- ¿Cómo que despediste a Sara? - preguntó Erik con los ojos totalmente abiertos del asombro. Asentí con la cabeza gacha, pensé que había sido la mejor decisión, pero la extrañaba demasiado. Recordé la mirada de furia que me dirigió antes de irse. Una lágrima corrió por mi mejilla, la limpie con rapidez. - La perdí – susurré. Erik negó con la cabeza, me miraba con una especie de lastima. - Pero que has hecho Ernesto. Me llevé la mano a la sien tratando de ocultar mis ojos cristalinos, aunque no podía ocultar mi tristeza de Erik el me conocía muy bien. - Fue lo mejor, no soy buen hombre para ella – le dije entrecortando la voz. Erik se sentó en la silla frente al escritorio abriendo sus ojos marrones. - Pero que dices, todas las chicas quisieran estar contigo… mírate atr