra. Continuó embistiéndola hasta que siento que estoy por correrme salgo de ella y hago que se ponga de rodillas a mí. Ella comienza a chupar hasta que me corro en su boca descargándome por completo. -              ¿vas a ayudarme? – preguntó ayudándola ponerse de pie para que quede frente a mí. -              Espérame cinco minutos y soy toda tuya – dice sonriendo mientras me acomodo el pantalón. -              ¿mas? – enarco una ceja mirándola y ella me muestra el dedo medio. -              Jodete – responde mientras se acomoda su ropa – espérame allí afuera y de paso más mirando. Salgo de la bodega y voy a recorrer la tienda hasta que algo llama mi atención. Es un vestido gris perla con detalles blancos en la cintura. -              Quiero este – digo sabiendo que Donia está junto a mí. -              Es un hermoso Alexander Wang – responde ella sonriendo - ¿alguna novia? -              No, es alguien de quien no te puedo hablar – respondo y ella enarca una ceja. -              Me lo llevo, - digo y ella le asiente a una de sus empleadas que viene por el – necesito unos tacones que hagan juego, de preferencia Christian Louboutin. -              Te recomiendo unas sandalias del mismo color y tengo las indicadas para ese vestido – dice mientras caminamos a la sección de zapatos. Allí toma unas sandalias del mismo color del vestido. -              Son bonitas – digo y es verdad son muy bonitas y espero que a Chiara le guste. - ¿estarás esta noche en la fiesta de Donato? -              Si, Guido me invito – responde mientras caminamos hacia la caja y entrego mi tarjeta. – además de que yo estoy encargada del vestuario de él y su padre. -              Entonces nos vemos esta noche – digo y ella me guiña un ojo. -              Escogí un hermoso vestido n***o que te dará fácil acceso – responde mientras me entrega una bolsa donde va el vestido y otra donde están los zapatos. Cuando salgo de la tienda rumbo al salón de belleza, pero veo una joyería en el camino y decido arriesgarme. Entro y busco algo que haga juego con el vestido. Elijo unos hermosos pendientes de diamante cuadrado, muy sencillos pero hermosos.  Una vez los empacan retomo mi camino hacia el salón de mounir donde la veo mientras la peinan. La observo un instante y siento que debo apartarme de ella porque podría ser mi perdición y no puedo permitirlo. Me adentro al salón y voy hasta ella, quien al verme me regala una hermosa sonrisa que me deja sin aliento. -              Gracias por ir a comprarlo – dice aun sonriendo. -              Espero que le guste lo que elegí – digo seriamente para luego alejarme de ella.
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