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1036 Words
Al volver al apartamento entró directo a la cocina donde comienzo acomodar la comida que acabo de comprar, además de alistar las cosas que necesito para hacer la cena. Pero mientras lo hago pienso en que quizás Chiara debe descansar. Así que dejo todo para preparar las tarde, camino hasta la que es mi habitación temporal y me doy una ducha resintiendo aún el color que esa morena me dio. Al salir decido ponerme solo un chándal de color azul rey. Tomo mi portátil y voy al salón. Comienzo a revisar algunos asuntos sobre mis negocios fuera de la organización Santoni. Cuando comencé a recibir grandes cantidades de dinero, decidí invertir el dinero creando empresas, pero manteniéndome a la sombra ya que de alguna u otra manera la oscuridad en la que mantengo me atrae de sobre manera. Dejo todo en orden y me doy cuenta de que han pasado cuatro horas por lo que decido ir a darle una vuelta a la hermosa morena que ronda mi mente a cada instante. Al entrar en la habitación la encuentro aún dormida por lo que la observo un instante. salgo la habitación y voy a la cocina a preparar la cena para ella. Preparo unos tallarines de arroz con salsa pesto, cuando estoy terminando siento un delicioso olor a francesas y escuchas sus delicados pasos. -              Huele delicioso – dice entrando a la cocina aún con los ojos cerrados. La observo y se ve hermosa, esta descalza, despeinada y bostezando. Se sienta en una de las sillas qué hay en la barra de la cocina. Sacudo la cabeza y le sirvo rápidamente la cocina. Ella me observa y noto que abre. Los ojos para luego fruncir el ceño. -              No debiste molestarte – dice tomando un tenedor para comenzar a comer – esto está delicioso – dice en un gemido que hace que la piel se me erice. -              Es mi deber – digo y quiero golpearme por esa estupidez que acabo de decir. Veo que su expresión cambia y me observa con molestia. -              Por supuesto – dice mordaz, trato de enmendar mi estupidez, pero su celular suena y ella se levanta de golpe para luego correr hasta su habitación. La sigo y cuando llegó la escuchó hablar. – se supone que estaba bien – dice caminado de un lado a otro – Leandro, ¿hiciste todo lo que te dije? – pregunta preocupada y yo enfurezco al escuchar el nombre de ese imbécil. – salgo en este momento. – la veo colgar mientras entra a su closet. Entro tras ella y la veo cambiarse. -              ¿A dónde crees que vas? – preguntó viéndola cambiarse de ropa. -              Debo ir a la clínica, Sebastián tiene un ataque – me responde cambiándose sin importarle ir esté yo aquí. -              Tú no vas a ningún lado – digo molesto -              Me importa una mierda lo que pienses o lo que mi padre te haya enviado hacer – me enfrenta – ese niño me necesita y voy a ir te guste o no. -              No creo que quieras desafiarme – endurezco la mirada y veo que en sus ojos que se rinde. -              Te lo pido – dice bajando la guardia – te lo suplico si quieres, déjame ir o ven conmigo, ese niño de verdad me necesita.  – si tono de voz me deja desarmado y a regañadientes accedo a su petición. Salgo de la habitación rápidamente y voy a la mía a cambiarme mientras ella termina de alistarse. Al salir ya listo veo que ella también lo está, así que caminamos directo al ascensor en completo silencio. Durante el camino su celular no para de sonar y ella le dice a quién sea que la llama, que está por llegar. Una vez en la clínica luego de aparcar, Chiara corre hasta la habitación en la que se encuentra el niño. La imagen es desgarradora, aunque para mi quien realmente me importa tanto física como emocionalmente es Chiara. Una enfermera se acerca entregándole su bata, guantes y estereoscopio. -              Espérame aquí – dice ella dirigiéndose a mí atándose el cabello al tiempo. La veo entrar a la habitación y en un instante toma el control de la situación. Así que dos horas más tarde estamos saliendo de nuevo de la clínica dejando al niño estable. -              Gracias – dice sentándose a mi lado en el auto. -              No es nada – respondo poniendo el auto en marcha. La veo acomodarse en su asiento e instantes después se queda dormida. Me concentro en el camino al mismo tiempo que la observo dormir hasta que algo llama mi atención en el retrovisor. Una camioneta negra nos está siguiendo desde que salimos de la clínica. Me vuelvo a ver a Chiara dormida a mi lado y por primera vez después de muchísimo tiempo siento autentico miedo. Se perfectamente que están tras ella lo que hace que mis alarmas se enciendan. Todo pasa tan rápido que apenas si puedo reaccionar cuando siento un fuerte golpe contra la camioneta. -              Mierda – digo lanzándome sobre Chiara al tiempo que tomo mi arma. -              ¿Qué pasa? – pregunta ella asustada cuando escuchamos disparos que impactan contra la camioneta. -              Quédate donde estas – digo protegiéndola con mi cuerpo – la camioneta tiene es blindada pero el blindaje no es muy resistente – siento su cuerpo temblar de miedo y eso me enfurece – eso me dará un poco de tiempo. Levanto la mirada tratando de observar hacia fuera. Cuento cinco tiradores y creo que podré con ellos. Pero primero debo asegurarme de que Chiara esté bien. Así que la hago agacharse en el espacio donde se ponen los pies del copiloto y hago que me mire a los ojos. -              Quiero que te quedes aquí – digo y ella comienza a negar con la cabeza – sí, voy a tratar de acabar con ellos, aunque me cueste mi propia vida no permitiré que lleguen hasta ti.   -              Harby... – dice asustada pero mi nombre en sus labios es como el cielo para mí. -              Mírame – digo y ella lo hace – una vez salga del auto, quiero que llames a tu padre para que venga por ti. Sin resistirlo más la tomo del cuello y la beso de forma intensa para luego alejarme, más que dispuesto a dar mi vida por la de ella.
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